Año A- 31o Domingo en tiempo ordinario
1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Yo soy la sabiduría de Dios que tomó carne de la Virgen María para volverse hombre como uno de ustedes. Mi sabiduría ha sido compartida a través de los evangelios.Yo soy su amo y maestro, no hay ningún otro. Mis enseñanzas han sido comunicadas a ustedes primero que todo a través de mis apóstoles y discípulos, luego han sido pasadas de generación en generación por la tradición y han sido grabadas en las Sagradas Escrituras. Todo aquel que es bautizado tiene la responsabilidad de dar testimonio de mi palabra; por eso es que los padres son los primeros en comunicar la fe a sus hijos. La autoridad máxima sobre mis enseñanzas es la Iglesia Católica, a la cual le he confiado el tesoro de la fe. Cualquier enseñanza fuera de mi Iglesia es incompleta, porque está actuando en desobediencia. El sacerdote tiene gran responsabilidad ante mí. Si comunica una enseñanza equivocada le causará gran daño a muchas almas. Si predica mi doctrina fielmente, ganará muchas almas para mi reino y recibirá mis bendiciones constantemente. Es muy importante que ustedes apelen al Espíritu Santo para que les ayude y les guíe en su conocimiento de Dios, para que así puedan asimilar las enseñanzas que reciben. Yo le prometí a mis apóstoles que no les dejaría huérfanos, así que el día de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre ellos y los iluminó con la sabiduría de conocerme más íntimamente. Tu recibes mi Espíritu Santo cuando eres bautizado. Es un fuego de mi Presencia que está siempre contigo para asistirte en tu fe. Pero es solamente una pequeña llama que tiene que ser avivada con tus devociones y tu deseo de Dios. Tienes que ponerle combustible a este fuego con tu deseo de conocerme, de amarme y servirme. Cuando tus deseos por mí, arden dentro de ti, Yo me manifestaré y revelaré mi sabiduría en tu alma. Para sacar de las aguas vivas de la fuente de mi sabiduría, tu tienes que venir ante mí muy humildemente, con un corazón contrito. Tal como se le pidió a Moisés que se quitara sus sandalias antes de acercarse a la zarza ardiente, Yo te pido, purifícate a ti mismo. Quítate todo tu orgullo antes de venir ante mí. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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