En el comienzo de su predicación Juan Bautista amonestaba las multitudes diciendo Mateo 3 versículo 2 Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos está cerca.
Después de que Jesús fue tentado por el diablo en el desierto, supo que Juan Bautista había sido encarcelado, entonces regresó a Galilea para cumplir las Sagradas Escrituras. Mateo 4 versículo 16 el pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz, y para los que habitaban en la región de sombras mortales, una luz se levantó. Luego Jesús siendo la luz del mundo inició su predicación con las mismas palabras de Juan Bautista como dice en Mateo 4 versículo 17
Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.
Jesús también con su palabra eterna nos está diciendo a cada uno Arrepiéntete, por que el Rey quiere reinar en tu corazón, mi Reino está muy cerca. Será que puedo reinar?
Una palabra tan sencilla, pero tan difícil de realizar:
Arrepiéntete.
Que es arrepentirse? Buscando la raíz de esta palabra en la palabra griega metanoia, es reconsiderar el estado del alma con respecto al pecado, es cambiar totalmente, valorar el daño que nos hemos hecho lejos de Dios, es tener un cambio transformativo en nuestro corazón, es repudiar el pecado de tal modo y conpunción que nos volvemos dignos de llevar a Cristo en el corazón como nuestro Rey.
Luego del arrepentimiento, Jesús nos dice que el Reino de los cielos está muy cerca, también nos dice que está dentro de nosotros. Y es que Jesús nació para ser Rey.
Juan 18 versículo 37 Entonces Pilato le dijo: "¿Luego tú eres rey?" Respondió Jesús: "Sí, como dices, soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
La primera verdad que tenemos que escuchar y poner en práctica para recibir el Reino de los cielos es arrepentirnos.
Y como reina Cristo en nuestro corazón?
El reino de Jesús no es de este mundo como el de los reyes que han gobernado en medio de la riqueza y el poder. El reino de Jesús es un reino de humildad, donde el alma se somete a la voluntad de Dios.
En realidad el Reino de Jesús es el Reino de la Divina voluntad, pues en ella el hombre acepta a Cristo como Señor, Rey y Salvador y de esta manera cumple la voluntad de Dios el Padre que es que todos seamos santos como Dios es santo.
Para permitir que Jesús sea Rey en nuestro corazón, tenemos que desocuparnos de todo lo que nos llena, de todos los falsos ídolos que se roban el amor que le pertenece a Dios a quien debemos amar sobre todas las cosas. Si tenemos apegamientos a las cosas terrenales, Jesús no es completamente nuestro Rey, si estamos aferrados al pecado, Jesús no reina en nosotros porque reina Satanás.
Si somos materialistas, y tenemos muchos planes para el futuro, Jesús no puede reinar en nosotros porque nuestro amor propio es más grande que el amor a Dios y porque vivimos para nuestra voluntad y no la suya.
Si no amamos a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todo nuestro ser, el reino de los cielos no está en nosotros, estamos perdiendo el tiempo buscando un Dios que es menos importante que los ídolos y diosecillos que reinan en nosotros. Que fácilmente nos podemos engañar simplemente hablando, teniendo esperanza y no haciendo nada por dejar que Cristo sea Rey.
Amemos, no solo de palabra sino de hecho.
Y me dice el Señor en mi corazón: “Cuando tu me tienes como rey en tu corazón, lo tienes todo. Y cuando ya lo tienes todo, entonces no tienes nada, porque tú dejas de existir para que Yo pueda reinar”
Debemos de buscar esa entrega espiritual en la cual decimos como San Pablo en Gálatas 2 versículo 20. No soy yo quien vive sino Cristo que vive en mí.
Y como Rey, Jesús no está solo. Su reinado viene acompañado del reino de María, madre de Jesús, madre nuestra, Señora y Reina Soberana de toda la creación. Consagrémonos al Sacratísimo Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María para que venga el Reino de Dios que diariamente invocamos con la oración del Padre Nuestro.
Este reino de Jesús se establecerá totalmente en la tierra con su Reino Eucarístico, cuando todos reconozcamos nuestro pecado, cuando nos arrepintamos y confesemos que Jesús es nuestro Señor y Dios.
Lucas 1 versículo 33 Y Jesús reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.
Viva Cristo Rey, Rey de reyes, Señor de señores, Dios de dioses, Luz de luces, verbo eterno, palabra de Dios encarnada. Para Dios nuestro Rey sea todo el Amor, la Alabanza, el Agradecimiento, la Adoración, el Honor, el Poder, el Reino, la Majestad y la Gloria ahora y siempre, Amén.
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