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Reflexiones espirituales
José Belmore Arias

Falsa Misericordia – Engaño del demonioFalsa Misericordia – Engaño del demonio

Falsa Misericordia – Engaño del demonio

Falsa Misericordia – Engaño del demonio

La Misericordia es una virtud inspirada por Dios que nos lleva a sentir compasión y a manifestar nuestra caridad por los demás. Es un tipo de dolor que nos mueve a ayudar al prójimo. La Misericordia es la perfección del amor.

En realidad el Señor le da tan alto valor a la misericordia que nos dice en Pues prefiero la misericordia al sacrificio, y el conocimiento de Dios al holocausto.
Dios nos llama a ser misericordiosos, pero la maldad le ha puesto una máscara a la misericordia de tal manera que al unirse con el amor propio deja de ser misericordia divina, bajo la máscara de la bondad y por eso sin mirar la Justicia de Dios se convierte en tentación y consejo para pecar.
Un caso muy típico del demonio es que desde el principio cuando tentó a Adán y Eva lo hizo mostrándose como un buen amigo, con un consejo basado en su sabiduría maligna.

Génesis capítulo 3:4-5
4 Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir!
5 Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.

El demonio tentó a Eva poniendo a Dios como mentiroso, diciendo que no iban a morir si le desobedecían, le ofreció a Eva una posibilidad muy grande de crecer en conocimiento del bien y del mal y de llegar a ser como Dios.

Este primer acto de misericordia falsa del demonio se repite hoy en día, pero no es tanto él quien nos tienta sino nuestra propia humanidad.
Toda misericordia falsa tiene la falsa premisa del demonio de desobedecer a Dios y hacer algo aparentemente bueno.

La tentación del demonio siempre viene disfrazada de misericordia.

De esta manera, Jesús el Hijo de Dios, la Palabra de Dios encarnada fue tentado por el demonio tres veces. En todas esas tentaciones el demonio le presentaba la misericordia falsa.

Tienes hambre, pobrecito de ti, pero recuerda que tú eres el hijo de Dios, dile a estas piedras que se conviertan en panes. El demonio tienta la debilidad de nuestra carne ofreciéndonos comida para la gula y libertinaje sexual para complacer nuestra concupiscencia.

Llevó a Jesús a lo más alto del templo y le dijo que se tirara para que comprobara que Dios y sus ángeles lo protegerían.

Con la sugerencia de que Dios es extremadamente misericordioso, el demonio nos induce a tentar a Dios con nuestro pecado, y como Dios nos ama tanto, la tentación es a pecar porque Dios nos va a perdonar.

Mirando la pobreza de Jesús como ser humano, el demonio le mostró todos los reinos de la tierra los cuales habían sido dados a él, le ofreció a Jesús salir de la pobreza a cambio de que se arrodillara y lo adorara.
Así mismo el demonio nos tienta con la carne, el orgullo de desafiar a Dios con el pecado y con las riquezas del mundo para que le adoremos y nos olvidemos de Dios.
Todas las tentaciones son disfrazadas con la falsa misericordia.

Vamos a examinar otros ejemplos para entender a fondo la falsa misericordia.

Es muy común recibir consejos de alguien que no practica la ley de Dios, por ejemplo, hay una pareja teniendo dificultades porque el esposo es borracho, entonces su amigo de borrachera le aconseja que deje la mujer porque le hace la vida imposible y de esa manera aparece como haciendo un acto de amistad con su amigo, y el precio de eso es la ruptura de su matrimonio. La misericordia del amigo, le alivia un dolor, pero le causa uno peor.

La misericordia falsa ha llevado al hombre a practicar la eutanasia, tanto por por él como por sus seres queridos. Odiamos la cruz, rechazamos la voluntad de Dios y perdemos respeto por los mandamientos, y todo parece un acto de bondad.

Pobre muchachita, tan joven y embarazada, es mejor que aborte y así quebrantamos los mandamientos y practicamos la falsa misericordia.

La falsa misericordia nos lleva a aprobar el mal, a conceder favoritismo a nuestros seres queridos, amigos y a personas de respeto quitándole así la honra a Dios.
La sociedad ha llegado a la cima de la corrupción, por eso llama bueno lo que es malo y malo lo que es bueno.

Isaías capítulo 5:20 ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!

El hombre no acepta la ofensa que se le hace a Dios con la maldad y crea una misericordia falsa en la cual la maldad y el pecado no son absolutos que ofenden a Dios sino que son relativamente aceptables si examinamos sus causas.

En la falsa misericordia nos volvemos parciales y complacemos a los demás para que se sientan bien, pero les inyectamos nuestra maldad porque sabemos que hacemos algo en contra de la ley de Dios, actuamos como el tentador, satanás el asesino de las almas.

La misericordia falsa es una disculpa para desobedecer bajo un pretexto aparentemente bueno.

Miremos como en la parábola del mal administrador Lucas capítulo 16 versículos del 1-8 Este hombre estaba obrando mal, cuando supo que iba a perder su puesto, empezó a liquidar las deudas debidas a su patrón de una manera corrupta, de tal manera que así ganaba la aprobación de los demás, pero a costa de su corrupción.

Igualmente está ocurriendo en nuestra propia Iglesia, que triste.

Los homosexuales están obrando en contra de los mandamientos de la ley de Dios, pero la tendencia de la Iglesia es permitirles su maldad expresando una misericordia falsa. ¿Quién soy yo para juzgar? O aflojemos el yugo de los mandamientos para que tanto los homosexuales como las parejas que no están legítimamente casadas o que están en adulterio puedan recibir la Sagrada Comunión.

Ver publicaciones del Vaticano “Amoris Laetitia” y “Quien es el hombre?”, licencia para pecar, exhortaciones a no juzgar y permiso para que se violen los mandamientos de Dios.

La misericordia falsa crea una expectación falsa en las almas de los pecadores, una promesa falsa de que tendrán la salvación.

Esto es un delito muy grave. Primero que todo no podemos actuar como dioses cambiando los mandamientos.

Además complacer a los demás al costo de nuestra relación con Dios es un acto muy estúpido, es como vender nuestras almas por un precio muy barato.
Miremos la carta del Apóstol San Judas Tadeo, versículos 3-4

3 Queridos hermanos, he deseado intensamente escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, y ahora siento la necesidad de hacerlo para rogarles que sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos.

4 El problema es que se han infiltrado entre ustedes ciertos individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados para condenación. Son impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo, nuestro único y Señor.

Penetremos en esta parte: son Impíos que cambian en libertinaje, o en inmoralidad sexual, la gracia de nuestro Dios, es decir, que la muerte de Cristo la cual es la gracia que nos salva ya no les interesa, niegan el sufrimiento que Cristo tuvo para el perdón de nuestros pecados, relajando los mandamientos de Dios para sus fines perversos.

Y por supuesto, la gente desea escuchar este tipo de evangelio que no critica ni ofende. Pero es que la palabra de Dios es una espada que debe penetrar y herir al pecador para que le cause el arrepentimiento que le lleva a la salvación.

Jesús nos advierte en Mateo capítulo 5:19 Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos.

Además la Misericordia Divina viene con una advertencia de la Justicia para el pecador. Juan capítulo 8:11 Vete y no peques más.

La falsa misericordia católica pretende mostrarle a las otras religiones del mundo que lo que están haciendo está correcto ante los ojos de Dios. Por esta razón los planes del ecumenismo son un fracaso anticipado, porque si es difícil convertir a los propios católicos, mucho más difícil es convertir a personas de otras religiones al Cristianismo.

Pero el objetivo del ecumenismo es hacer sentir bien a las personas de otras religiones, engañarlas con una fraternidad humana que no tiene sentido divino y no enseñarles que tenemos a Cristo nuestro salvador, el único camino al Padre.

Con el ecumenismo no hacemos el bien, sino que ofrecemos una misericordia falsa que lleva las almas a la ruina. Les negamos que Jesús es el único camino al Padre, les hacemos creer que todo está bien.

La Iglesia anda en un mal camino inculcando una educación ecológica, que es tan solo una distracción de la realidad espiritual del mundo.

Estamos a punto de tener la segunda venida de Cristo al mundo. El pecado ha causado todas las manifestaciones de la naturaleza en contra del hombre, por esto perder el tiempo con diálogos y tonterías buscando soluciones nunca reemplazarán la oración ni el ayuno que debemos de tener ante estos momentos apocalípticos.

Una proposición de las Naciones unidas, que es misericordia falsa apoyada por nuestro pontífice, es el control de la población.

La población está disminuyendo por varios medios, tales como el aborto, la eutanasia, el control de la natalidad, el libertinaje sexual, el apoyo a la ideología de género para que cesen los matrimonios, el apoyo al homosexualismo, lesbianismo y otros derechos humanos que son licencia para pecar y ofender a Dios.

Estamos viviendo en el reino de la desobediencia, el reino de Satanás. La única forma de recuperar el reino de los Cielos es a través de violencia en contra de nuestros sentidos y de nuestra forma de pensar. Lo único que es aceptable a Dios es que regresemos al cumplimiento de los mandamientos.

Mateo capítulo 11:12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

La violencia que arrebata el reino de los cielos es el arrepentimiento y la conversión, definitivamente no hay otro camino. Y sugerir una misericordia falsa es ofender a Dios gravemente.

Pero el modo de pensar de la humanidad indica que ser misericordioso es ser tolerante. Podemos tolerar el pecado de los demás, pero no podemos aceptarlo y si somos cristianos no podemos quedarnos callados.

El silencio sobre el pecado de los demás es complicidad, un caso muy común es la oveja negra que tenemos en todas las casas, en todas las familias. Dios nos da la oportunidad de evangelizar por este medio, pero ¿cuantos padres están permitiendo que sus hijos o sus hijas estén viviendo con sus amantes aún bajo el mismo techo?

¿Y cuantos sacerdotes saben cosas y no se atreven a corregir?, ¿Cuantos le dan la Sagrada Eucaristía a personas que saben están en pecado mortal? Cuantos saben del pecado de la comunidad y en vez de predicar el arrepentimiento predican otras cosas dulces del evangelio por temor a tener confrontaciones, así que en vez de llevar la misericordia de Dios están llevando falsa misericordia.

Y los derechos humanos promovidos por las Naciones Unidas y aceptados por nuestra Iglesia permiten que una mujer diga, es mi cuerpo, yo puedo abortar. Me cansé de amar me voy a separar. Otros reclaman sus tendencias homosexuales como derechos humanos, pero todo esto es negarle el derecho a Dios que nos ha dado sus mandamientos.

La Misericordia de Dios nos perdona los pecados, pero nos exige no volver a pecar. Desafiamos fácilmente la Misericordia de Dios que nos llama a ser misericordiosos como Él es misericordioso, pero no podemos ser alcahuetes porque Dios no es alcahuete.

Y cuando sonamos rígidos no atraemos la simpatía de los demás, pero no podemos ser parciales porque Dios no es parcial, no podemos tener favoritismos porque esto nos hace caminar en la misericordia falsa.

Y permitir que los pecadores reciban la Sagrada Eucaristía, y estoy hablando de los que Dios reprueba, como los homosexuales y los adúlteros, es volverlos reos del cuerpo y de la sangre del Señor, es ayudarles a pisotear la Sangre Sagrada del Cordero de Dios. ¿Que misericordia puede tener la Iglesia relajando los mandamientos de Dios?

Lo dijo San Pablo: 1a de Corintios, capítulo 11:27-29 Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor.
28 Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.
29 Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación.

Muchos mal interpretan la Palabra de Dios que nos dice: Lucas capítulo 6:37 No juzguen, y no serán juzgados.

Llegar al extremo de olvidar la Justicia de la Palabra de Dios que nos muestra los mandamientos como el camino de la vida, es ser hipócrita. Pues no podemos llamar bueno lo que es malo, esta misma Palabra nos da el derecho de juzgar lo que es malo.

1ª Corintios 6:2 ¿Acaso no saben que los santos juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes?

El que acepta el pecado de los demás es un cómplice, está pecando por no corregir al pecador. Todos los profetas predicaron el arrepentimiento, hicieron muchos enemigos por decir la verdad, en efecto fueron condenados a muerte por hacer eco a los mandamientos del Señor.

Por eso no podemos tener complacencias para los pecadores, si verdaderamente somos cristianos no debemos tener temor de decir la verdad.

2a Timoteo capítulo 4:2 Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.

Para concluir, seamos sinceros, vivamos la verdad. Es mejor ser llamados intolerantes y ser odiados por predicar la verdad que merecer el desprecio de Dios.
La Justicia de Dios debe anteponerse a la Misericordia. Sin Justicia y Verdad, la Misericordia es totalmente falsa.

Misericordia solo para hacer sentir bien a los demás no es misericordia sino una extensión de nuestro amor propio.
Usemos siempre la Justicia y el discernimiento antes de dar Misericordia falsa.

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