Año A- 33o Domingo en tiempo ordinario
14 Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda:
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.El reino de los cielos es un reino de confianza. Yo confío en ustedes y les doy muchos regalos diferentes para que puedan usarlos constructivamente para su propio bien y el de los demás. Lo que Yo realmente espero de ustedes es ser glorificado como su Dios y creador.Cualquier hombre invertirá su dinero o sus esfuerzos en algo porque espera buenos resultados. Encuentra gran decepción cuando sus esfuerzos no obtienen el beneficio que están supuestos a dar. En la parábola de los talentos, el que trabaja duro encuentra su recompensa, pero el perezoso es castigado por su descuido. Y así será en mi reino, puesto que Yo he colmado con mis regalos a cada uno y la hora llegará cuando todos tendrán que dar cuenta de sus trabajos. Los talentos de los cuales hablo son aquellas cualidades y virtudes que todos ustedes tienen y deben de cultivar para producir buen fruto. Como un jardín que se cuida regularmente y produce hermosas flores, o un árbol que se planta en tierra fértil, sus frutos deben ser de acuerdo a sus regalos. Recuerden el árbol de higo que fue maldecido por no producir fruto. De la misma manera aquellos que malgastan las buenas cualidades que poseen tendrán que rendir cuentas de todo lo bueno que pudieron hacer pero que se abstuvieron de hacer. La pereza es un pecado capital; es un desperdicio de los talentos que Yo les he dado. Matar el tiempo no haciendo nada es una ofensa, puesto que la vida ha sido dada para un propósito. Ustedes han sido creados para conocerme, amarme y servirme. En cuanto al uso de los talentos, el primer pecado de los hombres es evitar el conocimiento de Dios, pues esconden el regalo que les lleva al conocimiento del creador y en cambio se alejan de Él. El segundo pecado es no amar a Dios, cuyo regalo para todo el mundo es su amor. Esto ocurre cuado los hombres viven en sus pecados y no se arrepienten. No me aman cuando no aman a sus semejantes. El regalo de mi amor es despreciado. El tercer pecado es no servirme, así se olvidan de que Yo les sirvo diariamente dándoles la vida. Ustedes me sirven cuando usan sus talentos constructivamente, cuando viven su vida no solo para ustedes sino para mí también. Recuerden que ustedes me sirven cada vez que le ayudan a su prójimo. Medita en todos los regalos que Yo te he dado, empieza por pensar acerca de tu cuerpo, tu aliento, tu sangre y los latidos de tu corazón. Piensa en tus regalos sobrenaturales; tu alma eterna, tu espíritu y tu inmortalidad que viene con tu prometida salvación. Después piensa de las buenas cosas que disfrutas, tu familia, tus posesiones, tus placeres y todo lo que Yo te ofrezco. Cada momento de tu existencia Yo estoy proclamando mi amor por ti. ¿Harás tu lo mismo por mí? Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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