Año A- 19o Domingo en tiempo ordinario
22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Yo subí solo a la montaña para poder decir mis oraciones. Quiero que tu encuentres momentos de soledad en los cuales tu puedas elevar tu corazón y rezar sin distracciones. Tiene que haber por lo menos un momento en tu día cuando estarás solo en oración, esta oración tiene que venir de tu corazón y de tu deseo de comunicarte con el Señor tu Dios.Quiero que comiences tu día con agradecimiento y alabanza a Dios por las cosas maravillosas que te ha dado, por el regalo de la vida, y por el regalo de tu fe en mí, el Señor tu Salvador. Todo tu día debe volverse una oración, al ofrecerte junto con todas tus obras al Dios que te ha creado y que cuida de ti. En la noche cuando viene la hora para retirarse, debes de agradecerle al Señor por todas las cosas con las que te ha favorecido durante el día y debes de poner tu vida en sus manos hasta el nuevo día. Era muy importante que mis apóstoles vieran la otra parte mía, el ser espiritual supernatural y divino, que Yo fui cuidadoso de no mostrar con frecuencia, para que su fe pudiera ser fortalecida. Y así fue, que en esa noche llena de viento, Yo estaba caminando sobre el agua y me acerqué al bote cuando ellos me vieron, tuvieron miedo de ver a alguien caminando sobre el agua, pero Yo les confirmé que era Yo. Pedro me pidió que le llamara para que pudiera venir hacia mí. Él comenzó a caminar, pero pronto perdió fe en mí y empezó a hundirse, me pidió que lo salvara y Yo lo rescaté. Mi lección para todos es que Yo vengo muchas veces en mi forma supernatural, no necesariamente físicamente, pero Yo empiezo a compartir mi espíritu con ustedes siempre y cuando tengan fe y deseo de estar cerca de mí. En la vida espiritual tu tienes que caminar en lo desconocido, tienes que poner toda tu confianza en mí, tienes que aflojar todas tus ideas preconcebidas, porque Yo tengo el poder de cambiar las cosas. Yo puedo traer un milagro a tu vida, pero solamente cuando me aceptas como tu Dios, aquel que puede caminar sobre el agua, el que le da la vida a los muertos, aquel para quien nada es demasiado maravilloso. Cuando te vuelves como un niño pequeño, vienes a mí con los sentimientos de tu corazón, no con la racionalización de tu mente. Por eso que Yo te invito a que seas pequeño y humilde. Así, en tu debilidad Yo te ofrezco mi fortaleza, en tu pecaminosidad y en tu arrepentimiento te ofrezco mi misericordia, y en tu pequeñez Yo siento compasión de ti y te amo como mi pequeño hijo. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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