Espíritu Santo -
Milagros - Poder de lo Alto
Invocando el Espíritu SantoHechos 1:8 Pero ustedes recibirán poder del Espíritu Santo descendiendo sobre ustedes. Serán testigos de mí en Jerusalén, y en toda Judea y Samaria, y en las partes más lejanas de la tierra.En el principio Dios creó los cielos y la tierra a través de su Palabra. Y el Espíritu Santo descansó sobre las aguas [Génesis 1:1-2]. Dios el Padre con su Poder Omnipotente, El Hijo con su Poderosa Palabra y Sabiduría y el Espíritu Santo con su Amor estaban presentes en el origen de la creación. Dios e solamente Uno, pero se ha revelado muy distintamente como tres personas distintas, para que nosotros simples criaturas podamos venir a tener un mejor entendimiento de Él, sin embargo no somos dignos de conocer a Dios completamente y Él permanece como el mas grande misterio de nuestra fe. Nadie jamás recibirá la Sabiduría para describir la Santísima Trinidad perfectamente, así que tenemos que creer en la Palabra de Dios y en las enseñanzas de la Iglesia fundada sobre Pedro por Nuestro Señor Jesucristo. Dios el Padre, el Espíritu no creado y Padre de todos los espíritus vive en su morada Gloriosa en los altísimos cielos, rodeado de Majestad y Poder. Dios el Hijo, la Palabra de Dios se hizo hombre; fue concebido por el Poder del Espíritu Santo y nació de la Santísima Virgen María. Vino al mundo para ser Nuestro Señor y Salvador. Dios el Espíritu Santo vive en la creación de Dios sosteniéndola con su Poder de Amor. Somos templos del Espíritu Santo; en el Bautismo recibimos el Espíritu Santo con su Gracia santificante y nacemos de lo alto. Nos volvemos miembros del Cuerpo de Cristo. Pero todos somos llamados a vivir una vida a través del Espíritu y no de la carne, entonces nuestro camino a la santidad está trazado por el Espíritu Santo y solamente podemos crecer espiritualmente dependiendo de cuanto nos entregamos a su dirección e inspiración. A menos que permitamos que Dios construya nuestro templo espiritual, estamos desperdiciando nuestro tiempo [Salmo 127:1], porque todo lo bueno que hacemos viene de Dios y es su trabajo. El orgullo es nuestro problema más grande porque nos hace abandonar la ayuda del Espíritu, trabajamos para nosotros mismos en vez de trabajar para Dios, esperamos crédito por lo que estamos haciendo y de veras recibimos nuestro pago aquí entonces. Debemos tratar de convertirnos en instrumentos del Espíritu Santo, no en sus obstáculos. Cuando nos familiarizamos con el Espíritu Santo, permitimos que Dios tome posesión de nosotros, dejamos que el Rey tome comando sobre nuestras vidas y nos volvemos Uno con Él. Para poder sentir la experiencia del poder sanador del Espíritu Santo, tenemos que arrepentirnos, tenemos que entregarnos al poder de Dios, aceptando su voluntad y siguiendo sus mandamientos. Este trabajo tiene por objetivo hacernos más familiar con el Espíritu Santo a través del estudio de las Sagradas Escrituras y de las experiencias personales de aquellos consagrados a Él. Autor: José de Jesús y María ©
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