Año A- 15o Domingo en tiempo ordinario
1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Mi palabra puede ser comparada a una pequeña semilla, que cayendo en tierra fértil germinará y crecerá, de esa manera cumpliendo la misión para la cual ha sido creada. Una semilla es muy pequeña, pero tiene gran potencial. Mi palabra suena simple como una palabra humana, pero viniendo de mi boca ya no es una palabra humana, es un mandato divino.Mi palabra puede ser comparada a una joya preciosa que un hombre está buscando deseosamente. Cuando la encuentra estará muy feliz, hará de ella su tesoro. No hay nada más grande en este mundo que aquello que te dará la vida eterna. Yo soy la Palabra de Dios, el Salvador del mundo cuya palabra tu tienes que atesorar en tu corazón para que te de vida y gozo eterno. Mi palabra es la palabra eterna de Dios, la palabra que ha creado todo lo que ha venido a la existencia, mi palabra es el comando de Dios, siempre poderoso, que está siempre listo a crear, a moldear, a corregir, a construir y a santificar. Escúchame, tu que tienes oídos, pero no escuches solamente con tu oído. Escucha con tu corazón puesto que allí está el centro de tu ser, allí esta el lugar donde mi espíritu te da vida y tu puedes sacar vida de mí. Es allí en tu corazón que tu guardas tus tesoros, ya sean las afecciones por tus cosas materiales o por las cosas celestiales. Allí donde está tu tesoro, allí está tu corazón. Déjame ser tu tesoro, deja que tu corazón esté en mí. Escucha esta palabra mía con la reverencia que se merece, entiende el poder que hay detrás de esta palabra y llévala rápidamente a tu corazón, haz de ella tu tesoro, saboréala en tu boca como si fuera algo delicioso en que te quieres deleitar para siempre, dale el poder que reclama y te aseguro que mi palabra hará milagros en tu vida. Mi palabra no es una palabra humana, es la palabra de Dios. Cuando Yo dije, “Hágase la luz,“ los elementos se arrodillaron ante mi poder como la Palabra de Dios, ellos formaron la luz. De la misma manera mi palabra continúa viva y activa, suficientemente poderosa para continuar trabajando en aquellos que la llevan en sus corazones y la ponen en práctica. Honra mi palabra estudiándola, meditándola, aceptándola y viviéndola. Mi palabra es como una flecha apuntando derecho al cielo, mi palabra es la respuesta a todas tus preguntas. Ven a mí, escúchame, aprende de mí y vive. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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