Año A- 29o Domingo en tiempo ordinario
15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Mientras ustedes vivan en este mundo están sujetos a las leyes de los países donde se encuentran. Toda autoridad viene de Dios que desea que el mundo viva en orden. Esto no quiere decir que todas las leyes sean perfectas, en efecto debido a la maldad de los hombres muchas leyes ya no son inspiradas por las leyes de Dios sino que están llenas de corrupción.Y sin embargo, ustedes tienen que someterse a las autoridades y respetar las leyes de su país para poder vivir en paz. Todo va bien hasta ahora; por esta razón mucha gente no rompe la ley por miedo de tener que pagar multas o estar en la prisión. Pero, si es importante respetar la ley de la tierra, por causa de la paz, ¿no es más importante respetar la ley de Dios por causa de Dios y por causa de ustedes mismos también? Desde el principio, la desobediencia entró al mundo a través del pecado original de sus primeros padres; esto causó que la justicia divina actuara llevándose los regalos del paraíso y llevó al hombre a una nueva vida de exilio y alejamiento de Dios. Por causa de la seriedad de la ofensa, todos los seres humanos han heredado el pecado de Adán y Eva, y al venir al mundo están sujetos a la ley de Dios para poder ser justificados por la obediencia. Mi padre celestial me ha enviado al mundo a deshacer la maldición del paraíso, que les quitó el regalo de vivir eterna y felizmente. He venido a remover sus pecados y a hacerles dignos de restauración. Por eso todos los seres humanos están invitados al nuevo paraíso celestial, que yo le abrí al mundo con mi muerte y mi resurrección. Y tal como ustedes tienen que complacer las autoridades de la tierra, así también tienen que complacer a Dios con su conducta. Yo he venido a enseñarles el camino a la vida guardando los mandamientos y siguiéndome. Denle a toda persona la consideración y respeto que se merece, pero siempre pongan a Dios por encima de los hombres y de todas las cosas. Denle a Dios lo que le pertenece a Dios. Denle a Dios todo el reino, el poder y la gloria. Ofrézcanle todas las riquezas, honores y alabanza, a El todas las bendiciones, afecciones y latidos de sus corazones, puesto que el lo ha provisto todo para ustedes. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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