Jesús:
Hijo mío, cuando tu reces Yo quiero pedirte que medites en la unidad de cuerpo, mente, alma y espíritu, siendo esta la forma en que tú te debes de entregar a tu Señor.
El cuerpo es débil, dominado por las tendencias de la carne y por esto cae, de esta manera no es digno para la perfecta adoración. La mente esta contaminada por malos pensamientos y recuerdos; por esto falla para dar una adoración perfecta.
El alma esta herida por los pecados anteriores y es solamente por mi preciosa sangre que se sana de todas sus iniquidades. El espíritu es mi perfecta imagen en ti, pero tiene que estar unido al cuerpo, la mente y el alma para que tu ofrecimiento se pueda convertir en perfecta adoración en espíritu y en verdad.
Por esta razón tienes que ascender a mi trono con tus oraciones, con total confianza y abandono, como un niño pequeño.
Ama a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con toda tu fortaleza y deja que tu espíritu se levante ante mí para que me puedas adorar en espíritu y en verdad.
Mensajes de Jesús, María y Dios el Padre. |