Meditaciones Eucarísticas  -  Domingo 19/10/2014     lista

A dios lo que es de Dios y al César lo que es del César

A dios lo que es de Dios y al César lo que es del César - Meditaciones Eucaristicas

Mateo 22: 15 - 21 15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. 16 Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas. 17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?» 18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? 19 Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario. 20 Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» 21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»

Los fariseos celebraron consejo para buscar la manera de encontrar falta en las palabras del Señor. Y cuantas veces nosotros hacemos lo mismo cuando nos justificamos, cuando le decimos que somos justos y estamos haciendo lo que el quiere pero ignoramos alguna palabra que nos acusa, es como si pretendieramos que Dios no ve esa parte que estamos escondiendo. Se nos olvida a veces que Dios es perfecto, que con la luz de mil soles sondea los abismos sentado sobre querubines y penetra los más profundo del corazón del hombre.

Y a aquel que lo ve todo, que lo sabe todo, que le ha dado vida a lo que existe, pretenden engañar. Ellos sabían que el era veraz, que no se medía para hablar lo correcto de alguien aunque esto le ofendiese, pues reconocían que Él no miraba la condición de las personas para irse atrás. Le preguntan si es lícito pagar el tributo al César para tratar de acusarle de no pagar los impuestos, pero el Señor les responde en su sabiduría, «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» 21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»

Nos habla a todos en esta palabra. En cuanto a la gente de ese tiempo, el reafirma el respeto a las autoridades, pero yendo más allá exige darle a Dios lo que es de Dios.

Que le podemos dar a Dios que lo tiene todo? Pues Dios es digno de nuestra contínua alabanza y adoración porque es el Dios que es, el autor de todo, la vida de la vida. Y nosotros somos nada, sin Dios no podemos existir. Si este concepto fuese más intenso en nuestra mente, le daríamos a Dios el tributo de la adoración constantemente. Y aunque la deuda de gratitud no se paga con nada finito porque Dios es infinito, la criatura da de lo que tiene cuando reconoce la grandeza de su autor.

Las cosas del mundo tienen su valor para nosotros, por ejemplo el dinero es algo necesario y merece importancia en cuanto nos ayuda a sobrevivir, pero el ser humano llega al punto de hacer un dios del dinero y esto ofende gravemente a Dios, esto es darle más al dinero que Dios. Las cosas de la carne son placenteras y tienen su objetivo siempre y cuando no lleguemos al punto de desobedecer los mandamientos cometiendo fornicación o adulterio, pero aún fuera del pecado, si le damos excesivo honor al cuerpo podemos convertirlo en un Dios y de esa forma no le damos a Dios lo que es de Dios y cometemos pecado. El entretenimiento del mundo parece inofensivo, nos causa alegría, diversión, pero tiene el dulce veneno de la distracción del alma, que lleva al amor de estas cosas pasajeras y nos distrae de la unión con Dios que es el propósito de nuestra vida.

Y el principal enemigo del alma se encuentra de nosotros mismos, es el amor propio. El amor propio nace del orgullo, es la busca de honor, exaltación, aceptación, reconocimiento, importancia y aprobación de otros seres humanos. El amor propio es el elemento principal del orgullo, pues busca exaltar la criatura y se olvida de Dios. Debido al amor propio surgió el orgullo en el alma de Eva, que esperando llenarse de sabiduría bebió el veneno de la mentira de Satanás y ofendió gravemente a Dios.

No existe ninguna forma de darle a Dios lo que es de Dios sino aceptamos su voluntad, sino nos negamos a nosotros mismos. Es posible que hagamos muchas obras buenas y nos estemos justificándonos creyendo que esto es suficiente para el Señor, es posible que oremos y demos limosnas y practiquemos nuestra fe a través de los sacramentos y pensemos que todo está bien ante el Señor. Que ignorancia el pretender que lo que hacemos es suficiente, pues es que no pensamos con la mente de Dios y aún al hacer muchas cosas buenas, las estamos haciendo es para nosotros y no para Dios, porque cuando se hace todo para Dios no podemos tener ningún crédito aquí en la tierra ni siquiera nuestra opinión de que estamos haciendo las cosas para Dios. Dice el Señor "Ya recibieron su merecido", ya se justificaron, ya están salvos, por ellos mismos pero no por mí.

Cualquier obra por pequeña o insignificante que sea, si es hecha por amor a Dios es más grande que cualquier limosna gigantesca hecha por un millonario, que cualquier obra medida por los hombres, lo que hacen los hombres tiene medida finita pero lo hecho de acuerdo a la Voluntad Divina tiene valor infinito. Por eso todo lo que hagamos debe ser hecho para Dios, por Dios, en Dios y con Dios, todo debe hacerse en su santo nombre, todo debe hacerse porque Dios lo quiere y no porque nosotros lo queremos. Por supuesto que es bueno querer hacerlo todo para Dios, pero es necesario unirlo a su santa voluntad para que podamos decir que estamos dándole a Dios lo que es de Dios.

Por eso el Señor nos llama a buscar primero el Reino de los Cielos en toda su Justicia, no debemos preocuparnos de nada más, las cosas de la tierra deben pasar a un segundo plano y no recibir tanta importancia. El Señor en su bondad nos dice que todo lo demás se nos dará por añadidura. Bendito sea el Señor.

A dios lo que es de Dios y al César lo que es del César

Habla el Señor:
Jesús
Hijo mío, Que tan hermoso es el amor. Tu lo has experimentado cuando abrazas a alguien con tanto amor, cuando le sirves, cuando te acuerdas de su pobreza y vienes a socorrerle. Ese es el amor hijo mío, sentir todo lo que Yo siento en mi corazón y hacer todo lo que te dice esa voz interior, hacer lo que te dice mi amor, porque esa es mi voluntad hijo mio. Así se te revela de maneras humildes y sencillas, así es que Yo estoy contigo, y así es que quiero estar en todas las personas. Y como me agrada cuando todos hacen lo que Yo quiero.
15-07-2014

Notas:


Fecha del encuentro, Jueves  16/10/2014

A dios lo que es de Dios y al César lo que es del César

Autor: José de Jesús y María

 

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