El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Año C - 23o Domingo en tiempo ordinario - Lucas 14:25-33
 25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo:
26 Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío.
27 El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
28 Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla?
29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo:
30 "Este comenzó a edificar y no pudo terminar."
31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000?
32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz.
33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Lo que yo digo constantemente en mi palabra es esto: Estoy ofreciendo riquezas inimaginables y gloria, una vida que sobrepasa los más altos deseos del hombre, una libertad sin comparación, un gozo que nunca cesa y una inmortalidad combinada con todas las perfecciones de mi divinidad. Si ustedes quieren aceptar mi oferta, deben entender que todo tiene un precio. Se ofrece una recompensa barata por un esfuerzo mediocre, pero la recompensa que Yo ofrezco se obtiene a través de una vida en mi palabra. Aquellos que rechazan mi palabra tendrán un desengaño eterno.
El hombre sabio está preparado a hacer sacrificios para obtener las buenas cosas de la vida, pues se requiere disciplina combinada con perseverancia. El necio siempre se queja de su infortunio pero no hace esfuerzos para triunfar.
El más grande apegamiento del hombre es su propio Yo, su propia opinión y su propia imagen. Él adorna su vida con posesiones materiales, con el amor de las criaturas y con los males de su amor propio. A menos que ustedes se preparen a dejarlo todo atrás, no podrán entrar al Reino de los Cielos; pues Yo he abierto la puerta, pero no pueden entrar fácilmente. Ustedes tienen que morir primero y volverse espíritu, no podrán cargan posesiones materiales, tendrán que despojarse de ellas y de todo lo personal, también de sus amores, ya que su amor debe estar solamente centrado en Dios.
Yo les he dado padre y madre, hermanos y hermanas, y otra gente para que sean sus amigos, aquellos que les amarán y aquellos a quienes ustedes amarán. Les he dado muchas cosas materiales para ayudarles en su jornada, pero nada ni ningún ser de este mundo debería recibir mas amor que su creador. Por eso sean felices y disfruten las cosas de la creación, disfruten del amor de la familia y los amigos, pero recuerden mi mandamiento “amar al Señor su Dios con todo su corazón, con toda su mente, con toda su alma y con toda su fortaleza”. No adulteren este amor amándose a sí mismos y a los demás mas que a mí; Yo debo ser su mas grande amor.
Y no desprecien mi cruz porque ese fue mi trono en la tierra, donde junto con mi corona de sufrimientos Yo soporté dolores incomparables como el precio de su salvación. Yo le doy a cada uno una participación en el sufrimiento, una pequeña astilla de mi cruz para que sea purificado a través del sufrimiento de su orgullo y desobediencia.
Ustedes saben ahora el precio que tienen que pagar por el Cielo, ya conocen algo acerca de las grandes recompensas que les esperan. Sean sabios y perseveren en su trabajo, Yo les estoy trazando el camino, tan solo síganme.
Recibido by: José de Jesús y María
Los santos evangelios explicados por Jesús
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