Salmo 23 meditado - Salmo 23 reflexión sobre el Buen Pastor
Salmo 23 meditado - Salmo 23 reflexión sobre el Buen Pastor
Salmo 23:1 El Señor es mi pastor, nada me falta
Como pastor me trata como a su ovejita preferida, me permite sentir su abrazo paternal, me cuida celosamente, ofrece toda su vida por mí, y siendo el buen Pastor su trabajo es hacer la voluntad del Padre, su trabajo es llevarme a la santidad, por eso con Él lo tengo todo, tanto el bien terreno y temporal como el bien espiritual y celestial.
Salmo 23:2 A En verdes pastos me hace reposar.
Jesús busca el mejor lugar para mi alma, me hace reposar en su pecho, fuente de amor, gracia y misericordia, me da el gusto más grande de los verdes pastos, el cual destina para sus ovejas más cercanas, aquella comida espiritual que solo se encuentra en su cuerpo y su sangre.
Salmo 23:2 B Me conduce a fuentes tranquilas.
Pues su palabra es palabra de vida, paz y bien, me permite entrar en oración al lugar secreto donde encuentro al Padre Celestial, y allí en secreto estoy en la fuente infinita y eterna de la Paz, donde el Padre recompensa mi acercamiento y me santifica con su espíritu.
Salmo 23:3 A Allí repara mis fuerzas.
En mi debilidad me encuentro siempre con su fortaleza, no hay nada que yo no pueda hacer en aquel que me fortalece física y espiritualmente. Cristo Jesús, mi Señor, Dios y Salvador. Él es la fuente de energía de la vida, en Él encuentro la fortaleza del nuevo día, y también Él repara mis fuerzas cuando la vida se me pone difícil, me sana las llagas del alma y me restaura en el gozo de su Presencia.
Salmo 23:3 B Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su santo nombre.
En su compañía siempre tengo la seguridad, pues me alimenta, me conforta, me sostiene, me sana, me tiene siempre cerca de la fuente de la vida y todo esto lo hace en su amor para darme testimonio de la grandeza de su nombre.
Salmo 23:4 A Aunque fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tú vienes conmigo;
Cuando me asedian las tentaciones, cuando me rodean espíritus malignos, cuando todo se me oscurece, cuando personas lejos de Dios quieren hacerme daño, tú eres mi luz y mi salvación. ¿Quien puede hacerme daño si estoy contigo? Siento tu poder como un escudo que me protege y tú fielmente permaneces a mi lado para que yo pueda seguir tranquilo adelante.
Salmo 23:4 B Tu vara y tu cayado me sosiegan, tu vara está siempre lista para darme corrección, es la luz de los mandamientos, y así me hablas en mi mente y en mi corazón y me reprendes del mal que yo hago, aun antes de hacerlo. Tu cayado me rescata y me jala de aquellos sitios profundos de la tentación y el pecado, para que yo no me vaya a detener en la maldad y mantenga siempre un corazón humillado y contrito.
Salmo 23:5 A Preparas ante mí una mesa, a la vista de mis enemigos;
Aquella mesa es el altar eucarístico de tu sacrificio por mis pecados y los de toda la humanidad. Que hermoso eres Señor que siendo el Buen Pastor te conviertes en el cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Y a la vez deseas que yo cuide de mis hermanos, que cuide de tus ovejas como le dijiste a Pedro, que ore por mis hermanos y haga también el papel de un buen pastor.
Salmo 23:5 B Perfumas mi cabeza, con la fragancia de tu santidad,
Pues mientras más cerca estoy de ti, más me rodeas con tu presencia y tu gracia. Me atraes con tu espíritu para alejarme del barro y llevarme a tu luz, me buscas en todo momento y esperas que yo venga a ti.
Salmo 23:5 C Mi copa rebosa,
Estoy lleno de ti, me siento en la plenitud del Espíritu porque tú has venido a llenar mi templo, tú me anticipas el gozo de la vida eterna. Bendito seas Señor.
Salmo 23:6 A Tu Bondad y amor me acompañarán todos los días de mi vida,
Porque tu generosidad infinita es el regalo que le das a toda tu creación, y tu bondad fluye sin cesar y compite con tu misericordia que nunca se acaba. Tu amor misericordioso me acompañará todos los días de mi vida, porque tú eres fiel en tu amor, porque tú entiendes mi debilidad y perdonas mis pecados.
Salmo 23:6 B Y habitaré en la casa de Yahvé un sinfín de días, toda una eternidad.
Por causa de tu gran amor está prometida para mí la casa de nuestro Padre, tú eres ese camino que me lleva a la casa celestial en la Gloria de tu reino.
Toda la alabanza, el agradecimiento, el honor, el poder, el reino y la gloria sean en todo momento tuyos mi Señor.
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Salmo 23 Meditado 
