Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
Año A - 21o Domingo en tiempo ordinario - Mateo 16:13-20
13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
14 Ellos dijeron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.
15 Díceles él: Y vosotros ¿quién decís que soy yo?
16 Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
17 Replicando Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.
20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
La gente que me conocía, y aun algunos de mis discípulos me admiraban como un gran profeta, me comparaban con Juan el Bautista, Eliseo, Jeremías u otros profetas.
Fue por inspiración divina que Pedro fue motivado a decirme: “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo“.
De esta manera él me aceptó como el Salvador del mundo, el Mesías prometido que había venido a liberar la gente de Dios de la esclavitud del pecado. En ese mismo momento él me colocó por encima de todos los profetas, reconoció la dignidad especial de mi presencia entre ellos, no solo como su Señor y Maestro, sino como el Salvador del mundo. Él continuó diciendo que Yo era el Hijo del Dios vivo.
Por medio de esta declaración él reconoció su fe total en mí, no solo como el Mesías sino como el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad, la Palabra de Dios encarnada que se hizo hombre para sufrir por la salvación del mundo.
Su gran fe en mí fue recompensada inmediatamente por mis palabras: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. “
Tal como en el Antiguo Testamento, Génesis 17:5 No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido. O Génesis 32:28 De ahora en adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.
Yo le cambié el nombre de Simón por Pedro, la roca sobre la cual Yo construí mi Iglesia. Yo le delegué mi autoridad a él y a todos los elegidos por él. Le di poder de administrar los sacramentos de la salvación; le di la sabiduría para continuar mi trabajo a pesar de sus debilidades humanas.
Le dije a Pedro y a todos mis apóstoles, Lucas 10:16 Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.
Me entristece ver la dureza de los hombres que no le ponen cuidado a estas palabras de sabiduría y se van en contra de mi Iglesia, la cual fue fundada sobre mi propia carne y sangre y que todavía permanece de pie bajo la dirección de los sucesores de Pedro.
En mi carne y sangre, que es encontrada en mi Iglesia Católica, Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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