Año A- 5o Domingo en tiempo ordinario
13 Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Ustedes son la sal de la tierra. Ustedes que creen en mi han sido seleccionados por una gracia especial para ser mis seguidores, discípulos y apóstoles.Yo les llamo sal porque comparten las propiedades de la sal. La comida sin sal no sabe lo mismo. La sal tiene propiedades curativas que matan la bacteria y promueven la sanación de las heridas. En otros tiempos cuando no existían los refrigeradores, la sal se usaba para preservar las comidas. Yo vine al mundo a sanar; Yo soy el Dios que les sana. Además de sanar a los enfermos de sus heridas físicas, yo vine a sanar las heridas del pecado. El principal propósito de mi sanación es el de preservar el alma de la putrefacción causada por el pecado y de preservarla para el momento de la resurrección cuando será vestida con las vestiduras de luz que duran para toda la eternidad. Ustedes han sido invitados a compartir en mis poderes y a sanar a los enfermos también. Recuerden mis palabras (Juan 14:12) En verdad, en verdad les digo, aquel que cree en mí, hará las mismas cosas que yo hago y aún más grandes, porque yo voy a mi Padre. Estos signos le acompañarán a los verdaderos creyentes (Marcos 16:17-18): En mi nombre podrán arrojar fuera espíritus malignos, rezar por los enfermos quienes se sanarán, también podrán hablar en nuevas lenguas. (Juan 15:7) Si tu crees en mí, y mis palabras viven en ti, pide cualquier cosa que desees y así se hará para ti. Creer en mí te da el gran poder de la fe, capaz de tocar mi voluntad y obtener mejores resultados en tus oraciones. Aquel que cree en mis palabras y las acepta como la Palabra de Dios, podrá rezar por milagros. Yo paré la tormenta y caminé sobre el agua, demostrando así mi poder sobre los elementos; curé a los enfermos y resucité los muertos, mostrando de esa manera que nada es imposible para Dios. Reza con fe. Yo soy la Luz del mundo; si tu me sigues no caminarás en la oscuridad, si tu me amas serás llenado de mi luz y te volverás la luz del mundo. Mi luz en mi propia santidad, la cual quiero compartir con todos. Sé santo como Yo soy santo, sé perfecto como tu Padre Celestial es perfecto. Te invito a que te vuelvas mi corazón, lleno de amor y compasión por todos los que me necesitan. Te invito a que te vuelvas mis manos; para que las estires alrededor del mundo y le des el consuelo que necesita. Te invito a que te vuelvas mis pies para que camines conmigo en busca de almas. Te invito a que te vuelvas mis ojos, siempre buscando a los necesitados para llevarles mi misericordia infinita. Vuélvete como Yo, vuélvete otro Cristo, transfigúrate en mi luz para que tu también puedas hacer mi trabajo de salvación. No hay tiempo que perder. Tu puedes ser un trabajador de milagros si estas dispuesto a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Abre tu corazón y dime que quieres aceptar mi ofrecimiento, cree en mis palabras y permíteles hacer una nueva creación en ti, un nuevo ser lleno de mi luz, quien estará muy feliz de esparcir mi reino. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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