Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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No practican lo que predican
Año A - 31o Domingo en tiempo ordinario - Mateo 23:1-12
1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos
2 y les dijo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.
5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;
6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí".
8 Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
9 Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.
10 Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.
11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.
No practican lo que predican
Yo soy la sabiduría de Dios que tomó carne de la Virgen María para volverse hombre como uno de ustedes. Mi sabiduría ha sido compartida a través de los evangelios.
Yo soy su amo y maestro, no hay ningún otro. Mis enseñanzas han sido comunicadas a ustedes primero que todo a través de mis apóstoles y discípulos, luego han sido pasadas de generación en generación por la tradición y han sido grabadas en las Sagradas Escrituras.
Todo aquel que es bautizado tiene la responsabilidad de dar testimonio de mi palabra; por eso es que los padres son los primeros en comunicar la fe a sus hijos.
La autoridad máxima sobre mis enseñanzas es la Iglesia Católica, a la cual le he confiado el tesoro de la fe. Cualquier enseñanza fuera de mi Iglesia es incompleta, porque está actuando en desobediencia.
El sacerdote tiene gran responsabilidad ante mí. Si comunica una enseñanza equivocada le causará gran daño a muchas almas. Si predica mi doctrina fielmente, ganará muchas almas para mi reino y recibirá mis bendiciones constantemente.
Es muy importante que ustedes apelen al Espíritu Santo para que les ayude y les guíe en su conocimiento de Dios, para que así puedan asimilar las enseñanzas que reciben.
Yo le prometí a mis apóstoles que no les dejaría huérfanos, así que el día de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre ellos y los iluminó con la sabiduría de conocerme más íntimamente.
Tu recibes mi Espíritu Santo cuando eres bautizado. Es un fuego de mi Presencia que está siempre contigo para asistirte en tu fe. Pero es solamente una pequeña llama que tiene que ser avivada con tus devociones y tu deseo de Dios. Tienes que ponerle combustible a este fuego con tu deseo de conocerme, de amarme y servirme. Cuando tus deseos por mí, arden dentro de ti, Yo me manifestaré y revelaré mi sabiduría en tu alma.
Para sacar de las aguas vivas de la fuente de mi sabiduría, tu tienes que venir ante mí muy humildemente, con un corazón contrito. Tal como se le pidió a Moisés que se quitara sus sandalias antes de acercarse a la zarza ardiente, Yo te pido, purifícate a ti mismo.
Quítate todo tu orgullo antes de venir ante mí.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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