Año A- 30o Domingo en tiempo ordinario
34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo,
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Quiero que escribas en tu corazón. “Ama el Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, toda tu alma y con toda tu fortaleza. Después ama al prójimo como a ti mismo.”El primer mandamiento de la ley es amar a Dios, pero examinemos entonces este amor con los ojos del espíritu. Amar a Dios con todo tu corazón implica amar con cada latido de tu corazón. Pero ¿cuántas veces ha latido tu corazón por deseos pecaminosos, cuantas veces haz atesorado las cosas del mundo o las personas y las haz puesto en el corazón, de tal manera que te has llevado el lugar que es mío? Tú eres un templo de mi espíritu, pero ¿cuantas veces has invitados los espíritus malignos de tus pasiones a que llenen mi templo con tu maldad y cuantas veces has rechazado mi amor? Amar a Dios con toda tu mente implica que pienses constantemente en mí. Esto es pedirte que me agradezcas diariamente por el regalo de la vida, por los regalos que recibes durante el día, y por los regalos que recibirás cuando tu vives una vida para mí. Pero ¿vives para mí? ¿Piensas mas de mí que lo que piensas de tu dinero, o de tus posesiones, o de las personas que te aman, o de tus preocupaciones y temores? Amar a Dios con toda tu alma implica que tu vivas una vida consagrada a mí. El alma es tu cuerpo eterno, diferente a tu cuerpo físico, este es el templo de tu espíritu, el cual o está lleno de luz en mi presencia o se vuelve oscuro con la presencia del maligno. Tu alma ha sido contaminada con tus pecados, Yo tengo el poder de perdonarte y restaurarte a la pureza, pero te pido que no peques más. Amar a Dios con toda tu fortaleza implica combinar todas tus facultades físicas y mentales para expresar tu amor y adoración a Dios. Los verdaderos adoradores adoran en espíritu y en verdad, entienden que es Dios quien llama en sus corazones y responden como los ángeles, de esa manera asegurando su salvación al vivir vidas santas. Tu amor a Dios no puede estar contaminado con el amor propio. Te amas a ti mismo hasta el punto de volverte egoísta, lo cual está muy mal. Pero deja que este amor por ti mismo sea la medida para el amor que debes de tener por tu prójimo. Cuando tu reces por tus deseos, haz que esta sea también una oración para tu prójimo. Tu no me puedes amar a menos que ames a tu prójimo, por eso empieza a perdonar a aquellos que te han hecho mal, sé amable y compasivo, sé generoso. Recuerda que me encontrarás muy fácilmente en las necesidades de los demás. Comienza una nueva vida restaurando ese amor que me has negado, ámame y de esta manera experimentarás mi amor infinito que nunca falla. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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