Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto

Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto - El movimiento carismático

El movimiento carismático

Uno de los resultados del Segundo Concilio Vaticano, fue reconocer que los carismas del Espíritu Santo son muy importantes para nuestra vida cristiana. Los carismas del Espíritu Santo son indispensables en el trabajo de la nueva evangelización de la Iglesia y proveen a los fieles con el entusiasmo del Espíritu Santo para alabar y adorar a Dios y para vivir con el mas grande gozo de saber que Jesús está vivo.

Grupos de entusiastas adoradores se han reunido desde entonces y han descubierto que la oración, la alabanza, la adoración y la confraternidad son verdaderamente una fuerza renovadora respirada por el Espíritu Santo. El movimiento carismático ha obtenido la aprobación de la Iglesia Católica y está floreciendo en muchas partes del mundo. Muchos sacerdotes toman parte en este movimiento.
Uno de los aspectos negativos del movimiento carismático es su similaridad al Pentecostalismo, pero los verdaderos carismáticos permanecen fieles a las enseñanzas de la Iglesia Católica y deben de promover los Sacramentos, especialmente la Reconciliación.
El movimiento ha encontrado mucha oposición de los católicos muy ortodoxos quienes lo ven como una amenaza a las enseñanzas tradicionales. Sin embargo la Iglesia le ha dado su aprobación siempre y cuando el movimiento mantenga su fidelidad a las enseñanzas del Magisterio.
En una audiencia general con el Papa Juan Pablo II, en Marzo 9 de 1994, el Papa habló acerca de los carismas del Espíritu Santo.

La Exhortación Católica Crhisti Fideles Laici también subrayó que “ningún carisma dispensa a ninguna persona de la reverencia y sumisión a los Pastores de la Iglesia.” Se subentiende fácilmente el porqué de estas normas de prudencia y se aplican tanto para los clérigos como los laicos.

Habiendo pues dicho esto, nos gustaría repetir con el concilio y la exhortación citadas anteriormente “los carismas deberían ser recibidos con gratitud tanto de parte del que los recibe como de parte de toda la Iglesia” Porque de estos carismas se levanta “para cada uno de los fieles el derecho y el deber de ejercitarlos por el bien de los hombres y para la edificación de la Iglesia.” [Papa Juan Pablo II, Audiencia General, Marzo 9, 1994]

Autor: José de Jesús y María ©

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