Hemos sido creados para conocer, amar y servir a Dios en esta vida, para que así obtengamos el mérito de disfrutarle en la Vida Eterna.
Todo tiene un propósito en la vida. Dios ha creado los Cielos y la tierra para mostrarnos Su Magnificencia, Su Poder y Majestad y para atraer nuestra atención hacia El, el Creador, no a Su creación. Desafortunadamente abandonamos a Dios, nos alejamos de su Presencia y en egoísmo vivimos nuestras vidas para nosotros solamente [2 Crónicas 29:6].
El martillo esta diseñado para clavar puntillas, el micrófono esta hecho para que hablemos a través de el. Ahora, imaginemos que empezamos a clavar puntillas con un micrófono o que tratamos de hablar a través de un martillo...? Ridículo, gracioso, estúpido o cualquier otra cosa que le queramos llamar, simplemente no esta correcto.
Hemos sido creados para el propósito de ser atraídos de regreso a Dios, pero cuando nos separamos de El, las cosas no andan bien en nuestras vidas. Empezamos a quejarnos porque no encontramos el propósito de vivir. Si fuéramos maquinas de lavar ropa habrían instrucciones de manejo y las leeríamos. Si algo se dañara iríamos a un mecánico licenciado de maquinas lavadoras para que nos arreglara.
Ahora, puesto que somos hijos de Dios, no es acaso apropiado que vengamos a El en cualquier momento que algo no ande bien en nuestras vidas? Pero es acaso correcto venir a El solamente cuando le necesitamos? [Joel 2:12] Será entonces mas adecuado tener una mejor relación con El quien nos ha creado, nos ama, se preocupa de nosotros y nos está llamando a la vida eterna?
Quedamos muy agradecidos aquí en la tierra cuando la gente es buena con nosotros y nos ayuda, puesto que la gente es instrumental para la felicidad de nuestras vidas.
No deberíamos entonces empezar a darnos cuenta de cuanto le debemos a Dios, cuanto el cuida de nosotros a cada instante, manteniéndonos vivos y dandonos amor a través de los demás?
Tenemos que contemplar la Majestad de Dios, tenemos que alabarle por las obras de su creación, tenemos que alabarle por su Poder y Gloria, tenemos que alabarle por Su Infinito Amor y Misericordia. [Salmo 146]
Alabado sea Dios el Padre Todopoderoso en su supremo Poder y Voluntad, Quien por Su diseño divino mantiene el universo.
Alabado sea Jesucristo, la Palabra Eterna de Dios, que se hizo carne, por cuya palabra todo ha sido creado, Quien vino a salvarnos de la muerte.
Alabado sea Dios el Espíritu Santo, Quien sostiene el universo por el Poder de Su Amor, Quien ha venido a morar en nuestros corazones para poder hacer que conozcamos, amemos y sirvamos a Dios.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio es ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Adorar a Dios en un profundo acto de alabanza y agradecimiento, es amarle por lo que El es, es entregarnos totalmente a El.
Los Serafines, la mas alta jerarquía de ángeles son también llamados los ardientes porque ellos arden continuamente con amor de Dios. En [Isaías 6:3] ellos se ven continuamente adorando a Dios y dicen : Santo, Santo, Santo es el nombre del Señor, llenos están el Cielo y la Tierra de Su Gloria.
Es como si al declarar la santidad de Dios, nosotros también nos volvemos santos.
Si colocamos nuestras manos en el agua, nos mojamos, si las ponemos en el fuego nos quemamos, si estamos en la oscuridad y venimos a la luz podemos ver. Así también cuando venimos ante la Presencia de Dios en Alabanza y Adoración, Dios refleja su Gloria sobre nuestras almas y experimentamos una Paz tremenda en nuestros corazones, sentimos el gozo de conocer que Dios está respondiendo a nuestro amor y así satisfacemos el anhelo de nuestras almas. Cuando venimos a Dios en nuestro vacío, el nos llenará abundantemente de Sus riquezas, cuando venimos a El en nuestra oscuridad, el nos bañará en Su Luz, cuando venimos a El en nuestro pecado, El nos cubrirá con Su Gracia y Misericordia. Nosotros nunca regresaremos de la Presencia de Dios con las manos vacías porque El es Amor y el Amor arde continuamente como fuego [ Hebreos 12:29] alcanzando con sus llamas de pureza y perfección.
La oración, la alabanza y la adoración nos conducen a la contemplación de Dios, Quien está siempre golpeando a nuestras puertas [Apocalipsis 3:20]. Existen muchas oraciones que podemos rezar, pero ningunas mas hermosas que las que vienen de nuestro propio espíritu, puesto que el Señor quiere que le adoremos en Espíritu y en Verdad [Romanos 8:26-27]. También podemos leer los Salmos y cantar canciones de alabanza al Señor.
Cuando respondemos al llamado de Dios, nuestras almas son santificadas y llenas de hermosura.
El acto mas grande de Adoración que podemos hacer es recibir a Jesús en el Sacramento de Su Presencia, la Sagrada Eucaristía. No hay ningún ofrecimiento mas grande para Dios el Padre que Su Hijo, y este es el ofrecimiento que le damos a Dios cuando recibimos a Jesús [Hebreos 13:15]. De esta manera nosotros podremos adorar su Presencia dentro de nosotros y nos volvemos tabernáculos de la Divinidad así que al vivir en Su Presencia somos santificados. También podemos adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar y de esta manera anhelaremos poseerle siempre dentro de nosotros.
También adoramos a Jesús cuando meditamos Su pasión a través de la meditación de las Estaciones de la Cruz, o cuando rezamos el Santo Rosario que contiene la completa vida, pasión, muerte, resurrección y gloria de Jesús en compañía de Su Santa Madre.
Morimos solamente una vez, después viene el juicio [Hebreos 9:27], y que puedan estas palabras de Dios borrar la teoría de la reencarnación.
Nuestro futuro depende de nuestro presente. Tal como la gente invierte dinero, tiempo y esfuerzos en las cosas del futuro, debemos de invertir nuestras cortas vidas en preparación para la gran vida eterna.
Que son 60 u 80 anos de vida o mas si el Señor nos los da, comparados a una eternidad? No es ni siquiera un grano de arena comparado al universo, porque no tenemos ni el conocimiento de entender la medida de la creación. Solo Dios sabe; por eso en humildad podemos tan solo ponderar y entender que seríamos tontos no sabiendo como escoger entre la vida y la muerte [Deuteronomio 30:19].
No es que realmente muramos cuando morimos [Juan
12:24], porque el espíritu es inmortal y si tenemos que enfrentarnos al juicio,
tenemos que luchar para vivir una vida santa y así evitar la condenación.
En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida [Juan 5:24].
Aquellos que viven por la Palabra de Dios ya han sido juzgados, y Jesús no vino al mundo a condenar sino a salvarnos.
Si vivimos y morimos en Dios, seremos levantados en El y viviremos eternamente en El.
Despreciemos el mundo por lo que es y vivamos una vida
santa, no tan solo por las recompensas ofrecidas sino porque este es el llamado de Dios a
santificarnos. Benditos son aquellos que confían en el Señor [Jeremías
17:7]
El
Trabajo de Dios
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