El Trabajo de Dios - Apostolado
El Gran Jubileo 2000
El Trabajo de Dios - Jubileo 2000
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El Jubileo y las Indulgencias

Indulgencias Parciales y Plenarias se pueden ganar aun diariamente fuera del Año del Jubileo, pero por causa de esta ocasión santa nosotros somos animados a obtener indulgencias con frecuencia en este año de santificación.

Ha sido la costumbre de la Iglesia Católica el conceder indulgencias durante el Año del Jubileo. Estas varían de un Papa a otro, pero básicamente requieren que la persona este en estado de Gracia, después de haber tenido una confesión personal con un sacerdote y haber recibido la Sagrada Comunión.

Aunque la confesión no se requiere diariamente, la persona tiene que tener confesiones frecuentemente para asegurarse de recibir al Señor dignamente en la Sagrada Eucaristía.

Una Indulgencia Plenaria, la cual es la remisión temporal del castigo por todos los pecados cometidos, se puede ganar diariamente durante el Año del Jubileo. Indulgencias parciales se pueden ganar también de muchas maneras.

Uno de los requisitos para la Indulgencia Plenaria es de rezar por las intenciones del Santo Papa, de estar en una buena y fiel disposición espiritual y de cumplir las prácticas requeridas.

Las oraciones normales requeridas por las intenciones del Santo Padre son el Credo, un Padre Nuestro y una Oración a la Virgen María, estas se pueden decir en lugares designados por los Obispos locales tales como Catedrales, Iglesias, Santuarios o en la casa.

Una indulgencia plenaria también se puede ganar cumpliendo los requisitos de las oraciones por el Santo Padre, la confesión y el estado de gracia, unidos a actos de caridad tales como visitar familiares, amigos o gente necesitada, trayéndoles la Presencia del Amor de Cristo.

Podemos encontrar a Cristo en aquellos que están en necesidad, especialmente los ancianos, los enfermos, los encarcelados, los imposibilitados, los marginalizados, los pobres de espíritu y todos aquellos que necesitan la caridad incluyendo las almas del Purgatorio.

Y por supuesto los actos de mortificación, abnegación, abstinencia, dar limosnas o toda clase de caridad pueden meritar la Indulgencia Plenaria en muchos casos.

Nunca podemos ganar demasiadas indulgencias, puesto que estas siempre se rebosarán sobre aquellos en necesidad de gracia. Así que tomemos esta santa oportunidad del Gran Jubileo 2000 para meritar tantas indulgencias como podamos, llamemos la Misericordia de Dios para que inunde la tierra, recemos para que la fuente de la Gracia se derrame y vierta de paz, amor y gozo esta humanidad tan árida.

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