Espíritu Santo -
Milagros - Poder de lo AltoImportancia de aceptar la Voluntad de DiosEs muy importante controlar nuestras emociones y sentimientos; de otra forma terminarán controlándonos. En la vida espiritual para poder aceptar la Voluntad de Dios necesitamos tener control propio, tenemos que empezar cambiando nuestras actitudes.Primero que todo tenemos que cambiar nuestro concepto de las cosas que no nos gustan. Sí. Tenemos que empezar a gustar de cosas que no son placenteras o simplemente tenemos que ignorarlas o aceptarlas. Nosotros nos quejamos de un ruido por ejemplo; el problema es más grande cuando pensamos concientemente acerca de ese ruido o nos ofendemos por la persona o cosa que lo está haciendo. Si nosotros mismos o alguna persona que amamos hace el ruido, entonces puede que no sea tan ofensivo. Nos quejamos del clima cuando está frío, y después nos quejamos cuando está caliente. Nos quejamos de algo demasiado dulce o demasiado amargo. Nos sentimos incómodos si está muy oscuro y después si hay mucha luz y está demasiado brillante. Nos quejamos si estamos muy ocupados, pero también nos sentimos mal si no tenemos nada que hacer. Pequeñas actitudes hacen la gran diferencia cuando se trata de aceptar la voluntad de Dios. Si está caliente, deberíamos alabar a Dios; imaginémonos un mundo congelado. Si esta haciendo mucho viento, deberíamos alabar a Dios, si no hubiera viento el aire sería demasiado pesado y contaminado. Si esta frío o lloviendo debemos de alabar a Dios porque esto es muy importante y es parte del clima. Si alguien nos ofende debemos de perdonarle inmediatamente. Los resentimientos crean una barrera entre Dios y nosotros; son en muchos casos la razón por la cual mucha gente no puede tener una buena relación con Dios. Cuando Jesús fue crucificado, habían dos criminales crucificados con Él. (Lucas 23:39-42) 39 Uno de los criminales que estaba colgado mantenía burlándose del Señor y decía, ¿Eres Tú el Mesías? Sálvate, y sálvanos también! 40 Pero el otro lo regaño diciéndole, ¿Acaso no sientes temor de Dios, puesto que tú también tienes la misma sentencia de condena? 41 Y nosotros de verdad estamos condenados justamente, porque realmente estamos recibiendo lo que merecemos por nuestros hechos, pero este hombre no ha hecho nada malo. 42 Después dijo, “Jesús, recuérdame cuando estés en tu Reino” 43 Jesús le contestó, “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso.” Podemos ver como esa actitud del buen ladrón fue completamente diferente a la del otro hombre. Mientras el bueno murió pacientemente por comprender la situación y hacer la voluntad de Dios aceptando su condena, el otro sufrió amargamente y no recibió ninguna recompensa de Dios. Cuando tenemos un dolor de cabeza o cualquier otro dolor o sufrimiento, estamos siendo puestos a la prueba. Tenemos la posibilidad de hacer la voluntad de Dios aceptando nuestro infortunio o podemos irritarnos más y frustrarnos. Si aceptamos todo lo que es incomodo como si viniera de Dios, podremos hacer la Voluntad de Dios y nuestra miseria no será tan mala. Tenemos que entender que este mundo está hecho de contrastes; pasamos de un lado al otro. Siempre queremos la situación perfecta pero eso no es lo que siempre conseguimos. Nuestras vidas podrían cambiar grandemente si aprendiéramos a aceptar aquellas cosas que son incómodas y nos volviéramos más concientes de aceptar la Voluntad de Dios. La Voluntad de Dios es inquebrantable, no podemos cambiarla, talvez podemos influenciarla con nuestras oraciones, pero debemos aceptar que el Poder de Dios es más fuerte que nuestro propio poder. Entonces, de que vale quejarnos, esto solo hace las cosas más difíciles, por eso debemos de aceptar la Voluntad de Dios. Yo tengo un testimonio muy interesante acerca de aceptar la Voluntad de Dios. El resultado fue un milagro. Yo solía tener un tic en mi ojo derecho, esto me llegaba a cualquier hora del día o de la noche y ya llevaba más de dos años. Un día empecé a rezar por esto, pues ya me estaba molestando mucho. Recé diariamente por varios meses sin conseguir respuesta. Fui al doctor, el me dio unas tabletas para relajarme, pero eso no trabajó. Una mañana me encontraba trabajando en mi escritorio cuando de repente el otro ojo empezó a hacer tic también. Por un momento pensé, después de todas las oraciones que he hecho, ¿es este el resultado? Después pensé talvez tengo un problema grande detrás de los oídos, talvez un tumor cerebral o algo así. Tuve miedo; pues mis dos ojos ya tenían el mismo problema. Luego me arrodillé y le recé al Señor así: “Señor, he estado rezando por este problema por mucho tiempo y no me contestaste. Parece que ahora el problema es mas grande y no se que mas hacer. Entonces, yo acepto esto ahora mismo, puede que esto me vuelva ciego en el futuro, lamento no poder continuar mi apostolado, talvez no podré servirte como antes, pero en fin, que no sea mi voluntad sino la tuya.” Instantáneamente recibí respuesta. El tic cesó. Yo estaba curado. El problema nunca volvió. Alabado sea el Señor por su Santa Voluntad. Al aceptar su Voluntad fui curado. De la misma manera, cuando hacemos nuestras oraciones, cuando le pidamos a Dios algo debemos de hacer la oración de Jesús en Getsemaní. Lucas 22:42 "Padre si es tu Voluntad, retira este cáliz, sin embargo, que no sea mi voluntad sino la tuya." Autor: José de Jesús y María ©
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