Como conocer a Dios - Estudio sobre los atributos divinos
Como conocer a Dios - Estudio sobre los atributos divinos
Los atributos y perfecciones de Dios son innumerables e infinitos, vamos a hablar de la Santísima Trinidad, Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para conocer más a Dios debemos estudiar y meditar sus atributos divinos.
Entre los más predominantes encontramos: Poder, Sabiduría, Amor, Inmutabilidad, Paz, Misericordia, Gozo, Fidelidad, Gracia, Belleza, Santidad, Justicia, Verdad e Integridad. En futuros videos hablaremos de cada atributo individualmente, por eso si no estás suscrito al Trabajo de Dios, te recomiendo que lo hagas ahora para que seas avisado de nuevas publicaciones.
El Poder de Dios (1a Crónicas capítulo 29:11) Tuya, oh Señor, es la grandeza, el poder, la magnificencia, el esplendor y la majestad; pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Señor, es el reino; tú te levantas por encima de todo.
El Poder de Dios está por encima de todos los poderes imaginables, es omnipotente en cuanto a que tiene poder de crear, de hacerlo todo de la nada, es omnipresente en cuanto a que puede estar en cualquier lugar en cualquier momento, en cualquier tiempo y en eternidad.
Dios es la misma fuerza o poder que sostiene toda la creación.
Mientras Dios es Todo Poderoso, Omnipresente e inmortal, nosotros somos débiles criaturas que necesitamos su amorosa protección.
La Sabiduría de Dios (Isaías capítulo 40:28)
¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado?
El SEÑOR es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.
La Sabiduría de Dios ha creado el universo físico y espiritual en perfecta armonía. Jesús es la Sabiduría de Dios Encarnada, el Verbo Eterno que decretó la perfección de todas sus obras y de todas sus criaturas. Dios lo sabe todo, por esto también es omnisciente, pues su Sabiduría es absoluta, Dios es el autor de todas las ciencias. En contraste con la Sabiduría Divina, nuestro conocimiento y sabiduría es simpleza, tan solo sabemos con plena sabiduría, que ante Dios, no sabemos nada.
El Amor de Dios (1a Corintios capítulo 13:4-8) El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 6 El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor jamás se extingue.
El Amor de Dios es el atributo más hermoso y noble, por el cual creó toda la creación. Por amor sostiene el mundo y por amor ha redimido al hombre del pecado. Tanto nos amó Dios que envió a su Hijo unigénito al mundo para que nos salvara de la esclavitud del pecado. El amor es algo que todos los seres humanos experimentamos continuamente como prueba de que Dios existe, el amor fluye de nuestro corazón hacia los demás y nos perfecciona en Cristo. Nosotros solo tenemos egoísmo y amor propio, pero Dios nos llama a vivir ese amor que Él nos da, para que seamos perfectos como Él es perfecto.
La inmutabilidad de Dios (Salmo 33:11) Pero los planes del SEÑOR quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos.
La inmutabilidad de Dios nos enseña que su ser Divino es perfecto y no está sujeto a cambio, pues Dios es la causa sin causa, un ser eterno, infinito, un espíritu incomprensible, inefable, invisible, sin comienzo ni fin. Dios es amo del tiempo y de la eternidad, de la materia y del espíritu, de lo visible y lo invisible, de lo creado y lo increado. Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Dios es infinitamente rico, generoso, bondadoso, misericordioso y benévolo; se nos presenta como un misterio que no podemos ver en nuestra capacidad humana, por eso nos ha invitado a participar de su divinidad para que le conozcamos y podamos estar unidos a Él por toda la eternidad.
La Paz de Dios (Números 6:26) Que el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz.
La paz de Dios es un estado de perfección que sobrepasa todo entendimiento, en el cual entramos cuando estamos reconciliados con Él. La paz es un don del Espíritu Santo que nos permite estar en su Presencia.
Jesús reconcilió la humanidad con el Padre a través de su muerte en la cruz. Estamos en paz cuando estamos en estado de Gracia y cuando entregamos nuestros problemas y necesidades a Dios y dependemos de Él.
La Misericordia de Dios (Salmo 51:1-2) Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito.
La Misericordia de Dios es el máximo grado del Amor, que ama incondicionalmente, que ama al enemigo, al necesitado, al perdido, podríamos decir que es el amor exagerado de Dios. Mientras mas miserable es el ser humano, más digno es de la Misericordia Divina. La Misericordia llega hasta el extremo de hacer lo imposible para salvar un alma, igualmente nos llama a perfeccionar el amor y la caridad para actuar con el amor de Dios y así ponernos en el corazón de Dios y en los zapatos del prójimo.
El Gozo de estar en la Presencia de Dios (Hechos capítulo 2:27-28) Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con tu presencia.
El Gozo de la Presencia de Dios se inicia aquí en la tierra y su máxima expresión es la visión beatífica. Dios es gozo infinito y eterno, y su gozo es impreso en las criaturas que lo ven, este estado beatífico nos llama a vivir en la Presencia de Dios y tener un anticipo del Gozo del Cielo aun mientras estamos en la tierra.
El hombre ha sido creado para ser feliz eternamente, la felicidad es muy elusiva y no se encuentra totalmente hasta que no encontramos a Dios. Dios viene a llenar ese vacío del alma y nos regala el gozo de su Presencia.
La fidelidad de Dios es inmutable, (2a Timoteo capítulo 2:13) Si somos infieles, Dios sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo.
Dios nos creó con amor y con amor nos espera, aunque no tengamos fe en Él, Él si tiene fe en nosotros, por eso nos espera pacientemente como en la parábola del hijo pródigo. Recordemos la imagen del perro que aunque sea pateado por su amo, siempre es fiel y le perdona. Hemos pateado al Hijo de Dios y lo hemos crucificado, nuestro orgullo merece el desprecio total de Dios, pero Dios ante esta ofensa nos perdona y fielmente nos espera para que regresemos a sus brazos llenos de amor.
La Gracia de Dios (Hebreos capítulo 4:16 ) Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia de un auxilio oportuno.
La Gracia de Dios es el favor que tiene para con todos sus hijos. Pues en su amor nos ha enviado a su hijo Jesús, lleno de Verdad y Gracia, su favor consiste en darnos la salvación sin que nosotros la merezcamos. Inicialmente Dios llenó a la Virgen María de su Gracia, de su favor, de tal modo que Ella logró conseguir que la Palabra de Dios se encarnara en Ella para bien de toda la humanidad.
Por nosotros mismos no hacemos ningún bien, es tan solo por la Gracia de Dios que nos inclinamos a hacer obras buenas y nos disponemos a la santificación de la Gracia. (Dice Santa Catalina de Génova: Que es el hombre por sí mismo sin la Gracia? Es un ser peor que el demonio.)
La Belleza de Dios (Salmo 27:4) Una sola cosa le pido al SEÑOR, y es lo único que persigo: habitar en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR y recrearme en su templo.
La belleza de Dios es reflejada en todas sus criaturas grandes y pequeñas. Todo el universo está lleno de la belleza de Dios, desde un átomo hasta una constelación de estrellas, vemos esa belleza en los mares, en los ríos, en los peces, en las aves, en las mariposas, en los árboles, en los paisajes, en las montañas, en los lagos, en los colores, etc. La belleza más grande se encuentra en el alma del hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, belleza que hemos profanado con el pecado y que Cristo restableció en la cruz sacrificando la belleza de su Sagrada Humanidad a través de sus santas llagas, sangre, agua, dolores, lágrimas, angustias y las de su Madre Santísima.
La Santidad de Dios (Isaías capítulo 6:3) Santo, santo, santo es el SEÑOR Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.
La santidad de Dios es un estado de perfección por encima de todas sus criaturas. Es la Voluntad de Dios que todos seamos santos puesto que es el Santo. Cristo es el hombre perfecto, el modelo de las almas que debemos seguir para entrar en la santidad. (Apocalipsis capítulo 21:27) El Cielo está lleno de Santidad y nada que no sea santo puede entrar en el. Dios nos invita al cielo a través de nuestro crecimiento en la virtud y la purificación en la Sangre de Jesús el cordero sacrificado por nuestra salvación.
La Justicia de Dios (Salmo 9:8) Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. es justa y terrible, pues sus decretos son perfectos y sin ninguna contradicción.
Todo lo que viene de Dios es justo y bueno, por eso la Justicia se enfrenta a la maldad y favorece el bien, se respalda por el Poder Divino para premiar y castigar según su complacencia.
Dios nos llama a ser justos como Él es Justo, nos llama a salir de la oscuridad para entrar en su luz, a salir del pecado para entrar en la Gracia y a salir del polvo de la tierra para entrar en la Gloria Eterna del Espíritu.
La Verdad de Dios (Juan 14:6) Yo soy el camino, la verdad y la vida.
La Verdad de Dios está expresada en Jesús con su testimonio del Padre y con su promesa de la Vida Eterna. La verdad es pura y santa, nos hace ver nuestra mediocridad y nos llama a perfeccionarnos venciendo nuestro orgullo. La humilde verdad de la vida espiritual es un desafío para el hombre terrenal. Pues Dios nos ve tal como somos, en cambio nosotros nos justificamos y muchas veces pecamos contra la verdad. La verdad es la opinión que Dios tiene de nosotros y no nuestra propia opinión.
La integridad (Proverbios 10:9) Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto.
La integridad es el sello de todo lo divino, pues Dios ha creado todo con intenciones santas, con perfecciones más allá de nuestro reconocimiento y con beneficios para todas sus criaturas sin importar que correspondencia reciba. Dios nos llama a que pongamos toda nuestra confianza en Él, pues su amor es íntegro y digno de nuestra fe. Dios quiere que la integridad sea la marca de las obras del hombre, por eso nos llama a conocerle, amarle y servirle como prueba de que aceptamos su integridad.