Homilias Católicas - Sermones, reflexiones, inspiraciones y meditaciones de los evangelios. 
Manifestaciones dominicales del Espíritu Santo desde el Sagrado Corazón de Jesús  Cuando el hijo del hombre venga en su gloria Evangelios Católicos, homilías - Mateo, Lucas, Marcos, Juan - Inspiraciones del Espíritu Santo

Año A  -  Nuestro Señor Jesucristo, Rey Universal.

Cuando el hijo del hombre venga en su gloria

Cuando el hijo del hombre venga en su gloria Homilias Católicas - Sermones, reflexiones, inspiraciones y meditaciones de los evangelios - Inspiraciones del Espíritu Santo Mateo 25:31-46

31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;
36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."
37 Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
40 Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
41 Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
44 Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
45 Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."
46 E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.

Nuestro Señor Jesucristo, Rey Universal. - Cuando el hijo del hombre venga en su gloria Yo soy el Rey de Reyes. El salvador del mundo, el Hijo de Dios que ha plantado el reino de los cielos en sus corazones. Y sin embargo, así fui rechazado y condenado a muerte por causa de mi linaje real.

Los hombres estaban acostumbrados a los reinos terrenales, donde los reyes se aprovechaban en efecto de sus súbditos y tenían esclavos para servirles. Los Judíos esperaban un rey poderoso enviado por Dios que derrotaría sus enemigos y haría la gente escogida mas fuerte que el resto del mundo. El Mesías era para ellos un gran signo de esperanza, para un mundo mejor aquí en la tierra, pero ellos no entendían el plan de Dios, que era enviar a su Hijo a liberar el mundo de la esclavitud del pecado.

Mi primera venida al mundo no fue para impresionar a nadie como un rey poderoso, sino para ser servidor en mi sufrimiento de mi Padre en el cielo. Yo vine a servir, no a ser servido, a enseñar mi sabiduría, la cual consiste en hacer la voluntad de mi Padre.

Por causa de mi vida en perfecto acuerdo con la voluntad de Dios, Yo, el Hijo de Dios, habiendo asumido la carne para ser un hombre como ustedes en todas formas excepto en el pecado, me volví el perfecto instrumento de Dios para pagar con mi carne humana por los pecados del mundo.

En mi naturaleza pura recibí el castigo destinado para toda la humanidad a través del ofrecimiento de toda mi vida, de mis sufrimientos y de mi muerte en la cruz. Para probar la aceptación de mi santo sacrificio, Dios el Padre me permitió triunfar sobre la muerte con mi resurrección, para que ustedes puedan tener fe en mí y así puedan encontrar vida eterna en mí después de su muerte.

Mi muerte y resurrección me glorificaron y glorificaron mi Padre Celestial. Abrieron las puertas del cielo, que estaban cerradas por causa del pecado; restauraron los hombres a la calidad prístina del hombre sin pecado, el Cristo.

En mi primera venida Yo vine a salvar, no a condenar, a instruir en los caminos de la perfección y a señalarme como el camino, la verdad y la vida.

Mi segunda venida será diferente de la primera. Yo soy el Rey de la Gloria; Yo vengo con autoridad a juzgar la tierra. Aquellos que me rechazaron serán rechazados, aquellos que no me siguieron perecerán eternamente, y aquellos que vivieron para sí mismos no tendrán vida eterna.

Mis palabras serán mi juicio, aquellos que vivieron vidas santas serán bienvenidos en mi reino eterno de gozo, pero aquellos que vivieron para el pecado entrarán el castigo eterno.

Sean buenos mientras todavía tienen la oportunidad, perdonen para que sean perdonados, ámense los unos a los otros para que se prueben dignos de mi amor, den generosamente y así recibirán generosamente, sean misericordiosos y Yo les mostraré mi misericordia.

Autor: José de Jesus y María

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