Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Año B - Domingo de la Santísima Trinidad - Mateo 28:16.20
Mateo 28:16.20
16 Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron.
18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.
19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Antes de ascender a los cielos, Yo le pedí a los apóstoles que se reunieran conmigo y recibieran mis ultimas instrucciones. Cuando ellos me vieron en mi estado sobrenatural, parte humana en mi apariencia física y parte divina puesto que Yo soy Dios, ellos sintieron mi Presencia Real tocándoles el corazón y el alma, sintieron la necesidad de adorar a Dios. Algunos dudaron, puesto que es natural para los seres humanos usar la razón y crear obstáculos para la fe.
Cuando ustedes vienen a conocerme bien, no existen dudas en sus corazones, sus almas están siempre sedientas por el Dios Vivo, y ustedes arden con deseo de estar conmigo, escucharme y recibirme sacramentalmente.
Yo le confirmé a los apóstoles la autoridad que me había sido dada en el cielo y en la tierra, Yo usé esta autoridad para mandarles a ellos, mi Iglesia infante, a que proclamaran las Buenas Noticias, a que hicieran discípulos de todas las naciones y les bautizaran en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dios no puede ser totalmente entendido por la mente humana, por eso Yo soy la revelación de Dios el Padre y también soy Dios el Hijo, nosotros hemos enviado al Espíritu Santo para que sea nuestro testigo también.
En el comienzo de la creación, Dios el Padre deseó en su Voluntad, Dios el Hijo habló, y Dios el Espíritu Santo manifestó nuestro Poder. Todo vino a la existencia y se sostiene así hasta que el tiempo no exista más. Dios es Uno, nosotros somos uno, y sin embargo somos tres personas distintas. El Padre y Yo somos Uno en el amor del Espíritu Santo. Este es un misterio que tan solo será revelado totalmente en el Cielo.
Muchos tropiezan tratando de entender estos misterios celestiales porque resisten las enseñanzas de Dios, sus razonamientos los conducen al orgullo, tan solo los humildes pueden aceptar la verdad y obtener gran beneficio espiritual.
En el Antiguo Testamento ustedes han recibido el Testimonio del Padre, quien habló a través de los profetas, anticipando las cosas que iban a venir. En el Nuevo Testamento, Yo he venido a ser la Luz de las naciones, a revelar el Padre a todo el mundo, a sanar, a redimir mi gente y a establecer mi Iglesia.
Después del día de Pentecostés, Mi Iglesia se ha convertido en el templo del Espíritu Santo, Yo soy la cabeza de este cuerpo místico y ustedes son los miembros. Ustedes están separados físicamente, pero son Uno conmigo en Espíritu. Ustedes no me pueden ver con los ojos físicos, pero me pueden percibir con los ojos de la fe.
Las promesas que le hice a los Apóstoles, también les hago a ustedes, guarden mis mandamientos y enseñen a otros a hacer lo mismo. Y sepan que Yo permaneceré con ustedes, sí, hasta el final de los tiempos.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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