Escuchamos voces, rumores, frases penetrantes que sacuden nuestra fe. Pero si buscamos una explicación en la Iglesia, solo sentimos silencio de lo alto.
¿Porque será que será que ocurren tantas cosas en la Iglesia que nos hacen preocupar y nos llegan con tanto dolor al alma?, y lo único que único que recibimos son quejas de los escándalos, herejías, afirmaciones dudosas y tantas otras cosas que nos hacen daño como Católicos y están desocupando nuestras Iglesias. De arriba no percibimos sino silencio e inacción. Y así va pasando el tiempo.
Con frecuencia escuchamos de los escándalos sexuales, de la pederastia, y nos ruborizamos de ver como dentro de la misma Iglesia surge tanto pecado, traición, complicidad con el cubrimiento de la verdad y la mentira.
¿A quien nos podemos quejar cuando vemos que grupos de Obispos tratan de recibir explicaciones de lo que ocurre en la Iglesia y tan solo reciben silencio como respuesta? Y acusaciones desde lo alto de que están en contra del Papa y son cismáticos.
Nosotros como laicos, no somos nada ante la Jerarquía de la Iglesia, nuestra Iglesia no hace mucho con respecto a las quejas, es triste tratar de estos temas y no obtener ningún resultado. ¿Pero será prudente que nos quedemos callados?
Muchos Católicos están siendo llevados al error por Sacerdotes que con la teología de liberación tratan de enseñar un cristianismo humanista y relativista que en el cual se lucha contra las injusticias sociales equiparando la vida de Jesús en su lucha contra los Maestros de la Ley, pero alejándose de la verdadera enseñanza de Cristo que nos llama al arrepentimiento, a perdonar, a negarnos a nosotros mismos y aceptar la voluntad de Dios.
La religión Católica no es un partido político ni tampoco debe ser promovida como tal.
Muchos papas y obispos se han opuesto a la teología de liberación, pero aun seguimos escuchando esa retórica en muchos países, y esto lleva a mucha gente a perder la fe en Cristo y a tener más fe en los hombres.
La Iglesia es el cuerpo de Cristo y como tal está sufriendo su pasión, la traición, y finalmente su muerte.
Son muchas las llagas que cubren nuestra madre Iglesia en estos momentos.
El Vaticano trata de silenciar todo tipo de escándalo, pero todo lo oscuro está saliendo a la luz, para vergüenza de los que sinceramente deseamos la pureza de la Iglesia. El Vaticano trata de negociar con víctimas de abuso sexual, tapando la realidad del problema, no vemos que surja una ley que sea más firme con los traidores de la Iglesia, tal como en los tiempos de Cristo, hay mucha hipocresía.
(Mat 23:28) Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
Mucha porquería se está metiendo debajo de la alfombra de la complicidad y la mentira para esconderla de la luz de la verdad.
Jesús nos dice (Lucas 8:17) en el evangelio de Lucas, que todo lo que está escondido saldrá a la luz y ahora más que nunca cuando las noticias se divulgan en minutos a través de los medios de comunicación, podemos estar más al día de lo que acontece en la Iglesia, aunque debemos usar el discernimiento para no cometer errores de juicio.
Así que llegará el momento de la Justicia y cada cual tendrá que responder por sus vergüenzas, mientras tanto lo único que podemos hacer es rezar por los que traicionan el cuerpo de Cristo. Debemos hacer mucha oración por la el Papa, la cabeza de la Iglesia, también por el Papa emérito Benedicto XVI
Es muy doloroso ver como la Iglesia trata cada vez más de entrar en el falso ecumenismo, el cual no busca evangelizar y convertir a los demás sino que acepta la espiritualidad de otras religiones que no están con Dios sino con los demonios, vemos como la Iglesia va en camino a una globalización unida con otras creencias y tendencias culturales que son abominaciones en los ojos de Dios.
¿Podemos acaso estar en dos mesas a la vez?, ¿en el altar de Cristo donde el derrama su sangre en la Eucaristía y a la vez en la mesa de los demonios?
Tenemos una religión estricta, donde estamos concientes de que nos podemos condenar por un solo pecado mortal. Sin embargo, ahora resulta que estamos empezando a aceptar a los homosexuales, a través de una misericordia falsa que no condena el pecado y le abre las puertas de la Iglesia, acepta el pecador tal como es sin guiarlo al arrepentimiento. Se nos inclina a darle la bienvenida a los homosexuales para que continúen en su pecado y puedan recibir al Señor en la Sagrada Eucaristía, muchos obispos en Alemania quieren que las personas que se han divorciado y se vuelven a casar puedan recibir la Eucaristía, otros permiten que las personas de otras religiones que se casan con Católicos tengan acceso a los sacramentos sin haberse convertido al Catolicismo, y así existen otras maneras de profanar el cuerpo de Cristo por autorización desde lo alto.
(Mateo 7:6) Mateo siete, versículo seis nos dice, No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen.
Parte de la Jerarquía de la Iglesia ya no se preocupa de la santidad del Sacramento de la Eucaristía, entregando la perla máxima de nuestra fe a los cerdos.
En esto consiste la falsa misericordia, pues sabemos que Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condena. (1Co 11:29)
Pero la ley será más fuerte para el Pastor que envenena a sus ovejas, para aquel ciego que en su orgullo y maldad lleva a muchas almas al abismo eterno del infierno.
La santidad de los sacramentos de la Iglesia nos lleva a tener verdaderos encuentros con Jesús, pero la profanación de los sacramentos nos lleva a encontrarnos con Satanás.
Aun si nos confesamos y deliberadamente callamos un pecado mortal o lo camuflamos para no mostrarnos culpables, este puede ser el motivo de nuestra condenación.
Voy ahora a relatar un testimonio sobre el efecto de una mala confesión.
Había una señora que por muchos años calló en la confesión un pecado deshonesto. Refiere San Algonso Ligorio, y más particularmente el Padre Antonio Caroccio, que pasaron por el país en que vivía esta señora dos religiosos, y ella, que siempre esperaba confesor forastero, rogó a uno de los Sacerdotes que la oyese en confesión, y se confesó. Luego que hubieron partido los Padres, el compañero dijo al que confesó la Señora, que había visto que mientras ella se confesaba, salían muchas culebras de su boca, y que una serpiente enorme había dejado ver fuera su cabeza; mas de nuevo se había vuelto dentro, y entonces vio entrar tras de ella todas las culebras que habían salido. Sospechando el confesor lo que aquello significaba, volvió al pueblo y a la casa de aquella señora, y le dijeron que al momento de entrar en la sala había muerto de repente. Por tres días consecutivos ayunaron y rogaron a Dios por ella, suplicando al Señor les manifestase aquel caso. Al tercer día se les apareció la infeliz señora, condenada y montada sobre un demonio en figura de un dragón horrible, con dos serpientes enroscadas al cuello, que la ahogaban y le comían los pechos; una víbora en la cabeza, dos sapos en los ojos, flechas encendidas en las orejas, llamas de fuego en la boca, y dos perros rabiosos que le mordían y le comían las manos, y dando un triste y espantoso gemido, dijo: “Yo soy la desventurada señora que usted confesó hace tres días; a medida que iba confesando mis pecados, iban saliendo como animales inmundos por mi boca, y aquella serpiente que el compañero suyo vio asomar la cabeza y volverse dentro, era figura de un pecado deshonesto que siempre había callado por vergüenza; quería confesarlo con usted, pero tampoco me atreví: por esto volvió a entrar dentro y con él todos los demás que habían salido. Cansado ya Dios de tanto esperarme, me quitó de repente la vida y me precipitó al infierno, en donde estoy atormentada por los demonios en figuras de horribles animales. La víbora me atormenta la cabeza por mi soberbia y demasiado cuidado en componerme los cabellos; los sapos me cierran los ojos, por las miradas lascivas; las flechas encendidas me lastiman las orejas, por haber escuchado murmuraciones, palabras y canciones obscenas; el fuego me abrasa la boca, por las murmuraciones y besos torpes; tengo las serpientes enroscadas al cuello que me comen los pechos, por haberlos llevado de un modo provocativo, por lo escotado de mis vestidos y por los abrazos deshonestos; los perros me comen las manos, por mis malas obras y tocamientos feos; pero lo que más me atormenta es el formidable dragón en que voy montada, que me abrasa las entrañas, y es en castigo de mis pecados impuros. ¡Ah, que no hay remedio ni misericordia para mí, sino tormentos y pena eterna! ¡Ay de las mujeres! –añadió-, que se condenan muchas de ellas por cuatro géneros de pecados: por pecados de impureza, por galas y adornos, por hechicerías y por callar los pecados en la confesión; los hombres se condenan por toda clase de pecados; pero las mujeres, principalmente por los cuatro.” Dicho esto, se abrió la tierra y se hundió esta desdichada hasta el profundo del infierno, en donde padece y padecerá por toda una eternidad.
¿A dónde nos encontramos espiritualmente? ¿Estamos en estado de gracia o tenemos algún pecado pendiente que necesita ser confesado?
¿Que está pasando en nuestra santa madre la Iglesia Católica?
Como miembros del cuerpo de Cristo, somos llamados a pertenecer al sistema inmunológico, que con oraciones y reparaciones podamos invocar la gracia para que muchas almas se arrepientan y logren tener la salvación.
Hoy en día ya vemos como muchos templos católicos son modernizados. El Santísimo Sacramento del Altar no está en el lugar principal de la Iglesia, sino en un rincón. Vemos como en muchas Iglesias remueven los arrodilladeros, las imágenes, los confesionarios, pocas personas se arrodillan para confesar sus pecados y para recibir al Señor en la Eucaristía, muchos aun le reciben en la mano.
En vez de la música solemne de órgano, en muchas Iglesias Católicas imitan las sectas protestantes y tocan música rock durante la Santa Misa. El encuentro dominical de la Santa Misa es para muchos una oportunidad para socializar y ponerse al día en los chismes.
Desafortunadamente muchos cambios que empezaron hace cincuenta años con el Concilio Vaticano Segundo, trajeron modernización a la Iglesia y esto ha promulgado la irreverencia ante Dios.
La teología de liberación nos ha dado una Iglesia humanista, que se está involucrando en fines sociales, políticos, ecológicos y globales. ¿De que se trata todo esto? Muchos sacerdotes y obispos se inclinan a hablar más de los derechos humanos, de la política de humanismo, de la justicia social y de muchos temas que se salen del evangelio de Jesús. Lo que esto logra es buscar una fraternidad no basada en Cristo sino en los seres humanos, saliéndose de la verdadera misión de la Iglesia de predicar el evangelio.
Si penetramos más profundo en el camino que la Iglesia está tomando en este momento nos daremos cuenta de la influencia del demonio a través del comunismo y la masonería.
No es extraño para nosotros escuchar sobre la infiltración de la masonería en la Iglesia Católica.
La Masonería es una filosofía, o supuesta religión basada en la razón que no une a Dios sino que crea su propio Dios.
Lo que la Masonería busca es destruir el Cristianismo, globalizar todas las creencias religiosas en una sola religión mundial que no tiene como Dios a Jesús nuestro Salvador sino que acepta cualquier tipo de creencia que de alguna manera impulse la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Pero estas tres palabras no tienen origen en el Catolicismo, son una trinidad que expresan el deseo humano, no el de Dios.
La Libertad humana tan proclamada por la masonería introduce el hedonismo como el remedio para las penas de la humanidad. Y para lograrlo se promueve hoy en todas las naciones el homosexualismo, el lesbianismo, el aborto, el feminismo, el amor libre, la ideología de género, los derechos de la mujer, el odio a los hombres como consecuencia y muchas otras ideologías que solo buscan el bienestar humano ignorando la ley de Dios.
Esta libertad busca la liberación humana que es muy distinta a la liberación espiritual del pecado que nos da Cristo. En esa libertad se habla de la libertad de prensa, libertad de culto, y muchas otras libertades que en realidad no se cumplen sino que se suprimen.
El Papa Francisco está llevando a Iglesia a un compromiso global con las ideologías del mundo en la cual se aprueban todas las libertades humanas sin hacer hincapié en la necesidad del arrepentimiento y la conversión.
La segunda base de la masonería es la igualdad. Esa igualdad nos pone en peligro de ser iguales a los paganos a través de la nueva política global de la Iglesia debido a que cuando se habla extensamente de los derechos humanos, se impulsa el humanismo, el bien común, tantas ideologías nuevas en la política de conversión ecológica, cuidado del medio ambiente, el desarrollo sostenible y muchos otros temas que realmente son importantes para toda la humanidad desde el punto de vista gubernamental y político, pero que no tienen fundamento en las enseñanzas de Cristo que nos llama a arrepentirnos, negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirle. Y además a proclamar el evangelio y no unirnos con los enemigos de Dios.
(Proverbios 24:1-2) No envidies a los malvados, ni desees estar con ellos, pues su mente trama violencias y sus labios hablan de desgracias.
Y si tenemos toda esta clase de problemas asociados con el medio ambiente, la política, la justicia social y todo el desorden en que vivimos es porque estamos lejos de Dios y estamos recibiendo el justo castigo que merecemos, nada que podamos resolver uniendo la Iglesia con los paganos, la solución está en la oración, el ayuno, la adoración a Dios y la reparación haciendo siempre la Divina Voluntad.
Por eso tenemos que estar alerta con lo que escuchamos y lo que creemos, no podemos perder nuestra fe a cambio de esperanzas falsas que unidas a la euforia del mundo nos sacan del camino de Cristo crucificado.
(Gálatas 1:8) Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema.
Como Católicos, no podemos enfrentarnos a la doctrina que nos enseña el magisterio de la Iglesia, puesto que debemos ser obedientes, pero tenemos que poner mucho cuidado, San San Juan nos exhorta en (1 Juan 4:1) Queridos, no os fiéis de cualquier espíritu, antes bien, examinad si los espíritus son de Dios, pues muchos falsos profetas han venido al mundo. Por esto es necesario estudiar el Catecismo y ser solo fieles al Magisterio fiel.
Recordemos como aun San Pedro estaba en el error y Pablo lo tuvo que confrontar para ponerse de acuerdo con la relación entre los Judíos y los gentiles.
(Gálatas 2:11) Mas, cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era censurable.
Y ahora miremos la tercera base de la masonería, la fraternidad. De esto hemos oído mucho al papa Francisco y a todos los teólogos de liberación, pues de trata de una hermandad con el resto del mundo, lo cual suena muy bueno como lo dice John Lenon de los beatles en su canción en la cual habla de un mundo sin cielo, donde la gente son todos uno. O sea donde ya no hay ley divina sino humana.
La fraternidad que Cristo nos enseña es la consaguinidad en él mismo, a través de nuestra participación en el cuerpo y la sangre de Cristo. Otra fraternidad diferente a la de Cristo no tiene ningún valor, es una fantasía. Cristo nos da el poder de ser hijos de Dios, realmente hermanos.
(Juan 1:12) Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Los Católicos no podemos vender nuestra religión a los paganos, no podemos mezclar la sangre de Cristo con el veneno de Satanás, no podemos profanar nuestra religión abriéndole las puertas a los paganos. El papa busca unir la Iglesia al orden mundial donde nuestra religión desaparecerá y será parte de un culto global a los demonios. Por eso las profecías nos hablan de la gran abominación que se cometerá dentro de la misma Iglesia de Dios, esto sucederá cuando se prohíba la Santa Misa, o sea el sacrificio perpetuo que quita los pecados del mundo.
La Iglesia Católica, el cuerpo místico de Cristo, es exclusivo a los creyentes, a los que se arrepienten, a los que reciben dignamente los Sacramentos de la Iglesia empezando por el bautismo y luego la reconciliación.
Obviamente que el Señor nos ha enviado a proclamar el evangelio para poder traer toda la humanidad para que entre en comunión después de su conversión, pero no antes.
El papa esta tratando de remodelar la Iglesia con un modernismo que desprecia a Cristo y acepta la elite mundial de la masonería y de los iluminati. En ningún momento ha estado en comunión con el resto de la Iglesia para promover sus delirios globales.
Muchos Cardenales y Obispos han tratado de cuestionarle pero Él no le ha respondido a ninguno, se hace el Sínodo Amazónico para empezar la apostasía predicha por las Sagradas Escrituras.
El tiempo del Anticristo está en su plenitud. La Iglesia que es el cuerpo de Cristo ya fue traicionada, ahora está sufriendo la agonía de su pasión.
Queridos hermanos y hermanas, estamos a punto de entrar al orden global que inesperadamente está siendo impulsado por la cabeza de la Iglesia, ya no vamos a necesitar de la palabra de Dios, pues el papa mismo dice que tenemos que escucharle a la ONU, vamos a depender de un nuevo sistema educativo mundial que gobernará nuestras vidas.
Nuestro nuevo evangelio del cual habla el papa es mantenernos en equilibrio con la naturaleza, en nuestra nueva ciudadanía ecológica, armonía con los principios de la masonería: libertad, igualdad y fraternidad.
¿Que podemos hacer hermanos y hermanas?
Jesús mismo nos dice (Juan 8:31-32) "Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres."
(1Corintios 15:58) Así pues, hermanos míos amados, manteneos firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que vuestro trabajo no es vano en el Señor.
(2 Pedro 3:17) Vosotros, pues, queridos, estando ya advertidos, vivid alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos disolutos, os veáis derribados de vuestra firme postura.
El profeta Jonás profetizó la destrucción de la Ciudad de Nínive. Pero el rey de Nínive y sus habitantes, aun sus animales por decreto del rey entraron en ayuno, y la gente oró. Finalmente Dios tuvo misericordia y no mandó el castigo que había prometido.
Estamos cerca de los tres días de oscuridad profetizados por muchos santos de la Iglesia, es la misma tribulación que nos predice Cristo en el Evangelio.
Es tiempo de orar y ayunar. Oremos con mucha fe el Santo Rosario, ayunemos para unirnos a Cristo crucificado y para decirle al Padre Eterno por todos los enemigos de la Iglesia: Padre perdónales, porque no saben lo que hacen.
¿Que está pasando en la Iglesia Católica? Que pasa