Año A- Tercer Domingo de Adviento
2 Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle:
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Juan el Bautista fue un hombre de gran coraje, dedicó su vida completamente para mí aunque el no me conocía. Por causa de sus convicciones fue llevado a la prisión y después condenado a la muerte. Yo estoy muy agradecido con todos aquellos que me sirven, su recompensa es eterna. Quiero que aprendan de este hombre que se negó a sí mismo de tantas formas para sacrificar su vida por causa de mi venida.El no tuvo miedo de hablar acerca del pecado, que todavía es tan prevaleciente en el mundo. El vino a preparar las almas para mi venida con la poderosa palabra “arrepiéntase”. Después de que Él cumplió su misión, Yo empecé a predicar las buenas noticias acompañadas por los signos mesiánicos predichos por Isaías: “los ciegos ven, los cojos pueden caminar, los leprosos son sanados, los sordos escuchan, los muertos se levantan, y los pobres escuchan la predicación del evangelio de la salvación”. Yo todavía hago uso de instrumentos humildes para cumplir la misión de la salvación; ellos llevan mi palabra a los demás, quienes se benefician inmensamente cuando escuchan con sus corazones. Mi mensaje está lleno de poder: “Arrepiéntanse, el Reino de los cielos está cerca, está verdaderamente dentro de ustedes.” Y quizás muchos de los signos mesiánicos no toman lugar hoy en día como en mi tiempo, principalmente por su falta de fe. Pero Yo todavía bendigo muchas almas diariamente con mis milagros. El más poderoso de los milagros toma lugar en el interior. Los ciegos abren los ojos del espíritu y comienzan a ver la realidad de Dios en sus vidas, me aceptan como su Señor y Salvador, se arrepienten y comienzan a ver la vida con mis ojos. Los cojos caminan de nuevo, significando aquellos que caen por sus pecados empiezan a caminar una vida derecha, se dan cuenta del daño que el pecado les ha hecho, así que empiezan a caminar en mi gracia. Los leprosos son sanados, aquellos que por su pecaminosidad han herido sus almas empiezan a recibir mi sanación y sus almas son restauradas a la pureza. Los sordos escuchan cuando mi evangelio empieza a tener sentido para ellos y ponen en práctica mis palabras creativas. Aquellos que están muertos en el pecado regresan a la vida cuando se arrepienten porque Yo les perdono y los levanto de nuevo. Escúchenme. Mis palabras son palabras creativas de sabiduría, y de vida eterna. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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