La verdadera santidad en la tierra solo se puede encontrar si vivimos en la Presencia de Dios.
El alma siendo aliento de Dios que nos da la vida, es parte suya y le glorifica cuando regresa a Él. Por eso es necesario llevar una vida de acuerdo a su voluntad para no manchar el alma con el pecado, y si desafortunadamente lo hacemos, entonces debemos limpiarla inmediatamente con una buena confesión.
Vivir en la Presencia de Dios significa vivir para Él, con Él y en Él. Es vivir como si solo existiera Dios y y el alma. En otras palabras Dios y yo.
Es mirar el mundo con ojos pasajeros y mirar a Dios con miradas eternas, es sentirse llamado y escuchar, es sentirse escogido y venir, es darse cuenta que somos parte de Dios e integrarnos en Él.
Debemos vivir cada momento de nuestro día con el Señor, esto implica pensar todo pensamiento uniéndonos a su mente, es hablar toda palabra recordando su palabra, es movernos pensando como Dios se mueve en el Espíritu, es actuar con Él y hacer todo lo que Él quiere.
Debemos ejercitar nuestra mente para que piense de nuevo alejando nuestro yo para que entre Jesús a reinar en nuestros pensamientos.
Y así como un niño me debería preguntar constantemente que desea el Señor, y también entablar un diálogo para no salirme de su Presencia. Miremos como hacerlo.
Señor, te doy gracias porque acabo de despertarme, hagamos todo juntos, ven conmigo, no te separes de mí. Aún en los momentos más privados de mi vida quiero estar contigo, ven Señor Jesús, acompáñame mientras me visto, mientras estoy en el baño, mientras como; comamos juntos, te comparto mi alimento.
Gracias Señor por todo lo que me das, gracias por tu compañía. Ven conmigo vamos a trabajar, vamos a estudiar, vamos a conversar con alguien, miremos juntos con amor, hablemos a los demás con amor, pues estamos unidos mi Jesús, hagamos todo juntos.
¿Señor, que quieres que hagamos en esta situación? ¿Como quieres que actúe en este momento Señor? ¿Señor porqué te fallo tanto? Ayúdame, corrígeme, fortaléceme, bendíceme, quiero depender totalmente de ti, no me dejes solo. Ayúdame a vivir en tu Presencia.
Y la manera perfecta de vivir en la Presencia del Señor es caminar como niños agarrados de las Santas manos de la Santísima Virgen María quien está siempre en la Presencia de Dios.