Meditaciones Eucarísticas - Santos Evangelios
explicados por Jesús
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Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió.
Año C - El Cuerpo y la Sangre de Cristo - Lucas 9:11-17
11 Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les hablabla acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados.
12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.
13 El les dijo: Dadles vosotros de comer. Pero ellos respondieron: No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.
14 Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.
15 Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos.
16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.
17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.
Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió.
Yo soy el pan de la vida que ha venido desde el Cielo, el mana celestial que da vida, no como el mana que comió la gente en el desierto y que está muerta. Mi comida es comida para la vida eterna.
Yo quería hacer una impresión sobre mis apóstoles y todos mis seguidores a través del tiempo sobre el hecho de que yo había venido a alimentar a mi gente para su jornada hacia el cielo. Ya era hora de hacerme conocer públicamente como el enviado de mi Padre. No solo un profeta, dotado de poderes sobrenaturales para hacer milagros, sino también para hacerles conocer de que yo estaba preparado a alimentarles con la comida de la inmortalidad, mi propio cuerpo y mi propia sangre.
Era apropiado familiarizarles con mi generosidad como el pan gratuito que había descendido de los cielos, para que muchas generaciones pudieran hacer lo mismo hasta el final de los tiempos.
El pan que ellos habían comido había producido efectos santos en sus almas y muchos se arrepintieron y se volvieron mis seguidores. Muchos otros vieron ese regalo milagroso como una razón para permanecer en mi compañía y tener comida abundante y gratuita. Este no era mi plan.
Mi pan estaba acompañado por la comida de mi palabra, la cual muchos recibieron en sus corazones causándoles maravillosos efectos.
Como Salvador del mundo, mi misión es la de enseñar al alma el camino y la verdad, y de llevarle a la vida. Yo soy la vida del alma; Yo me he puesto disponible como comida para el alma en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía. Aquellos que sienten hambre de mí serán llenados. Aquellos que sienten sed de mí serán satisfechos.
Yo designé mis apóstoles como sacerdotes y ministros de la Sagrada Eucaristía, ungidos con el poder de transmitir este ministerio en mi Iglesia a otros sacerdotes.
Por mi comando, Yo instituí el Sacerdocio y el Sacramento de la Inmortalidad, me hice verdaderamente disponible para ustedes cada vez que el pan y el vino son consagrados por uno de mis sacerdotes ungidos.
En términos humanos se dice que “uno es lo que come”, Yo les digo solemnemente, cuando ustedes se arrepienten del pecado y me reciben en estado de gracia, al comer de mi carne la cual es el pan de la vida, y al beber mi sangre la cual es el elixir de la inmortalidad, ustedes son purificados y preparados para la vida eterna, donde se volverán como Yo.
Yo les estoy esperando para que me reciban dignamente cuando vengan a la Santa Misa: Yo también estoy verdaderamente presente en cada tabernáculo, listo a escuchar sus oraciones y a bendecirles cuando ustedes me dan reconocimiento. Yo les amo.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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