Hechos 2 versículo 38 Pedro le habló a los Judíos: Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Juan Bautista habló sobre la venida del Espíritu Santo cuando dijo en Mateo 3 versículo 11 Yo os bautizo con agua en señal de conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Jesús le dijo a sus apóstoles Lucas 24 versículo 49 "Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Vosotros permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto."
Juan Bautista nos habla de la recepción del Bautismo antes de la recepción del Espíritu Santo, aún Jesús mismo fue bautizado por Juan y luego descendió sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma.
Juan Bautista no tuvo que bautizarse primero, sino que él recibió el Espíritu Santo en el vientre de su madre en el momento en que la Virgen María saludó a Elizabet su madre.
El Bautismo nos purifica de la mancha del pecado original y nos permite entrar en el cuerpo de Cristo, nos viste con su Luz y nos llena de la Gracia santificante.
Pero desafortunadamente si no somos santos caemos en el pecado y empezamos a perder esa relación santa con el Señor. Es imposible experimentar la Presencia del Espíritu Santo si nos encontramos en pecado o si llevamos resentimientos escondidos en el alma.
Después del Bautismo de Juan, las personas todavía necesitaban recibir el Bautismo del Señor para poder recibir el Espíritu Santo.
Ese Bautismo del Espíritu Santo del cual habla Juan Bautista es un bautismo también de fuego.
Los apóstoles lo recibieron el día de Pentecostés y el Espíritu Santo se manifestó en forma de lenguas de fuego. Lo que recibieron se manifestó exteriormente en su expresión de alabanza a Dios y en el don de profecía, luego pudieron hablar en lenguas extranjeras y recibieron sabiduría y poder de lo alto para proclamar el evangelio y hacer milagros en el Santo Nombre de Jesús.
Interiormente se sintieron llenos de gozo, llenos de coraje para llevar su testimonio y vivir solamente para el Señor.
Vemos que los requisitos para recibir ese bautizo del Espíritu Santo son una entrega total a Dios como lo hicieron fielmente los apóstoles, también rezaron pidiendo el Espíritu, su vida estaba totalmente dedicada al Señor y por eso recibieron el Espíritu Santo.
Con el bautismo del Señor que ellos ya habían recibido no habían recibido el Espíritu Santo en una forma total, En Juan 20 versículo 22 Jesús les sopló su aliento después de la Resurrección y les dijo, reciban el Espíritu Santo; tampoco se llenaron completamente, sin embargo ellos lo recibieron en plenitud el día de Pentecostés.
Tenemos aquí una vista clara de cómo el alma debe pasar por varios estados antes de llenarse totalmente o sea de tener un Bautismo del Espíritu Santo. Estos pasos son:
1 El Arrepentimiento
2 El Bautismo
3 La Oración en expectación del Espíritu Santo
4 El Bautismo del Espíritu Santo, algo que pocos de nosotros los bautizados recibimos en plenitud.
En nuestra Iglesia Católica nos conformamos con recibir el Bautismo y los Sacramentos y a veces no hacemos esfuerzos de llenarnos del Espíritu Santo y experimentar ese Bautismo del Espíritu del cual se habla en las Sagradas Escrituras.
Pues cuando se recibe ese Bautismo se recibe el don de lenguas, se reciben dones de sanación, de liberación, de palabra de conocimiento, de profecía, de discernimiento, de sabiduría, de consejo y muchos más.
Querido hermano, hermana. ¿Haz recibido alguno de esos dones? Si es así, bendito sea el Señor, porque has abierto el corazón de tal manera que el Espíritu del Señor ha venido a reinar en tu alma.
Si no has recibido nada de lo anterior, regocíjate.
Hoy vamos a aprender como recibir ese Bautismo del Espíritu Santo.
Primer paso. Primero que todo tienes que arrepentirte de todos los pecados de tu vida. ¿Estás listo o lista para la venida del Señor en este momento?
¿Si Dios te llamara a la otra vida ahora, como te sentirías? ¿Estás en paz?
Estás seguro de no tener nada escrito en el libro de la vida que sea de reproche del Señor?
Para poder experimentar una conversión total, debemos abandonar el pecado, el mundo y el demonio por completo, y en esto se requiere odiar hasta el más mínimo pecado. Tenemos que mirar los pecados como corona de espinas en la cabeza del Señor que nosotros le hemos colocado con nuestro orgullo y materialismo.
Tenemos que ver como latigazos al Señor toda nuestra lujuria, tenemos que ver como clavos en sus manos nuestras malas obras, tenemos que ver como clavos en sus pies nuestros malos pasos, tenemos que ver en las llagas de sus rodillas todas nuestras caídas en el pecado, tenemos que ver la fealdad de nuestras almas en el rostro profanado y desfigurado de Jesús. Tenemos que ver todos nuestros pecados como la carga que Jesús llevó y que le causó esa llaga en su hombro. Tenemos que ver que nuestro pecado le causó todas las llagas, dolores, derramamiento de sangre, lágrimas y angustias y las de su Madre Santísima. Tenemos que ver también que nuestra indiferencia y toda nuestra mala vida le causó el traspaso de su corazón por la lanza. Todo esto lo debemos mirar así para poder tener dolor de haberle ofendido, y para sentir verdadera contrición.
Y es que es, solamente así que nuestra alma puede llegar a ser un templo digno de la Presencia del Señor.
Segundo paso. El Bautismo que recibimos fue para entrar en Cristo y serle fiel. Si hemos pecado, hemos profanado esta relación con el Señor. Esto ocurre todavía porque tenemos inclinación al pecado, por lo cual debemos renunciar totalmente cualquier tipo de pecado, debemos renunciar a Satanás y a todas sus pompas. Solo así podremos estar seguros de estar viviendo las promesas de nuestro bautismo y de estar limpios para recibir el Espíritu Santo.
Tercer paso. Debemos orar para que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros. El Espíritu Santo no desciende automáticamente. Dios viene a llenar su templo cuando nosotros le mostramos nuestra fidelidad renunciando el pecado y comprometiéndonos a no volverle a ofender, no es fácil, pero es indispensable.
El Espíritu Santo es el Santificador, él viene a hacernos santos, por eso debemos entregar toda nuestra voluntad negándonos a nosotros mismos, esto es viviendo solo para el Señor. Luego debemos orar continuamente para establecer un diálogo con el esposo del alma el Espíritu Santo.
Cuarto paso. La experiencia del Bautismo del Espíritu Santo es algo tan grande. Hace 28 años, yo oré intensamente para la venida del Espíritu Santo en mi vida. El Señor me escuchó, su espíritu me llenó de tal manera que me sentí una criatura nueva nacida en Cristo. A partir de ese momento sentí la voz de Dios que me habló en el corazón y continúa hablándome. También me habló la Santísima Virgen María.
Recibí el don de lenguas, con este don adoro a Dios diariamente, recibí el don de sanación por medio del cual el Señor ha sanado muchas personas con mis oraciones, no a todas, porque todo solo sucede de acuerdo a la voluntad del Señor, recibí el don para conseguir la liberación de personas influenciadas por el demonio, recibí también el don de proclamar la Palabra de Dios, el don de visiones de almas del Purgatorio y otras visiones, pero de todos los dones el más precioso que he recibido es el don de escuchar la voz de Dios en mi corazón, a este se refieren las escrituras como el don de profecía.
Estos dones los tiene el Espíritu Santo listos para ti, así que empieza a orar hermano – hermana. El Señor quiere llenarte. Dios te bendiga y te colme de su Espíritu Santo en el Nombre de Jesús.
Como podemos recibir el Espíritu Santo - Bautismo del Espíritu
Como podemos recibir el Espíritu Santo
