Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto

Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto - Dios El Padre

Dios El Padre

Las primera palabras de nuestro Credo son: “Creo en Dios Padre, Todo Poderoso, creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.”
Este gran regalo de creer en Dios sin verle es el regalo de nuestra fe [Hebreos 11:1], ha sido dado por Dios mismo porque todos los regalos vienen de Él. Dios es la fuente de todas las cosas, en efecto en Él nos movemos, vivimos y tenemos nuestro ser [Actos 17:28].
Dios es Uno, pero también es tres personas. Dios el Padre es el Espíritu no creado, la infinita fuente de la existencia, el ser eterno sin comienzo ni final, la causa sin causa. Él vive en el cielo rodeado por su Majestad y perfecciones, está vestido con luz inalcanzable. Él es el Todopoderoso, Omnisciente (que todo lo sabe)  y el todo amable Dios. Él es el Padre de todos, el Omnipotente.
Dios ha hablado a través de la persona de su Hijo, quien es la Palabra de Dios, emanada o eternamente generada del Padre y sin embargo unida a Él en un amor tan íntimo que ellos son siempre Uno y siempre están juntos.
Jesús, el Hijo de Dios, el único Hijo engendrado del Padre es también Dios aunque se vistió con nuestra naturaleza humana y apareció ante nosotros como hombre [Juan 1:14], a través de Él todas las cosas fueron creadas y nada existe a menos que haya sido creado por Él.
Jesús es Hijo del Dios vivo, también el hijo de María. Es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad quien se volvió hombre para poder salvarnos de la maldición eterna.
La tercera persona de la Santísima Trinidad es el Espíritu Santo, quien procede del Padre y del Hijo, Él es igualmente Dios en perfecciones infinitas e inmutabilidad, Él es Uno con el Padre y con el Hijo, como persona de la Santísima Trinidad lo entendemos de ser el eternamente generado Amor de Dios el Padre y Dios el Hijo, Él es el Espíritu santificador que llena los templos de nuestros seres. El Espíritu Santo llena la creación con su amor enlazador y su eterna Omnipresencia.
Dios no está separado o dividido porque Él es Uno, Él solamente aparece como diferentes personas para poder expresar su infinita plenitud la cual es incompresible por criaturas finitas. Tal como un hombre no puede dividir su cuerpo de su mente, alma y espíritu; Dios no está dividido. Sus trabajos son perfectos, sus pensamientos y caminos están por encima de aquellos de todas sus criaturas, su Majestad y Poder es inigualado, su infinito Amor Misericordioso es insondable y es el regalo por el cual somos salvados.
Dios es Omnipresente, porque Dios es Espíritu; Dios el Padre ha amado tanto al mundo que nos ha dado a su único Hijo engendrado para que cualquiera que crea en Él pueda ser salvado [Juan 3:16].
Hablando de las cosas de nuestro mundo, Dios nos ha creado en su imagen, para que podamos ser sus Hijos e Hijas. Dios creó a Adán y Eva en su propia imagen, les concedió inmortalidad y los llenó de sus riquezas. Sin embargo el pecado entró al mundo y ellos perdieron su herencia y su inmortalidad. Dios impuso una maldición sobre ellos: “Ustedes son polvo y al polvo regresarán”. Nosotros somos hijos de Adán y Eva, por eso hemos heredado no solo el pecado original que provocó la ira de Dios sino que hemos recibido una naturaleza frágil, sujeta a la tentación, el sufrimiento, la enfermedad, el dolor y la muerte.
Dios en su infinito Amor viendo la miseria de sus criaturas, ha condescendido a redimirnos de esa maldición y en la Persona de su Hijo ha tomado sobre sí mismo el castigo debido por nuestros pecados [Gálatas 3:13], para poder salvarnos. Él ha ofrecido Sus trabajos, Su cuerpo, Sus sufrimientos y Su vida como sacrificio en expiación por nuestros pecados para que en Él podamos encontrar vida eterna.

Autor: José de Jesús y María ©

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