¿Como estar alerta espiritualmente? - Alerta espiritual - preparación final
¿Como estar alerta espiritualmente? - Alerta espiritual - preparación final - estemos listos
Vamos a empezar este tema con el dicho que dice, “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”
Y es que los seres humanos entramos en la rutina diaria de la vida y nos humanizamos tanto que quedamos dormidos para la vida espiritual.
Y por eso somos arrastrados por las corrientes de la vida, por el ruido del mundo, por los entretenimientos, la búsqueda de la riqueza, los placeres y todo lo que nos anestesia espiritualmente.
Vivimos para el cuerpo y no para el alma, nos olvidamos que somos seres espirituales creados con el propósito de conocer, amar, entender, servir y adorar a Dios.
Pero vivimos para nuestros propósitos, no para el propósito de Dios. Vivimos de acuerdo a nuestros planes y nos hacemos los locos con respecto al plan de Dios.
No hacemos inversión ni acumulamos tesoros para el Reino de los Cielos, pues nos sentimos tan en casa con las cosas del mundo que vivimos buscando las satisfacciones terrenales ignorando el llamado espiritual que Dios nos hace.
Descuidamos el primer mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas, pues amamos las cosas de la tierra más de lo que amamos a Dios, el amor propio nos enceguece y nos vuelve reyes de nuestra vida pasajera, nos borra la importancia de la vida eterna, por eso en esa complacencia personal en que vivimos nos dormimos como camarones que se lleva la corriente. Esa corriente del mundo arrastra a todos los que entran en ella, es un camino ancho que atrae como un imán, deleita y entorpece el espíritu haciendo del hombre un ser materialista y carnal.
Y en el olvido en que nos encontramos descuidamos la vida espiritual, esperando que cuando estemos más viejos saquemos al fin un tiempito para Dios. Pero el Señor ha sido paciente con nosotros toda la vida, es justo que el llegue en el momento que decida que quiere hacer con nosotros, y si no estamos preparados será el momento en que se puede declarar nuestra perdición eterna.
Dios nos da una larga vida para aprender a vivir por el espíritu, diariamente nos llama a través de la conciencia, nos da su gracia y nos presenta oportunidades para obrar de acuerdo a su divina voluntad. Pero el amor de nuestra vida y de todo lo que nos rodea impide que crezcamos espiritualmente.
¿Y como podemos crecer espiritualmente? Nuestra vida tiene que tener mucha oración para que podamos establecer una relación personal con nuestro Dios que nos ama tanto.
La oración, los sacramentos y las buenas obras nos acumulan aceite para nuestras lámparas espirituales y nos permiten ser la luz del mundo. Pero nuestra historia puede ser muy dolorosa si nos volvemos como las vírgenes necias del evangelio que no tuvieron aceite para el momento del encuentro con el Señor.
Porque el Señor es Dios y es amo del tiempo y de la eternidad, Él puede llegar en el momento menos pensado ¿y que será de nosotros sino estamos listos?
Lucas, capítulo diecisiete, versículo veinticuatro, Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. (Lucas 17:24)
Cuando cae un rayo cerca de nosotros y escuchamos el relámpago, sentimos miedo, y nos vemos indefensos totalmente, pues no tenemos reflejos suficientes para evadirlo. Así llegará el momento de la justicia de Dios para nosotros y ay de nuestras vidas sino están en orden.
Lucas, capítulo diecisiete, versículos veintiséis al veintisiete, "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre.
Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. (Luc 17:26-27)
La vida sigue igual, no existe santo temor de Dios, todas las actividades normales continúan, seguimos haciendo planes, comemos, bebemos, nos divertimos, pero, ¿será que estamos concientes de que no tenemos realmente nada? Todo lo que somos, lo que pensamos y lo que tenemos es el regalo de Dios, por el cual debemos de diariamente.
Y Dios nos dice que será como en los días de Noé, (Mat 24:37)en ese entonces lo más importante fue entrar en el arca de Noé para tener protección de la justa ira de Dios.
La Santísima Virgen María es la nueva Arca de la Alianza de Dios y los hombres, pues de ella fluye el maná y las tablas vivientes de la Ley en su Hijo Jesús, y en ella somos invitados a entrar a través de nuestra consagración a su Inmaculado Corazón. Estando allí estaremos siendo santificados por nuestra madre celestial y preservados de la acción de los enemigos del alma y de cualquier castigo que Dios le mande a la humanidad.
Lo mismo sucedió en los días de Lot, ver Lucas capítulo diecisiete, versículos del veintiocho al veintinueve. Dice que comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; (Luc 17:28-29)
Hoy como en esos tiempos de Lot, cuando predominaba el hedonismo y el homosexualismo, aunque hoy está peor, todas nuestras ciudades están convertidas en Sodomas y Gomorras, los seres humanos compran, venden, plantan, construyen, se entretienen y peor aun: en estos tiempos todo lo malo lo llamamos bueno, el humanismo ha entrado en la mente humana desplazando así el espíritu de Dios. En el mundo predomina el hedonismo, la búsqueda del placer por encima de la moral y de los mandamientos de Dios.
El divorcio rompe los matrimonios establecidos fácilmente, el amor libre elimina la necesidad de contraer matrimonio, el feminismo y los derechos de la mujer causan apatía y odio contra los hombres, generando aversión por el matrimonio y generando el vicio del lesbianismo. La ideología de género pervierte nuestra niñez, el cuidado del medio ambiente se volvió fanáticamente más importante que el cuidado del alma.
Y puesto que se ha perdido la moral y el valor por la vida, ahora es más importante la diversión y el placer, estar en embarazo es un problema grave, y las mujeres obtienen el derecho de abortar.
Y los hombres también sienten lujuria por otros hombres, las mujeres por las mujeres y se multiplica el homosexualismo y el lesbianismo. La podredumbre contamina el aire y la luz de Dios no puede brillar por encima de la nube oscura de nuestra maldad.
Pero el día que salió Lot de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo que los hizo perecer a todos. (Luc 17:29.30)
Dios se va a encargar de los perversos, aquellos que se burlan de su palabra y lo desafían con sus iniquidades.
La perversión no cesa, la mente carnal no solo hace el hombre carnal sino que lo hace inhumano, listo a matar, lo llena de avaricia, de hambre por el poder, de amor por el dinero aunque esté manchado de corrupción, los padres se vuelven irresponsables con los hijos, los hijos se vuelven groseros y atrevidos con los padres, se disminuyen los valores humanos, se pierden los valores espirituales, crecen los antivalores y la sociedad está entrando en una época de caos e incertidumbre.
Se justifica el aborto, la eutanasia, ahora vemos la realidad de la ingeniería social que ha sido programada por las naciones unidas y otras entidades globales asociadas con la masonería. Lo que buscan es reeducar a la gente, manipularla mentalmente, programarla para que se quite todo lo espiritual y viva en un mundo totalmente humanizado. Estas entidades globales se quejan de la población del mundo, que sube a más de siete millones de habitantes en la tierra, la meta es reducir la humanidad a un millón y medio para que podamos tener un desarrollo sostenible según dicen ellos.
Por esto se está introduciendo un sistema de educación global que aparte de ser un lavado de cerebro inclina los jóvenes a una vida aparte de Dios, sin moral, sin principios: vivir tan solo por vivir y para sacarle jugo a la vida.
¿No es esta la misma voz del diablo? Nos echan la culpa del calentamiento global y nadie piensa que todos estos problemas globales incluyendo las pestes y el hambre son castigos de Dios para estos tiempos de perversión.
Todas estas cosas están llamando la justicia y la ira de Dios que se manifestará totalmente cuando el hombre suspenda la adoración a Dios y en vez del Sacrificio de la Santa Misa permita la abominación profetizada por Daniel y por el mismo Jesucristo, aquel día tendremos la gran destrucción, perecerán los enemigos de Dios, dos terceras partes de la humanidad serán destruidas.
Pero si seguimos dormidos espiritualmente tan solo vamos a conseguir ser arrastrados por esta corriente maligna impulsada por la mano de Satanás a través del humanismo, la relatividad, la masonería y el nuevo orden mundial que ya se esta cimentando.
La cosecha que el Señor estableció para su Reino ya está lista para ser recogida, los ángeles del Señor suenan ya sus trompetas anunciando la tormenta que se nos viene encima.
No podemos seguir tan tranquilos, tenemos que hacer algo. ¿Querido hermano, hermana, que estás haciendo durante este tiempo tan serio en el cual vivimos?
¿No crees que debes aumentar tus oraciones, penitencias y ayunos? Ahora es el momento, ¿no te das cuenta de que muchas almas están siendo arrastradas por la corriente de la muerte eterna y el único auxilio que pueden tener son tus oraciones y sacrificios?
¿Estás haciendo planes para el futuro? Pues es mejor que vivas cada día como si fuera el último de tu vida, entrégate a la Voluntad Divina y permanece alerta; a Dios rogando y con el mazo dando.
No podemos tener ninguna seguridad en nosotros mismos, tenemos que poner toda nuestra confianza en el Señor que todavía es nuestra luz y misericordia.
Vendrá el día de la Justicia y quedaremos mudos ante el Juez de Jueces, lo que no hicimos en vida ya no lo podremos hacer después de ese encuentro, lo que no oramos en vida ya no lo podremos hacer después de la muerte, el bien que no hicimos mientras tuvimos la oportunidad ya no lo podremos hacer en la otra vida. Y todo el pecado que no confesamos y por el cual no hicimos penitencia, será nuestra desgracia en la vida venidera.
Por eso es importante mantenernos bien confesados, examinar nuestra conciencia diariamente, vivir con un corazón humillado y contrito, y si algún pecado no hemos confesado o lo confesamos incompleto, es hora de confesarlo, no lo podemos retener porque ese será nuestra condenación. Busquemos un buen Sacerdote y hagamos una confesión general, es necesario que mantengamos en paz ante el Señor.
Es tiempo de cerrar los ojos, de reflexionar, de ajustar nuestra vida a una nueva vida comprometida en Cristo.
El momento final se aproxima, no nos engañemos. Y no estoy siendo pesimista, estamos viviendo los días de la tribulación anunciados por nuestro señor Jesucristo.
Y aunque para Dios un día pueda significar mil años, no podemos vivir poniendo a Dios a la prueba. Los signos nos están anunciando que viene algo muy grande, ya el río suena anunciando que trae piedras de destrucción masiva. No podemos cerrar los ojos ni quedarnos callados ante lo que está sucediendo en el mundo. Mantengámonos alerta.
Mateo capítulo veinticuatro, versículos del veintinueve al treinta uno dice: "Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.
Él enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. (Mat 24:29-31)
Todo esto está por acontecer, el que tenga oídos que oiga, el que tenga ojos que mire, el que tenga el espíritu de Dios que ore y pida la misericordia divina.
Meditemos ahora estas palabras del Señor:
"De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. (Mat 24:32-34)
Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas.
Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
Que tan rápidos somos para tomar la sombrilla cuando va a llover, que tan inteligentes somos que cerramos la puerta para que no entre el ladrón, que tan prontos somos para tomar la medicina cuando estamos enfermos. Como respondemos al hambre y buscamos alimento. Por esto seamos astutos como la serpiente dice el Señor, ya estamos viendo los signos de los últimos tiempos, no durmamos, permanezcamos alerta.
Así sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste: Lucas diecisiete, versículos treinta y seis al treinta y siete. Estarán dos en el campo: al uno tomarán y al otro dejarán.
Y le dijeron: "¿Dónde, Señor?" Él les respondió: "Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres." (Luc 17:36-37)
El Señor nos predice la pérdida del alma. Estarán esos dos, el cuerpo y el alma ese día juntos como siempre, pero el Señor de Señores nuestro Dios vendrá por el alma, si le pertenece, o también vendrá el otro Señor de la oscuridad, el de las almas perdidas y se la llevará. Y dice el Señor, donde esté el cuerpo allí estarán los buitres. Entonces los hombres carnales serán comida de los buitres infernales, pero si no somos hombres del espíritu, no nos despedazarán los demonios porque seremos arrebatados por Dios a la promesa de su Reino para gozar en cuerpos y espíritus gloriosos por toda la eternidad.
Y muchos en medio de su pereza espiritual no hacen nada por salvar su alma, se dedican a las cosas vanas que no tienen ningún valor espiritual, talvez creen en Dios pero son lentos a obedecer, están poniendo la paciencia de Dios a la prueba. Pobres de ellos.
No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión.
El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá.
Puesto que todas estas cosas han de disolverse así, ¿cómo conviene que seáis en vuestra santa conducta y en la piedad, esperando y acelerando la venida del Día de Dios, en el que los cielos, en llamas, se disolverán, y los elementos, abrasados, se fundirán?
Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia. (2 Pedro 3:9-13)
Que tan horrible suena el castigo de Dios, que tan insignificantes somos ante Él, por eso debemos estar preparados y no podemos perder ni un instante. Todo segundo que pasamos en adoración y reparación, representa siglos de gozo que Dios nos va a dar en la vida eterna. No sabemos comparar el tiempo con la eternidad por eso los regalos de Dios son infinitamente maravillosos, pero sus castigos serán desolación en el mundo de la oscuridad y el tormento.
Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. (Mar 13:32-33)
Dios no nos da la hora exacta porque no merecemos entender sus juicios, pero en su bondad nos advierte de una y mil maneras para que no perdamos el alma. Todo lo que podemos hacer es entregarnos a la divina voluntad y esperar con confianza el momento de Dios.
Y si aun te encuentras en pecado en este momento, el Señor te dice: Despierta durmiente, levántate de los muertos, deja que la luz de Cristo brille en tu alma. (Efe 5:14)