Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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No he venido a llamar a justos, sino a pecadores
Año A - 10o Domingo en tiempo ordinario - Mateo 9:9-13
9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. El se levantó y le siguió.
10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?
12 Mas él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.
13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores
Cuando yo vi a Mateo por primer vez le dije: “Sígueme”. El no dudó sino que me siguió. Había algo especial en él que le hizo entender que se le acababa de presentar una gran oportunidad.
El era un pecador tal como son todos mis seguidores, antes de que escuchan mi llamado. Él estaba muy contento de conocerme y me invitó a su casa. Por un momento, estaba disfrutando simplemente de la oportunidad de ser visto en mi compañía, puesto que Yo era una persona muy importante en los ojos de los hombres. Mi invitación sin embargo era mas fuerte de cualquier cosa que él se pudiera imaginar.
Cuando Yo digo, “Sígueme”, Yo toco el alma y el espíritu por dentro. Yo abro los ojos del espíritu a todos los que viven en la oscuridad para que se puedan regocijar en mi luz. Yo toco la oscuridad de la ignorancia para irradiar la luz de mi sabiduría, y para aquellos que son suficientemente humildes de escuchar y seguirme, mi gracia les concede la conversión y la santificación.
La mentalidad de los Fariseos era muy crítica. Etaban celosos de mis enseñanzas y buscaban encontrar falta en todo lo que Yo hacía. ¿Por qué come su maestro con publicanos y pecadores? le preguntaban a mis discípulos.
¿Para qué es que Dios busca el pecador, sino para el propósito de salvarle?
Bien, para todos aquellos que subestiman mi misericordia, Yo debo decirles que están totalmente ciegos, puesto que Yo vine al mundo con el propósito de salvar a los pecadores al costo de mi propia vida.
Que tan grande es el amor que arde en mi corazón. Mi único deseo es de que el mundo se arrepienta, que todos arreglen sus formas de vida para que así mi salvación le llegue a todos.
Yo no discrimino al pecador, por el contrario. Él necesita de mi misericordia más que el hombre justo. Por eso Yo continúo rogándole a las almas que me sigan, Yo les colmo de muchos regalos en esta vida con la esperanza de que algún día me escuchen finalmente y acepten mi salvación.
Mi llamado es para todos.
¡Por favor, escúchenme!
¡Arrepiéntanse de sus pecados, enmienden sus vidas y síganme!
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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