Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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El hijo obediente
Año A - 26o Domingo en tiempo ordinario - Mateo 21:28-32
 28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."
29 Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? - El primero - le dicen. Díceles Jesús: En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.
El hijo obediente
Habrá mas gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve personas justas que no necesitan el arrepentimiento. Yo llamo a todo el mundo para que sigan los mandamientos, se arrepientan y se vuelvan testigos de mi palabra.
Todos los seres humanos tienen que luchar en contra de los poderes del pecado. El pecado es una nube oscura invisible que amenaza la pureza de cada alma y si nada se hace, la destruye y le causa la muerte eterna.
Los mandamientos han traído de regreso a muchas almas de la perdición eterna, han inspirado el arrepentimiento y el cambio, han mantenido el orden espiritual a través de los tiempos.
Algunas personas se cubren a sí mismos con su falsa religiosidad pretendiendo estar limpios por fuera, mientras su interior está lleno de oscuridad y muerte. Yo soy ofendido por la hipocresía porque Yo leo el corazón de cada persona.
En la vida espiritual, tu no necesitas ser visto por los demás haciendo tus trabajos espirituales; no necesitas impresionar a nadie sino a Dios, puesto que el Eterno es el único que te puede dar recompensas eternas. Por eso trabaja silenciosamente haciendo buenos trabajos, admite tu pecaminosidad y preséntate humildemente ante mí cada día, no cuentes tus riquezas espirituales, desocúpate a ti mismo y tráeme tu ofrecimiento.
Mi recompensa inmediata será tu paz, la cual no es como la paz que tu recibes de los hombres, es el gozo que solo viene de mí.
Yo soy el Dios de los pecadores. Que tan afortunado eres cuando admites ser un pecador y te arrepientes, que tan afortunado eres cuando vienes a mí en tus necesidades. Yo te recibo con gran gozo porque tú eres mío, tu me has costado tanto, he muerto por tus pecados y soy glorificado cuando me aceptas como tu Señor y Salvador.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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