Carta dos a los Filipenses, versículos del nueve al once. 2:9-11 Por lo cual a Jesús, Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Jesús ha ascendido a los cielos como Dios, Señor, Rey y Salvador de toda la humanidad.
Después de la Ascensión de Jesús a los Cielos, la Santísima Virgen María permaneció unida a los apóstoles orando por la Iglesia Naciente, y en su debido momento hizo su entrada al Cielo a través de la Asunción, pues no murió de muerte natural porque la muerte solo viene a los que han cometido el pecado, sin embargo ella en su humildad deseaba imitar a su hijo en cuanto a pasar por la muerte. Por eso ella entró en un estado llamado dormición el cual duró tres días, después de esto ella fue asumida a los Cielos en cuerpo y alma.
La Santísima Virgen María fue vestida de la Luz, Majestad y Gloria de Dios, exaltada por ser la madre de Dios y la Nueva Eva, Madre de Jesús y de todos los hijos de Dios, y coronada como Señora y Reina del Cielo, de la Tierra, y de todo lo creado, por ser también la esposa de Dios el Espíritu Santo.
Al entrar a la Majestad de su trono divino por deseo de la Santísima Trinidad, su Santo Nombre fue exaltado sobre todo nombre después del nombre de Jesús, y recibió todos los atributos de la divinidad, el poder de Dios el Padre, la Sabiduría de Dios su Hijo y la Santidad de Dios su esposo el Espíritu Santo. En la plenitud de la Gracia María fue llenada totalmente de Dios.
En la visitación del arcángel San Gabriel a la Santísima Virgen María, L1:26-38 podemos escuchar como Dios le habla a María y menciona su Santo nombre, es como si Dios el Padre le dice Dios te salve María hija mía, es como si Dios el Hijo le dice Dios te salve María, madre mía, es como si Dios el Espíritu Santo le dice, Dios te salve María, esposa mía.
Varios testimonios de exorcistas de la Iglesia Católica, tales como el Padre Amorth, el Padre Fortea y otros, dan testimonio del poder del nombre de María, relatan como durante exorcismos han usado el Santo Nombre de María para obtener la liberación de almas influenciadas o poseídas por el demonio.
Yo quiero relatar este testimonio sobre como yo fui liberado de un espíritu maligno que me atacó durante mi sueño.
A pesar de que yo vivo en la Gracia de Dios, pues comulgo diariamente, hago mucha oración y practico la caridad, algunas veces he tenido encuentros con el demonio en mis sueños y lo he comandado fuera de mí en el Santo Nombre de Jesús.
En esta ocasión que quiero compartirles, estaba totalmente dormido, pero en mi sueño vi como me rodeó una nube negra, densa que empezó a envolverme desde el pecho hacia los pies, sentí que me estaba asfixiando. Yo uso una almohadita pequeña entre las rodillas para dormir cómodo, pero sentí que en vez de la almohada tenía como un ladrillo que penetraba mi carne y me hacia sentir mucho dolor.
Empecé a decir el nombre de Jesús varias veces, pero nada pasó. Luego dije María, María, María; y en ese momento se soltó el espíritu que me envolvía, y oí sus aletazos, sentí como salió volando, pensé que podía ser un murciélago, o cuervo o un gallinazo, miré hacia la ventana, ya estaba despierto, mire a mi lado, pues me preocupé de haber despertado a mi esposa cuando nombraba a Jesús y a María pero ella estaba dormida.
Sentí mucha paz y mucha alegría de conocer el poder tan grande que tiene el Santo Nombre de María.
Bendito sea tu Santo Nombre Santísima Virgen María.
María, María, María. Dios el Padre te ama y te dice, María hija mía, Dios el Hijo te ama y te dice, María madre mía, Dios el Espíritu Santo te ama y te dice, María, esposa mía.
Querido hermano, hermana, repite conmigo desde tu corazón: Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a vos.