El Trabajo de Dios    |     Cartas F. Reverter

De la mano de María... Gracia recibirás

Marzo – Abril de 1999


Paz a todos los corazones, alegría en nuestro obrar porque el Señor Jesús ha resucitado de entre los muertos consumando el sumo Sacrificio que nos ha devuelto la vida en Dios, nos ha reconciliado con Él limpiando con su Sangre de Cordero Inocente nuestros corazones y vestiduras espirituales de la suciedad que, por tanto tiempo y por nuestros pecados, ha ido pegándose en ellas.

La suciedad está por doquier, acechando, rondando, acercándose a cada uno a través de sus partes más débiles, diversas según cada creatura ...; pero desde la consumación del Sacrificio del Cordero Inocente en la Cruz, todos aquellos que aceptan la Cruz y la resurrección del Señor, son limpiados de esta suciedad, no una vez, ni dos, sino tantas veces como sean necesarias porque el Padre sabe de nuestra condición pecadora; eso sí, siempre y cuando, tengan disposición de ser limpiados; reconociendo su condición pecadora, con humildad, con fe absoluta, confianza, abandono, propósito firme de enmienda y fieles a la Iglesia de Pedro.

Y ante tanta nueva filosofía espiritualista como hay en el mundo nos reiteramos en la fidelidad a la Iglesia de Pedro y a los sacramentos porque solamente así responderemos al Maestro manteniéndonos firmes en su enseñanza. Con razón Jesús resucitado, en su primera manifestación a los apóstoles antes de su ascensión a los cielos, cuando estaban juntos con las puertas cerradas por temor a los judios (aún no habían recibido el Espiritu Santo y permanecían escondidos, confundidos y no todos muy crédulos a pesar de los testimonios de las mujeres y Pedro y Juan), se les apareció Jesús llevándoles su PAZ y mostrándoles sus manos y su costado. Fue entonces cuando les mandó en su ministerio SACERDOTAL, y echando sobre ellos su aliento les dijo: "RECIBID EL ESPIRITU SANTO; A QUIEN PERDONÉIS LOS PECADOS LES SERAN PERDONADOS, A QUIENES SE LOS RETUVIERAIS, LES SERAN RETENIDOS" (Jn 20, 19-25).

Esto mandó Jesús a sus discípulos hace 2.000 años, y hoy sigue tan vigente como el primer día, por lo que, conscientes de nuestras debilidades y de nuestra condición, debemos acudir al SACERDOTE para recibir absolución VERDADERA de nuestros pecados a través del Sacramento de la confesión y penitencia que no es invento de hombres sino mandato de CRISTO.

Insistimos en la necesidad de ser fieles a los Sacramentos que Cristo nos ha dejado en herencia como MEDIOS para que nuestra redención sea en verdad salvación de nuestras almas para participar de la Gloria en la Patria Celestial ocupando cada uno de nosotros la morada que el Padre desde siempre nos ha tenido preparada. Muchos creen en la Resurrección del Señor pero luego no quieren saber nada de SACRAMENTOS, se definen católicos no practicantes porque según ellos "no creen en la iglesia ni en los curas". En verdad son tibios que eluden el compromiso de renunciar a sí mismos, y permaneciendo en su yo, algunos se sienten orgullosos por no necesitar de los Sacramentos. Haced oídos sordos a las insinuaciones de aquellos que os quieran apartar de los Sacramentos, en especial de la Penitencia y la Eucaristía, pues pareciendo sabios humanamente, son en verdad ignorantes porque se bastan a sí mismos y en su orgullo no se percatan que, necios, escuchan los susurros de satanás que les sigue ensuciando, y al no limpiarse se alejan cada vez más del Cuerpo y la Sangre del Cordero, también derramada para ellos pero que no aceptan porque su razón humana permanece y no cree en lo que no ve ni entiende aquello que no es inteligible a su raciocinio.

Hermanos amados, todos, satanás susurra a todos, sigue buscando nuestro alejamiento, PERSIGUE nuestra renuncia voluntaria a Dios a cambio de aparente sabiduría humana que encuentra respuesta a todo menos a Dios, convirtiéndolo en algo innecesario, porque todo está en nuestro yo, en nuestro interior. No debe extrañarnos pues, que cada vez más nuevas filosofías de tipo espiritual aparezcan por doquier. Estas filosofías pretenden dar respuesta a la necesidad espiritual que toda creatura tiene, pero las da a través del yo de cada uno, de técnicas para potenciar ese yo humano y obtener así "poderes aparentes". Debemos cuidarnos de tales filosofías, pues Cristo habló claro y sin posibilidad de interpretaciones diversas: " el que quiera venir en pos de Mí, NIEGUESE A SI MISMO (niegue su yo), tome su cruz y sígame"(Mt 16,24-25).

 

En nuestro camino debemos permanecer pues en la barca de Pedro, a pesar de ser una barca aparentemente vieja, incluso carcomida en algunas partes a los ojos humanos y materiales. Que no nos deslumbren otras barcas nuevas y aparentemente relucientes, donde se promete alegría y abundancia, donde no se habla de cruz, donde se habla de uno mismo alimentando el yo humano y hablando de un amor humano al prójimo, selectivo, individual...

Para ello, para no sucumbir a la tentación, no debemos escondernos, ni temer, debemos aceptar al Abogado, al defensor prometido por Jesús: EL ESPIRITU SANTO que otorga LA VERDADERA SABIDURIA, aquella que no se encuentra en los libros escritos por el hombre ni es alimentada por el estudio porque no atañe a la razón sino que se concede a los corazones humildes y abiertos a la GRACIA, que se transmite de corazón a corazón y desde el corazón alumbra la razón y no a la inversa. Estamos hablando de la Sabiduría que se oculta a los orgullosos , a los que se creen grandes de este mundo.

Hermanos amados, se acerca el gran día de Pentecostés, nada somos y si no es por la acción el Espíritu Santo, nada de Dios podemos comprender, más aquellos doce que estuvieron con Jesús en toda su vida pública de enseñanza, tampoco entendieron nada, y por un pequeño espacio de tiempo, todos, menos Juan, el pequeño y el humilde, creyeron en el fracaso de Jesús y temiendo a los judíos permanecían escondidos. Fue necesario que Jesús resucitado se apareciera a ellos antes de su Ascensión y antes de Pentecostés para que viendo creyeran y así abrieran sus corazones para recibir sin oponer resistencia al DEFENSOR que transformó su temor en fortaleza y guiados siempre por el Espíritu Santo dieron testimonio verdadero de lo que vieron y Glorificaron al Padre por Cristo y por ellos la Buena Nueva llegó a nosotros y muchos creyeron, y de la descendencia de aquellos también nosotros hemos creído.

Hermanos amados, en la alegría preparemos nuestros corazones al Espíritu Santo para que recibiendo discernimiento hallemos en la Verdadera Sabiduría fortaleza para caminar cada uno según la Voluntad del Padre y no según la nuestra, respondiendo así, en este hoy de gran tiniebla y confusión, a la llamada de María , nuestra Madre Bendita que por mandato del Padre viene y se manifiesta al mundo en busca de sus hijos perdidos, para que viendo luz volvamos al redil del Buen Pastor usando como medio la Barca de Pedro única y exclusivamente, porque ninguna otra será válida ,digan lo que digan algunos hombres y mujeres de este hoy.

Los apóstoles tuvieron necesidad de Jesús antes de recibir el Espíritu de Verdad, nosotros le tenemos muy cerca también, está en todos los Sagrarios del mundo esperándonos, para darnos su Paz y su Santo Espíritu, pero para recibirle debemos ser pequeñuelos, no vaya a ser que deseando ser grandes nos convirtamos en sabios del mundo y aun estudiando y escudriñando no nos percatemos de que nuestro corazón no está abierto ante Jesús Sacramentado que viene a nosotros si le aceptamos, todos los días para que la llama del Padre nunca se apague en nosotros.

Amados hermanos, unidos por un mismo Espíritu Santo, por un mismo Defensor por un mismo Maestro y por una Madre bendita que a todos nos protege con su Manto y que es camino seguro e inequívoco hacia la Santísima Trinidad. Que Dios nos bendiga a todos y nos preserve de toda confusión. Por los méritos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo alcancemos todos vida eterna en la Patria Celestial.

No tengamos miedo de pedir todos aquellos dones necesarios para nuestra salvación y para que seamos nosotros, no por mérito propio, sino para mayor Honra y Gloria del Creador, instrumentos de la verdadera Paz de corazón que poco o nada tiene que ver con la paz humana. Para ello debemos orar y amar de corazón, no según nuestro interés particular sino gratuita y desinteresadamente, no como obligación sino como acto desprendido y voluntario.

No olvidemos nuestras armas, el Santo Rosario, la fidelidad a los SACRAMENTOS, el Amor a Dios por encima de todo y al prójimo como si de nosotros se tratara. POR GRACIA, seremos capaces como lo fueron los apóstoles, no por méritos propios.

 

Familia Reverter-Bellisco

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