Jesus
nuestro Amor Eucarístico
Oraciones
ante el Santísimo Sacramento
(Meditación sobre el Ave
María)
PREPARACION
Oh Virgen Santa, estoy a punto de recibir a Tu
Jesús. Quisiera que mi corazón fuera como el Tuyo cuando te convertiste en la Madre del
Salvador a la hora de la Anunciación del Angel.
DIOS TE SALVE MARIA
Yo Te saludo, Buena Madre. Permíteme que me una a
Tí para adorar a Jesús. Préstame Tus afectos, Tus sentimientos. Más aún, yo te pido,
de hecho, que Lo adores Tú por mí. ¡Yo te saludo, Oh verdadero Cuerpo de Jesús, nacido
de la Virgen María! Yo creo en Tí y a Tí adoro.
LLENA ERES DE GRACIA
Tú, María, fuiste digna de recibir al Dios
Más-Santo, puesto que Tú fuiste llena de gracia desde el primer momento de Tu vida. Mas
yo soy pobre y pecador. Mis modos malvados me hacen indigno de ir a Comunión. Oh Madre
Mía, cubreme con Tus méritos y guíame a Jesús.
EL SEÑOR ES CONTIGO
El Señor es contigo, Oh Santísima Virgen. Por Tu
ardiente anhelo, Tú lo trajiste desde el Cielo a Tu corazón. Introduce igualmente en mi
corazón un deseo ardiente y un hambre insaciable por Jesús, de manera que yo pueda en
verdad decir: "Ven, Oh Jesús Mío, Te deseo con el corazón de María. Tu Madre y la
mía."
BENDITA TU ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES
Bendita eres María, porque nunca has sentido el
remordimiento que viene al cometer pecado; pues Tu estás libre de toda clase de pecado e
imperfección. Mas yo sé que he pecado, y no estoy seguro de que siento suficiente dolor.
Házme comprender la maldad de mis pecados y la bondad de Dios a quien he ofendido. Lloro
por mis pecados. Preséntame pues penitente a Tu Jesús.
Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE
¡Ah, buena Madre! ¡Qué gran regalo nos has dado
al darnos a Jesús, Nuestro Salvador! Y he aquí, El desea venir a mí para hacerme un
hijo especialmente amado de Su Corazón. Voy con confianza a recibirlo, y a decirle:
"Jesús mío, me abandono totalmente en Tí. Ven y dame fuerza para servirte
fielmente, y la esperanza de gozarte por siempre con Tu Madre en el Cielo."
JESUS
Concédeme, Oh Madre, que yo
experimente esos sentimientos que Tú experimentaste cuando viviste en compañía de
Jesús, cuando Le llamabas por Su nombre. Ahora yo estoy a punto de recibirle. Permite que
yo pueda decirle: "Ven, Oh Jesús Mío. En mí encontraras la misma bienvenida que
tuviste de Tu Madre en la Tierra. Espero que mediante Su intercesión, Tu me darás la
bienvenida en el Cielo."
SANTA MARIA, MADRE DE DIOS
¡Oh Madre mía, qué feliz me siento de estar
unido con Mi Jesús! ¿Pero cómo es que merezco que Mi Señor venga a mí? Oh María, Tú
que eres Santa e Inmaculada, ofrécele dignas gracias por mí.
Oh, Tú Quien, desde el principio, percibiste los latidos del corazón de Este Jesús a
Quien ahora recibo dentro de mí; Tu que Lo amaste más que todos los Santos juntos, y que
viviste unicamente para El cuando estuviste en la tierra, concede que yo pueda ahora
compartir tus sentimientos y Tu amor.
Y Tú, Oh Jesús, acepta el amor de Tu Madre como si fuera el mío, y no me niegues una
mirada tierna mientras que yo tambíen te digo con todo mi corazón: "Yo Te
amo".
RUEGA POR NOSOTROS PECADORES
Ruega por mí, Oh María. En este momento, une Tus
oraciones a las mías. Y ahora que Jesús ha entrado a mi corazón, listo para concederme
todas las gracias, deseo pedirle sobre todo que nunca me separe de El por el pecado. Y
Tú, Oh María, guárdame del mal y sé mi refugio en la tentación.
AHORA
Por ahora, y desde ahora, Madre amante, yo ruego
por todas las gracias que son ventajosas para mi alma. Obtén para mí este favor: que yo
sea revestido con las virtudes de la bondad y la mansedumbre, y que mi vida sea de una
pureza sin mancha.
Y A LA HORA DE NUESTRA MUERTE
De ahora en adelante, mi oracíon es Oh Jesús, que
yo pueda recibirte dignamente a la hora de mi muerte y que mi muerte sea santa. La acepto
cuando y como me la mandes. Le doy la bienvenida en unión con Tu sacrificio consumado en
la Cruz. La acepto a fin de someterme a Tu Divina Voluntad, para gloria de Dios, para mi
salvación y por la salvación de las almas.
Oh Virgen Dolorosa, asísteme como asististe a Jesús en Su última Agonía.
"AMEN"
"Así sea" Oh, Jesús, aquí
en la palabra que deseo repetir a cada instante, tanto en mi juventud como por toda mi
vida. Que se haga Tú Voluntad siempre. Y todo lo que Tú proveas es lo mejor para mí, y
de ahora en adelante, yo la acepto y Te doy gracias. Amén.
VISITA AL SANTISIMO SACRAMENTO
Señor Mío Jesucristo, Quien por el amor que
tienes por los hombres, permaneces en este Sacramento día y noche, lleno de compasión y
amor, esperando, llamando y recibiendo a todos los que vienen a visitarte: Yo creo que
estás presente en este Sacramento del Altar; Te adoro desde el abismo de mi nada, y Te
doy gracias por todos los dones que me has dado, particularmente por haberte dado a mí en
este Sacramento, por haberme dado a Tu Santísima Madre María, como mi Abogada, y por
haberme llamado a visitarte en esta Iglesia.
Doy reverencia hoy a Tu Amantísimo Corazón, y por estos tres própositos: Primero, en
acción de gracias por este Gran Don; Segundo, para hacer reparación por todos los
ultrajes que has recibido en este Sacramento de todos Tus enemigos; Tercero, es mi
intención por esta visita el adorarte en todos los lugares de la tierra en donde estás
presente en este Sacramento, y en los que se Te rinde menor honor y estás más
abandonado.
Jesús Mío, Te amo con todo mi corazón. Me arrepiento de haber disgustado a Tu Infinita
Bondad en el pasado. Tengo resuelto con la ayuda de Tu gracia nunca más ofenderte en el
futuro; y por el presente y aunque soy un pobre pecador, me consagro a Tí totalmente.
Renuncio y rindo a Tí toda mi voluntad, mis afectos y mis deseos y todo lo que me
pertenece. De ahora en adelante haz conmigo lo que mejor Te plazca, y también con todas
mis pertenencias. Deseo y únicamente Te pido Tu Santo Amor, perserverancia final y el
perfecto cumplimiento de Tu Voluntad.
Te recomiendo las almas del Purgatorio, especialmente aquéllas más devotas al Santísimo
Sacramento y a la Santísima Virgen María. También Te recomiendo a los pobres pecadores.
Oh amado Salvador Mío, uno todos mis afectos con los afectos de Tu amantísimo Corazón,
y así unido, los ofrezco a Tu Padre Eterno, y Le ruego en Tu Nombre, que por Tu amor los
acepte y los tome en cuenta. Amén.
COMUNION ESPIRITUAL
Jesús Mío, creo que Tú estás Real y
Verdaderamente Presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte dentro de mi alma. Mas ya que no lo puedo hacer en este momento
Sacramentalmente, ven por lo menos espiritualmente a mi corazón. (Hágase una breve pausa
durante la cual nos podamos unir con Jesús). Y como si ya Te hubiese recibido, yo me
abrazo y me uno completamente a Tí. Ah, Señor, no permitas que jamás me separe de Tí.
Amén.
VISITA A LA SANTISIMA VIRGEN MARIA
Oh Santísima e Inmaculada Virgen y Madre Mía, a
Tí que erés la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza, el
Refugio de los pecadores, yo que soy el más miserable de todos los pecadores recurro a
Tí en este día. Te venero, Oh Gran Reina, y te estoy agradecido por todas las mercedes
que me has conferido hasta ahora, especialmente por librarme del infierno que tantas veces
he merecido. Te amo, Oh Señora amabilísima, y por el amor que Te tengo prometo servirte
siempre y hacer todo lo que pueda para lograr que otros Te amen. En Tí pongo todas mis
esperanzas; a Tu cuidado confío mi salvacíon. Acéptame como tu siervo y abrígame bajo
Tú manto, Oh Madre de Misericordia. Y puesto que Tu eres tan poderosa con Dios, líbrame
de todas las tentaciones, y obten para mí la fortaleza para triunfar sobre ellas hasta el
día de mi muerte.
De Tí suplico un amor perfecto por Jesucristo. De Tí espero obtener una buena muerte. Oh
María, Madre mía, por el amor que le tienes a Dios, Te ruego me ayudes siempre, y
especialmente en el último momento de mi vida. No me abandones, te ruego, hasta que me
veas a salvo en el Cielo, bendiciéndote y contando Tus mercedes por toda la eternidad.
Amén.
San Alfonso Liguori.
SUPLEMENTO
La antigua Anzanum, la ciudad de los Frentaneses,
ha contenido por más de doce siglos el primer y más grande Milagro Eucarístico de la
Iglesia Católica. Este hecho maravilloso tuvo lugar en el siglo octavo D de C en la
pequeña Iglesia de San Legontian, como una respuesta divina a un monje Basiliano que
dudaba acerca de la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía.
Durante la Santa Misa, después de la doble Consagración, la Hostia se transformó en
Carne viviente, y el vino, en Sangre viva, la cual se coaguló en cinco glóbulos de
tamaño y forma diferentes e irregulares.
La Hostia-carne que aún hoy se puede observar muy distintamente, tiene las mismas
dimensiones de la Hostia grande que se usa ahora en la Iglesia Latina; es de color cafe
claro, y aparece rosada cuando se ilumina por detrás. La Sangre está coagulada y tiene
un color a tierra parecido al amarillo ocre. Desde 1713, la Carne ha sido reservada en un
Ostensorio plateado artísticamente, embosado delicadamente por un artista de la escuela
Napolitana.
La Sangre está contenida en una copa muy antigua y rica, hecha de Cristal de roca.
Los Frailes Conventuales Menores han sido los guardianes del Santuario desde 1252, por un
decreto que fué el deseo del Obispo Landulf de Chieti; ese decreto fué confirmado por
una Bula Pontificia de fecha abril 20, 1252.
La Iglesia estuvo a cargo de los monjes Basilianos hasta 1176; de 1176 hasta 1252, los
Benedictinos estuvieron a cargo de la Iglesia.
En 1258, los Franciscanos construyeron la Iglesia presente. En 1700 se cambió su estilo
arquitectónico, de romano-gotico, a barroco.
El "Milagro" se reservó al principio en una Capilla situada al lado del altar
principal.
Luego, desde 1636, se reservó en un altar lateral de la nave que aún contiene el antiguo
cofre de hierro y la inscripción conmemorativa.
En 1902, se transfirió al monumental altar de marmol presente, el cual fué construído
por la gente de Lanciano.
Varias investigaciones eclesiásticas ("Reconocimientos"), han sido llevados a
cabo desde 1574.
En 1970 se desarrolló una investigación científica por el ilustre científico, prof.
Odoardo Linoli, Eminente Profesor de Anatomía e Historiología Patológica, y de Química
y Microscopiología Clínica. Fué asistido por el Prof. Rugero Bertelli de la Universidad
de Viena.
Los analisis fueron conducidos con precisión científica absoluta e indisputable, y
fueron documentados con una serie de fotografías microscópicas, las que se ofrecieron
como material del dominio público por el estimado Prof. Linoli, en una conferencia que se
llevó a cabo en Marzo 4, 1971, en la Iglesia del Milagro.
Esos análizis sostienen las conclusiones siguientes:
-La Carne es carne real. La Sangre, es sangre real.
-La Carne consiste de tejido muscular del corazón (myocardium).
-La Carne y la Sangre pertenecen a la especie humana.
-La Carne y la Sangre tienen el mismo tipo (AB).
-En la Sangre fueron encontradas proteínas en la misma proporción normal (en
porcentaje) que se encuentran en la composición "sero-proteic" de la sangre
fresca normal.
-También se encontró en la Sangre estos minerales: cloros, fósforo, magnesio,
potasio, sodio y calcio.
-La preservación de la Carne y la Sangre, las cuales se dejaron en su estado natural
por doce siglos, (es decir sin ningún preservativo químico), y expuestos a la acción de
los agentes atmosféricos y biológicos, representa un fenómeno extraordinario.
En conclusión, se puede decir que la Ciencia, al ser llamada para atestiguar, ha dado un
verídico y cabal testimonio referente a la autenticidad del Milagro Eucarístico de
Lanciano.
Imprimatur: Leopoldo Teofili
Arzobispo de Lanciano.
Para mayor información, libros, pampletos, transparencias, tarjetas postales,
recuerdos del Santuario, favor de escribir a:
SANTUARIO DEL MIRACOLO EUCARISTICO.
Frati Minori Conventuali, 66034 LANCIANO (Ch) Italia.
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