Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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¿Qué quieres que te haga?
Año B - 30o Domingo en tiempo ordinario - Marcos 10:46-52
46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!
48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49 Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Llaman al ciego, diciéndole: ¡Animo, levántate! Te llama.
50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Rabbuní, ¡que vea!
52 Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.
¿Qué quieres que te haga?
¡Hijo de David, Jesús ten compasión de mí! – Puedes ver que tan fácil es pedir mi compasión y como siempre Yo estoy listo a responder... Yo le dije ¿Qué quieres que te haga? El ciego me dijo: Rabbuní, ¡que vea!, Yo le dije, vete, tu fe te ha salvado, y al instante recobró su vista.
Este hombre primero que todo me ha reconocido como el Hijo de David, ha creído en las Sagradas Escrituras, en las promesas hechas al pueblo de Israel y ha dado crédito a mi misericordia y mi poder. Ha reconocido el Mesías prometido y a pesar de ser ciego usó su voz para llamarme la atención y beneficiarse de mi regalo.
Cuando alguien invoca mi compasión, consigue no solamente lo que necesita, sino que los rayos de mi misericordia envuelven su cuerpo, mente, alma y espíritu. Yo conozco el dolor, las heridas, los resentimientos, el pecado y las necesidades de cada uno, mi deseo es sanar y bendecir a todos aquellos que se acercan a mí con fe.
Mi misericordia es infinita y muy fácil de recibir, pero es obtenida de acuerdo a la fe y la confianza con que se me solicita, pues Yo recompenso la humildad de todo el que me llama. Uno de los regalos que mi Padre ha dado a cada uno es el sufrimiento, sin este los seres humanos se sentirían en un Paraíso que no tendría conexión con Dios y nunca sentirían temor de ofenderle o necesidad de encontrarle.
El sufrimiento vino al mundo como consecuencia del pecado, y si bien, en mi misericordia Yo abrí los ojos de muchos ciegos, más importante aún es que cada uno abra los ojos espirituales para poder ver como Yo veo, de esta manera me pueden conocer y vivir en mi Presencia.
Muchos tienen la noción de que los milagros no existen, muchos desacreditan las sagradas escrituras negándolos, Yo les aseguro que los milagros continúan ocurriendo diariamente como recompensa a la fe. Si alguien viene a mí con fe y confianza en mi poder, Yo le responderé de acuerdo a la voluntad de mi Padre quien desea la salvación de todos sus hijos. Muchos no obtienen lo que desean, pero Yo les aseguro que todas las oraciones son escuchadas y que siempre hay alguna respuesta en conexión con cada petición.
Se siente mas gozo en dar que en recibir, Yo siento gran gozo en poder auxiliar el alma que viene a mí, me regocijo en la humildad y el arrepentimiento. Por esto no juzgo sino que entiendo la miseria humana y espero con ansiedad que cada alma salga de los caminos de la oscuridad y regrese a la luz para que obtenga los beneficios que mi misericordia desea conceder.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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