La razón por la cual tantas cosas de la vida nos incomodan y nos hacen sufrir, es porque tenemos una batalla constante con la Divina Voluntad. Es la guerra del ser humano siempre rechazando la voluntad divina y no permitiendo que se entrone el Reino de la Divina Voluntad en nuestros corazones.
Diariamente tenemos momentos desagradables por todas las cosas que no nos gustan, por las personas que nos hacen la vida difícil, - y a veces imposible,- por las necesidades que no podemos solucionar, por problemas de salud, problemas económicos, problemas de familia y muchos más.
Lo más difícil para nosotros es confiar en la Divina Providencia. Pues nos volvemos totalmente dependientes de nuestras acciones, de nuestros recursos, y de nuestra inteligencia. Igualmente dependemos de la razón para justificarnos por todo lo que hacemos y de esta manera resultamos aislándonos de Dios.
¿Y donde podemos entonces encontrar una solución a todos nuestros problemas?
Solamente en Dios podemos encontrar el camino de la vida perfecta, solamente en él podemos confiar, solamente en Dios podemos estar seguros, pues fuera de Él todo es oscuridad y desesperación.
El ser humano puede hacer uso de su libre albedrío para entenderse con los problemas de su vida, o puede entregarse a Dios y depender de Él, esta última es la mejor manera de vivir.
¿Y como me puedo entregar a la Voluntad de Dios?
La entrega a la voluntad de Dios consiste en aceptar todo lo que ocurre en nuestras vidas como obra divina. Pues yo debo de pensar de esta manera "Nada tengo, nada valgo, nada soy", todo lo tengo porque Dios me lo da, valgo solo lo que Dios estime conveniente, soy solamente lo que Dios permite que yo sea.
Hagamos esta oración de entrega a la Divina Voluntad. Dios Padre Eterno te bendigo, te alabo y te adoro. Bendita sea tu Santa Voluntad.
Te consagro todos mis pensamientos, palabras y obras. Te ofrezco todo lo bueno, agradable y placentero de mi vida; todos mis planes, proyectos y logros. También te ofrezco todas mis necesidades, problemas, ansiedades, limitaciones, contrariedades, quebrantos, y todo lo que no me gusta. Te ofrezco el gozo de mi vida y el temor de mi muerte. Pues lo acepto todo, porque todo viene de tus santas manos.
Que yo siempre sea cero, y tu el número uno, el máximo. Que se haga tu Santa Voluntad, y no la mía.
Señor ayúdame; dame tu luz, tu consejo, tu permiso y tu bendición, en todo lo que yo haga, para que todo sea hecho en tu voluntad y tu gracia, para la Gloria de tu Santísimo Nombre.
Me rindo a tu Divina Voluntad.
Me entrego a la Divina Providencia.
Señor, todo lo que tu haces es perfecto y tiene su propósito para cada uno de nosotros. Encárgate de todo.
Entrega de la Voluntad - video oración
Entrega de la Voluntad - video Adoración - Encuentro con Jesús