Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto

Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto - Haciendo peticiones para milagros

Haciendo peticiones para milagros

Por medio de nuestras peticiones nosotros nos acercamos a Dios con nuestras necesidades. Hay muchas situaciones en la vida cuando decidimos hacer las cosas a nuestro amaño y normalmente procedemos sin pedirle permiso a Dios o sin someter nuestros planes a la Divina Voluntad. Por esta razón es que muchos de nuestros proyectos personales están destinados a fallar.
Debemos de incluir a Jesús en todas nuestras acciones, peticiones, oraciones y deseos. Teniendo a Dios como nuestro compañero, nada fallará.
Toda cosa debe ser hecha a través del Él, con Él, en Él y para él. (Juan 15:7) Si ustedes permanecen en Mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan cualquier cosa que deseen, y les será concedida.
(Colosenses 3:17) Y cualquier cosa que hagan, en palabra o hecho, hagan todo en el nombre de Jesús, dándole gracias a Dios el Padre a través de Él.
Ya sea que recemos por nuestros deseos, problemas, ansiedades o cualquier situación particular, o si realmente estamos interesados en un milagro, debemos de traerlo todo ante el Señor con humildad y esperar que las cosas solo van a suceder a través de Su Poder. Del mismo modo debemos rezar sin egoísmo, dándonos cuenta que el resultado de nuestra oración depende mucho de la Voluntad de Dios. Tenemos que entender de antemano las razones por las cuales nuestra oración no sería respondida y debemos aceptar la decisión de Dios como perfecta.
Una condición muy importante para que nuestras peticiones sean respondidas es que obedezcamos los mandamientos de Dios. No podemos desobedecer a Dios y pretender pedir algo esperando resultados.
Por esta razón debemos tener confianza de que somos buenos amigos de Dios, de que somos sus hijos amados, quienes obtienen cualquier cosa en oración porque le damos a Dios lo que Él nos ha dado: Amor. Solo podemos probar el amor a Dios cuando aprendemos a amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.
(1 Juan 3:21-22)
21 Amados, si nuestros corazones no nos condenan, tenemos el valor ante Dios;
22 y recibimos de Él cualquier cosa que pidamos, porque obedecemos Sus mandamientos y hacemos lo que le complace.
(1 Juan 5:14-15)
14 Y este es el valor que tenemos en Él, que si pedimos cualquier cosa de acuerdo a Su Voluntad, Él nos escucha.
15 Y si sabemos que nos escucha en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que hemos obtenido las peticiones que le hicimos.
Cuando Dios responde cualquier oración, Él lo hace no solo afectándonos a nosotros, sino también a otras personas. Por ejemplo: Rezamos para un trabajo mejor. Esto implica que dejaremos el trabajo que tenemos, el cual puede tener impacto en la compañía donde trabajamos. Otra persona puede estar en necesidad de nuestro trabajo actual. Al mismo tiempo el puesto que queremos puede que no exista, tiene que ser creado o una persona tiene que dejarlo o perderlo para que nosotros lo podamos tener. Dios conoce todas estas condiciones y si nuestra oración es aceptada, Él estará en control de toda la logística del caso en una forma que favorecerá no solo una persona sino muchas.
Puede ser que estemos rezando por un milagro, por ejemplo alguien tiene cáncer y se está muriendo. Nosotros no sabemos porque esa persona está enferma, talvez Dios quiere que la persona se arrepienta, talvez quiere que una familia se reconcilie, o que la gente sea misericordiosa y asista al enfermo. Talvez Dios ama tanto a esa persona que permite que su sufrimiento remplace los largos sufrimientos del purgatorio. Podría ser que el Señor quiere que la gente regrese a la fe y la persona enferma se convierta en un instrumento de Su Voluntad. Realmente no conocemos la mente de Dios.
Nuestro propósito es convencer a Dios de que cambie Su Divina Voluntad y conceda la sanación milagrosa o cualquier milagro. Por eso debemos ser muy cuidadosos del lenguaje que usamos para pedir por nuestras necesidades. Alguna gente le da una cantidad de instrucciones a Dios cuando rezan, pues bien, Dios sabe que es mejor, puede que la oración no trabaje. Otros rezan con dudas y los milagros nunca ocurren.
Los milagros no suceden cada vez que rezamos por ellos. El poder de Dios es nuestro para ser misericordiosos como Él es misericordioso, para ser santos como Él es Santo y para ser amorosos con Amor Paternal. Entonces si rezamos por un milagro, prácticamente tenemos que tener la mente y el corazón de Dios. Esto es lo que el Espíritu Santo puede hacer dentro de nosotros, con ese Poder de Amor por dentro nos volvemos el corazón amoroso de Dios. Podemos pedir con confianza de que nuestras oraciones serán respondidas si son hechas dentro de la Voluntad de Dios.
Si vivimos para Dios y nos deleitamos en Su Presencia, le complaceremos. Si complacemos a Dios, podemos rezar con confianza por todo lo que necesitamos.
Tener a Dios en nuestras vidas se volverá una bendición permanente, Su gracia nos llenará completamente y Él nos revelará Su Voluntad en cada situación. Nuestra confianza en Dios crecerá constantemente y los milagros abundarán en nuestra vida.
(Salmo 37:3-5)
3 Confía en el Señor, y haz el bien; así vivirás en la tierra, y disfrutarás seguridad.
4 Deléitate en el Señor, y Él te dará los deseos de tu corazón.
5 Somete tu camino al Señor; confía en Él, y Él actuará.
* * *
Yo no creía en milagros anteriormente. Fue después de que Dios me trasformó y me llenó del Espíritu Santo que tuve el coraje de rezar con confianza por un milagro.
Para la Gloria de Dios, he recibido varios milagros en los últimos quince años desde mi regreso al Señor. He visto el Poder de Dios trabajando después de he terminado mis oraciones.
Varios milagros han ocurrido en personas que estaban en lista para tener operaciones. Las historias médicas indicaban la necesidad de cirugía urgente, pero después de las oraciones por un milagro, los doctores se daban cuenta que los rayos x o scans mostraban una completa recuperación de las condiciones médicas. Ellos no podían explicarlo, pero aquellos que habían sido curados y yo también, sabíamos exactamente lo que había ocurrido.
Dios es muy real. Jesús está vivo. La intercesión de la Virgen María nunca falla. Nosotros también podemos tener recurso a los santos cuando rezamos por un milagro.  
Con esta evidencia, digna de creer, tengamos el coraje de llamar el Poder de Dios a nuestras vidas. Llenémonos de Dios aprendiendo acerca de la Santísima Trinidad, aprendamos muy en especial acerca del Espíritu Santo y de alguna manera empecemos a tomar parte de la naturaleza de Dios. El Espíritu de Dios desea vivir en nosotros para Su propia Gloria.

Autor: José de Jesús y María ©

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