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Reflexiones espirituales
José Belmore Arias

La Santísima TrinidadLa Santísima Trinidad

La Santísima Trinidad

La Santísima Trinidad

Dios en su infinita grandeza, viene a nuestro entendimiento como la Santísima Trinidad. Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Dios el Padre, Dios el Ser Supremo, el Todo Poderoso, el Omnipotente en su Divina Voluntad es la primer persona de la Santísima Trinidad. Como Padre es nuestro creador y nos ha hecho en su imagen y semejanza.

Siendo Espíritu ha colocado en nuestras almas y espíritus esa pequeña imagen de su grandeza, dándonos la dignidad de ser sus hijos.

Dios el Hijo, la palabra de Dios el Padre, el Verbo Eterno, la voz que sale con autoridad del Padre es la segunda persona de la Santísima Trinidad. El Dios invisible se hace visible en la persona del Hijo, como Dios es Espíritu puro unido al Padre por toda la eternidad, palabra que se encarnó en el vientre de la Santísima Virgen María para volverse hombre y Dios a la misma vez, para dejar esa palabra viva de su evangelio con nosotros y para sufrir por nuestros pecados como el cordero de Dios que con su sacrificio aplaca la Justicia Divina y nos da la Salvación.

Dios el Espíritu Santo es el Amor de Dios el Padre y de Dios el Hijo, ese poder Divino que lo ha creado todo y que lo sostiene. El Espíritu de Dios es el Espíritu que nos santifica, viene a llenar nuestras almas y nos vuelve sus templos, es el Divino amigo que nos aconseja, es el Divino doctor que nos sana, es el Divino maestro que nos da conocimiento de Dios, es el aliento divino que nos da fortaleza y coraje para vivir nuestra vida de cristianos.

La Santísima Trinidad se manifestó en la creación, ver el primer versículo de la Biblia.

Dios el Padre con su Divina Voluntad tomó la decisión de crear, Dios el Hijo habló por el Padre y dijo hágase la luz, y la luz fue hecha, igualmente creó con esta palabra todo lo que ha sido creado. Dios el Espíritu Santo aleteaba sobre las aguas y trajo la vida a la creación, la sostiene con el poder del Amor de Dios el Padre y el Hijo, y santifica las obras de Dios para la Gloria Eterna de la Santísima Trinidad.
Esa misma Trinidad la vemos actuar en la creación espiritual descrita en el Nuevo Testamento, ver el primer capítulo de Juan.

En el principio existía Dios, Dios uno y trino, Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estaba Dios el Padre mostrándose como la Divina Voluntad de donde Dios la cabeza de la Trinidad ejecuta su Poder a través de la Palabra. Por eso dice luego y la Palabra estaba con Dios, porque Dios en su voluntad también está en su Palabra, y dice y la Palabra era Dios, o sea que Dios estaba en el Principio como la Voluntad, pero también como la Palabra, eternamente estaban y están porque Dios no se separa de si mismo.

Y todo fue hecho por la Palabra, o sea por la segunda persona, aunque todo venía de la voluntad de Dios y al hacerse en el amor de Dios se hacía y se sigue haciendo por el Espíritu Santo la tercera persona de la Santísima Trinidad.

Y nada de lo que existe se hizo sino a través de esa Palabra, y de esa Voluntad y de ese amor que son las tres personas de la Santísima Trinidad.

Esa unidad Trinitaria representa los tres principales atributos divinos Padre – Poder, Hijo Palabra – Sabiduría, Espíritu Santo Amor Divino del Padre y del Hijo, acción de Dios que crea y sostiene sus obras.

Para nuestro conocimiento humano, esta Santísima Trinidad contiene todos los infinitos atributos Divinos y todas las perfecciones infinitas que hay en Dios.
Porque Dios se puede personalizar en cualquiera de sus atributos sin quitarle a ninguno de los demás, y porque Dios es completa armonía se nos presenta en forma de personas para que le podamos comprender mejor. Pero Dios es uno, indivisible, inmutable, eterno, sin comienzo ni fin.

Así entonces Dios es Luz y todo ha salido de la luz, y esa luz se encuentra tanto en el Padre como en el Hijo y como en el Espíritu Santo. Esa Luz ha venido a brillar en las tinieblas para disipar el mundo del pecado y para liberarnos de la esclavitud del pecado. Esa luz ha venido a llenarnos para convertirnos en la luz del mundo.

Dios es la Gracia que vino a la tierra, el favor de Dios que descendió a perdonar y a volver a recrear la imagen perfecta que había colocado en el hombre cuando lo creó pero que fue manchada por el pecado. Esta Gracia llenó la Virgen María para que con el favor de Dios para toda la humanidad concibiese su Hijo, el Espíritu de la Palabra de Dios que se hizo carne en su vientre virginal. Y así Jesús entró al mundo lleno de Gracia y Verdad. En Él encontramos el camino al Padre, en Él conocemos la Verdad que tanto hemos ignorado y en Él tenemos la Vida, no solo la vida que llevamos en este cuerpo perecedero sino la vida del alma y el Espíritu, que son el aliento eterno de Dios en cada uno de nosotros los seres humanos.

Dios el Padre está siempre rodeado de Luz, Majestad y Gloria, pues eternamente es el Espíritu Padre de todos los Espíritus y todo lo que existe y ha existido ha sido creado para su placer y su Gloria.

Dios el Hijo, ha venido al mundo de la materia y el tiempo para salir por un momento de la eternidad y glorificar al Padre en su creación por causa de nuestro pecado, por eso tuvo que entregar su vida en la cruz para el perdón de nuestros pecados y para abrirnos el camino para la vida eterna en el Padre.

Dios el Espíritu Santo, es el Amor de Dios el Padre y Dios el Hijo, unido para crear, bendecir, amar, proteger y santificar la creación para la Gloria De toda la Trinidad.
Dios vive en lo más alto de lo alto, en su Luz, Majestad y Gloria pero hace su morada en un corazón humilde y contrito como el de la Virgen María, y así mismo desea hacer su morada en cada uno de nosotros.

Como Santísima Trinidad, Dios desea entronizarse en nuestros corazones, pues somos templos de su Espíritu, y este Espíritu es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo.

Es difícil encontrar a Dios porque Dios es Espíritu, tan solo lo podemos encontrar a través de los ojos de la fe y debemos por eso seguir la recomendación de Jesús que nos dice que los verdaderos adoradores adorarán a Dios en Espíritu y en Verdad.

Dios está entronizado en el Inmaculado Corazón de María, esto hace que nos sea muy fácil encontrarle si venimos a nuestra madrecita celestial con nuestras devociones para que ella nos purifique y nos acerque a la morada de Dios en ese templo Sión en su Inmaculado Corazón.

Santisima Trinidad, Dios Padre, Hijo, Espiritu Santo, Adoracion

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