Padre Pío
Vi una Iglesia grande, llena de luz. En el altar vi al Padre Pío levitando a unos 20 centímetros de la mesa del altar.
Sus manos estaban extendidas hacia afuera, sus pies estaban descalzos, colgando. Él me estaba mirando.
Esta visión vino como una confirmación de mi reciente devoción a la Eucaristía; desde hace más de dos semanas, desde antes de navidad intento ir a misa diariamente por lo menos tres veces al día.
Después en otra visión vi al Padre Pío subiendo por la pared, su cuerpo estaba horizontal desafiando la fuerza de gravedad y caminaba hacia el techo.