Año A- 3er Domingo en tiempo ordinario
4,12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Poco después de mi Bautismo en el río Jordán, Juan el Bautista fue arrestado, para morir después por causa mía. Luego yo fui a vivir en Cafarnaúm en cumplimiento de las Sagradas Escrituras. Mi hora se había llegado para comenzar la misión salvífica que cambiaría la faz de la tierra.Yo era la gran luz que vino a brillar en el mundo, ya obscurecido por la ignorancia de Dios y la vida en el pecado. Mis palabras no eran palabras ordinarias sino la Palabra de Dios, yo era en efecto La Palabra de Dios viviendo en la carne. Por eso vine a hacer uso de mis palabras creativas para re-crear la vida del hombre a través de mi perdón, de otra manera hubiera continuado la maldición hecha en el Paraíso y el polvo regresaría al polvo por toda la eternidad. Yo vine a ofrecer la resurrección después de la muerte y la vida eterna, la cual solo se encuentra en mí. Las primeras palabras de mi mensaje son la clave para su salvación “Arrepiéntanse, el reino de los cielos está cerca.”En efecto, está dentro de ustedes mismos. En otras palabras depende enteramente de su voluntad para decidir por mi la luz, o por la oscuridad. Por mi la vida o por la muerte. Estas palabras tienen poder continuo, así que todo el que las escucha y las ponga en práctica recibirá la gracia para vivir el camino de vida que Yo he propuesto. A aquellos que las escucharon por primera vez, Yo también les dije: “Síganme”, y como ellos eran pescadores Yo les dije que se volvieran pescadores de hombres. Ellos no tuvieron objeción a mi invitación divina porque recibieron la luz del entendimiento y la sabiduría para apreciar el peso de mi llamado a volverse mis discípulos. Estoy repitiendo esas mismas palabras a cada alma. Arrepiéntanse, mi Reino empieza en su corazón, en su decisión de aceptar mi palabra y en su humildad de aceptar mi oferta, “síganme”, Yo les haré mis discípulos y mis apóstoles, ustedes tendrán un lugar seguro en mi Reino, su recompensa será pagada con gracia infinita y felicidad perenne. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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