Espíritu Santo -
Milagros - Poder de lo Alto
ProfecíaProfetizar significa hablar en el nombre del Señor, en otras palabras quiere decir hablar la Palabra de Dios a otras personas, tal como el Evangelio. Cada persona bautizada es llamada a ser testigo de Cristo de palabra y acción. Juan Pablo Segundo es el profeta de nuestros tiempos, el habla la Palabra de Dios en todas sus encíclicas lo mismo que todos los papas.Los Obispos y Sacerdotes también reciben este regalo, aunque no todos ellos se abren a la influencia del Espíritu Santo, puesto que cuando se habla en Profecía uno es un instrumento de Dios, pero algunos aún teniendo la oportunidad de profetizar, se vuelven obstáculos para el mensaje de Dios. Como regalo del Espíritu Santo, la Profecía es dada como un mensaje del Señor a su gente. La persona recibe una locución interna, un deseo fuerte de decir lo que ha recibido y las palabras simplemente llegan [Jeremías 20:9]. No hay nada que necesite ser revelado puesto que toda revelación nos ha sido dada a través de las Sagradas Escrituras, así que la Profecía es un signo de Dios que está presente en el grupo de oración de la asamblea de la Iglesia. La mayoría de profecías se escuchan en grupos carismáticos, puesto que muchos otros grupos y apostolados de la Iglesia rechazan el sistema del movimiento carismático. Sin embargo no todos los grupos carismáticos son totalmente aceptables puesto que algunos tienden a salirse de las enseñanzas de la Iglesia y descuidan los Sacramentos, especialmente la confesión ante el Sacerdote. Otros grupos descuidan la atención que es debida la Virgen María, la madre de Dios, así que solo se dedican al estudio de las Sagradas Escrituras y de cierta forma se vuelven muy similares a los Pentecostales. Tenemos que recordar que la primera Cristiana y Carismática fue La Virgen María, puesto que Ella estaba totalmente ungida por el Espíritu Santo, en tal forma que llevó en su vientre la Palabra Encarnada de Dios, Nuestro Señor Jesucristo. Ella pasó treinta años de la vida privada de Jesús en su compañía y fue todo el camino de la sagrada montaña del Calvario a ofrecer su Isaac al Señor en sacrificio. Ella ofreció el verdadero cordero de Dios que quita los pecados del mundo; y eso hace que Ella sea la verdadera madre de nuestra fe. Si no podemos encontrar un lugar para nuestra Señora la Virgen María en los grupos carismáticos de oración, entonces no estamos haciendo un verdadero encuentro con el Espíritu Santo. Así entonces, futuros carismáticos: Tengan cuidado !Recuerden que el Espíritu Santo se encuentra donde se encuentre María! Si no rezan el rosario en su grupo carismático, asegúrese de sugerir que tan importante es estar en la compañía de la Virgen María como los Apóstoles el día de Pentecostés. Autor: José de Jesús y María ©
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