Meditaciones Eucarísticas - Domingo 14/12/2014 lista |
Juan Bautista da testimonio del Salvador
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. 7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. 8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 19 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?» 20 El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.» 21 Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.» 22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?» 23 Dijo él: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.» 24 Los enviados eran fariseos. 25 Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?» 26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, 27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.» 28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando. Juan Bautista vino enviado por Dios para dar testimonio de la Luz. Pues el mundo se encontraba en la oscuridad por causa del pecado, por causa de la indiferencia hacia Dios. Juan es el último de los profetas del Antiguo Testamento y empieza su testimonio hablando del Profeta de los Profetas, de la Luz del mundo que es el Nuevo Testamento de la Santa Palabra de Dios. Pues durante miles de años, el testimonio de Dios fue transmitido por hombres llenos del Espíritu Santo, ahora Juan Bautista viene a dar testimonio de la llegada de Dios mismo, el Mesías prometido, el Salvador del mundo. Juan no era la Luz, sin embargo brillaba con la Luz de Cristo, pues fue llenado del Espíritu Santo, estando aun en el vientre de su madre Elizabeth, cuando la Virgen María, portadora de la Luz, la saludó en la Visitación. El bebe saltó de gozo en el vientre de su madre, por esto Jesús consideró a Juan Bautista como el más grande de todos los nacidos de mujer. Causó admiración a los Judíos, pues ellos esperaban el Cristo, y le preguntaron que si era Elías, o el profeta o el Cristo, pero el les contestó que el era tan solo una voz en el desierto que clama "Rectificad el camino del Señor" Juan fue santificado por el Espíritu Santo desde el vientre de su madre, por esto se alejó del mundo y vivió una vida de austeridad; pues se alimentaba de langostas y miel silvestre, su vestido era hecho de piel de camello y su cinturón era de cuero. El solo vivía para anunciar la venida del Señor. Su mensaje era el mensaje de arrepentimiento, pues luego de transmitir su palabra, bautizaba con el bautismo de arrepentimiento, y anunciaba que detrás de el, venía uno al cual el no era digno de desatarle las sandalias de sus pies. Anunciaba que el bautizaba con agua, pero Jesús bautizaría con el Espíritu Santo y fuego. Juan Bautista viene a enseñarnos los caminos de la santidad, estos se encuentran en el desierto de nuestro aislamiento del mundo, en la austeridad y pobreza y en la pureza del corazón que tiene un compromiso con el Señor. Este tipo de vida es el que prepara el camino para el Señor. El encuentro con el Señor necesita aislamiento en el silencio interior, la oración, la meditación y la contemplación. Como Católicos, somos afortunados de tener los sacramentos de la Iglesia, herencia de Cristo que nos dan encuentros para poder acercarnos más a Dios. Debemos de vencer el mundo, el demonio y la carne, los tres enemigos del alma, tal como lo hizo Juan Bautista. El mundo. Lo vencemos cuando salimos del ruido y los compromisos para entrar en el desierto de nuestro interior. El demonio. La única manera de vencer el demonio es entregándonos a Dios a través de la oración, la meditación, el arrepentimiento, la confesión frecuente, la sagrada comunión y los actos de caridad con el prójimo. La carne. La vencemos cuando ayunamos, no solo con ayuno físico como el comer con austeridad, sino también con el ayuno de los sentidos, no mirando lo que no debemos mirar, no hablando lo que no debemos hablar, no pensando lo que no debemos pensar y muchas cosas más, pues los sentidos siendo las ventanas del alma nos tienen absorbidos como el que se pega de la pantalla de un televisor. El alma necesita respirar el silencio interior. Oración Señor, te damos gracias por los innumerables ejemplos de santidad que nos has dado a través de los tiempos. Grande fue el sacrificio de Juan Bautista, pues vivió solo, sufrió y fue martirizado por dar testimonio tuyo. Todo esto lo hizo para preparar tu camino. Señor, danos la fortaleza para vencer las tentaciones del alma, danos el poder para aplastar la cabeza del demonio y para vivir una vida digna de ti. Ven con tu luz, disipa nuestras tinieblas y sálvanos.
Juan Bautista da testimonio del SalvadorHabla el Señor:157 Lo haces desde tu corazón, con la pureza de tu intención 03/08/2014 Jesús Hijo mío, Yo quiero que tu mantengas una perfecta actitud ante mi presencia, quiero que siempre vengas con mucha humildad, que vengas con mucha pequeñez, con mucho arrepentimiento y dolor por tus pecados y por los pecados de toda la humanidad, pues eso te hace similar a mí. Pues Yo sufrí por todos los pecados de toda la humanidad, Yo siempre le pedí al Padre por la conversión y la sanación de todos. Y por eso entregué mi vida, y Yo quiero que tu en imitación mía hagas lo mismo hijo mío. No necesitas entregarte en una cruz con todos los sufrimientos que Yo tuve, pero lo haces desde tu corazón, con la pureza de tu intención, con tu humildad y con tu deseo. Yo quiero que tu seas como Yo, te bendigo hijo mío.
Notas: Juan Bautista da testimonio del SalvadorAutor: José de Jesús y María Por favor comparte en las redes sociales, tu voto es una gran forma de evangelizar: |