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La depresión es un estado mental y físico que revela que algo no está bien. Se refleja en la incapacidad de coordinar ideas, realizar tareas normales, dormir bien, disfrutar de la vida, mantener la casa limpia, tener autoestima y vestirse adecuadamente, se nota cuando la persona se enoja por algo o llora muy fácilmente o pierde el control, también se revela en esos hábitos alimenticios desorganizados, en estar cansado todo el tiempo y finalmente en total abandono emocional y físico. La depresión afecta a personas de todas las edades, incluso niños. Muchas personas deprimidas terminaron suicidándose como la única salida, y esta es la peor consecuencia de la depresión.
Si bien la depresión puede tratarse con tratamientos psicológicos o médicos, puede no brindar una sanación total a la persona involucrada, ya que las cicatrices se han producido más allá del campo físico y mental. Un buen auto-tratamiento personal es comenzar a volver a la vida, comenzar a hacer pequeñas cosas con amor, participar en la vida de los demás, combatir la ansiedad ocupándose, volver a creer en uno mismo, hacer ejercicio físico, etc.
"Tu eres lo que tu crees que eres", tu decreto permanece. Si crees que no eres nada, entonces así es. Si crees en ti mismo y te sientes positivo y feliz con la vida, entonces así será.
Si has perdido todo esto, entonces Dios definitivamente tiene la respuesta. Cuando todas las relaciones fallan; las relaciones con la familia e incluso la relación con uno mismo, todavía hay alguien que nos ama con todos nuestros defectos y está dispuesto a abrazarnos y sanarnos: Dios.
Dios es siempre un padre comprensivo que puede ayudarnos cuando todo falla, Él nos creó para ser felices, no para ser víctimas de la ansiedad y la desesperación. Pero tenemos la obligación moral y santa de aceptar que Él es Dios y que nosotros somos sus hijos; de lo contrario, nos daremos cuenta de que cuanto más lejos estemos de Él, más miserables y deprimidas serán nuestras vidas.
Para regresar a Dios y amarlo, debemos perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, debemos pedirle a Dios que nos perdone, debemos aceptar y guardar sus mandamientos, debemos enmendar nuestras vidas y entonces la recompensa será una relación íntima santa que nos llenará de gozo, eliminando todo el dolor, los miedos y las ansiedades.
El Señor dice:
Mat 11:28-30
28 "Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. 29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera."
Php 4:6-7
6 No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
 Querido hijo mío, ahora que has venido a mí, déjame secar tus lágrimas, déjame abrazarte con mi amor sanador, déjame quitar las astillas de tu corazón.
Yo he escuchado tu llanto, Yo sufro cuando tu sufres. No puedo hacer nada cuando estás lejos de mí. Pero ahora que has venido a mis brazos, encontrarás la medicina para tu depresión, Yo te restauraré y te llenaré de risa, refrescaré tu mente y te haré pensar claramente, Yo seré tu padre porque tu me aceptas y vienes a mi. No te decepcionaré, así que confía en mí por completo sin ninguna duda. Nadie se preocupa por ti como yo, eres muy precioso para mí, descansa en la fuente de mi amor.
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