El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro

44 El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.
45 También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas,
46 y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
47 También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases;
48 y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos.
49 Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos
50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
51 ¿Habéis entendido todo esto? Dícenle: Sí.
52 Y él les dijo: Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.

Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.

El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

Déjame decirte solemnemente, tu corazón es como ese campo, y Yo soy el tesoro. Si tu me buscas hasta encontrarme, vas a entender realmente el valor de tu tesoro, lo guardarás en tu corazón de tal manera que ninguna maldad vendrá a quitarte tu gran gozo. Te volverás el amo de tu corazón porque no querrás perder el gran tesoro que has encontrado en mí, puedes estar seguro de que prosperarás para la vida eterna si lo haces todo a través de mí, conmigo, en mí y para mí.

Si tu vives para mí, serás de verdad muy rico, entenderás el valor de las riquezas espirituales y prosperarás en mi presencia. La miseria más grande del hombre es alejarse de mí, aquel que me encuentra ha encontrado la razón para vivir, aquel que me sigue ha encontrado el camino al cielo, y aquel que me ama se vuelve una fuente de amor para los demás.

Todos los seres humanos han sido creados para el gozo de estar en la Presencia de Dios. Ninguno puede encontrar completa felicidad en la tierra porque hay un vacío en cada uno que solo puede ser llenado por mí. Yo soy el gozo de cada corazón, Yo soy la paz que se encuentra cuando te reconcilias con Dios, Yo soy la felicidad eterna, que es dada a todos los hijos de Dios, aquellos que rechazan la maldad y se vuelven santos por mi gracia.

Yo he sufrido por tus pecados para que tu puedas tener el gozo del tesoro que te estoy ofreciendo. Vive una vida digna de la sabiduría que encuentras en mí. Aléjate de todas las cosas malas que te llaman al pecado, dirige tus metas espirituales a lo alto de mi corazón que es un horno de amor ardiendo con deseo de salvar almas.

Cuando tu me haces tu tesoro, tu colocas tu corazón en mí. Yo respondo haciéndote mi tesoro también, y te doy todo mi amor.

Autor: José de Jesus y María