El Trabajo de Dios

Mujer, he ahí a tu hijo, y a Juan, he ahí a tu madre.  Tesoro de Oraciones  

Mujer, he ahí a tu hijo, y a Juan, he ahí a tu madre.

Mujer, he ahí a tu hijo, y a Juan, he ahí a tu madre.

Autor: José de Jesús y María


Tercera palabra de Jesús en la cruz
Mujer, he ahí a tu hijo. Y a Juan y a todos: he ahí a tu madre.
Señor Jesús, estás sufriendo tanto, tu eres el Hombre de dolores, (Isaías 53: 3) Tu eres un buen padre que siente tanto dolor de dejar solos a sus hijos en el mundo, no quieres dejarnos huérfanos. Tú eres el Nuevo Adán (1 Corintios 15:45), el que da vida en el espíritu, aquel cuya Preciosa Sangre nutrirá las almas de todos los hijos de Dios, nacidos del espíritu después de tu muerte. Nos has dado todo lo que es posible obtener de ti, y sin embargo, tu no quieres dejarnos huérfanos, entonces miras a tu madre con ternura y estableces la nueva creación en el espíritu, le dices: "Mujer, he ahí a tu hijo". Tú eres la mujer de la que se habla en Génesis, la que aplasta la cabeza de la serpiente, la Nueva Eva, la madre de todos los hijos de Dios, seres espirituales engendrados en el altar de la cruz a través de mi sufrimiento y el tuyo. Y luego miras a toda la humanidad en la persona de Juan, no necesitas muchas palabras, entonces terminas tu creación de amor y le dices: "He ahí a tu madre"

Yo quiero que todos ustedes entiendan que la primera creación falló debido al pecado, sin embargo, en el plan de Dios, todo se ha tenido en cuenta: así los padres de la nueva creación del amor, vienen como la respuesta de Dios al pecado. Yo soy el nuevo Adán, el Padre de toda la humanidad redimida; Abarqué toda la raza humana en mi cuerpo, alma y espíritu. Siendo Dios y hombre, nada es imposible para mí, por lo tanto, Yo sufrí el castigo del pecado a cambio de la nueva vida en el espíritu para mis hijos. El pecado trajo la muerte al mundo, Yo soy la Gracia, y Yo le traigo vida al mundo a través de esa gracia. Cuando digo "Mujer, he ahí a tu hijo", Yo estoy diciendo, querida madre, te estoy haciendo la Nueva Eva, la madre de todos mis hijos, la primera creación descendió de la carne, pero esta nueva creación desciende de tu Inmaculado Corazón, y lleva mi santidad y la tuya. Yo te doy toda la humanidad, mira a tus hijos, querida madre, y cuídalos.

Además, Yo debo decirles a todos ustedes que encuentran esto difícil de aceptar, les recuerdo, que Yo recibí mi Sagrada Humanidad de la carne y sangre de mi madre. Como el Hijo unigénito del Padre, mi Divinidad se unió a mi humanidad y a la humanidad de mi madre en lo que se llama la unión hipostática, esto fue hecho por su consentimiento y por el poder del Espíritu Santo, y así me Yo me volví verdadero Dios y verdadero hombre. Teniendo esto en mente, le dije a mi madre: "Mujer, he ahí a tu hijo" y te digo a ti ahora: "he aquí a tu madre".

Querido hijo, (o hija), conságrate al Corazón Inmaculado de mi madre, la Santísima Virgen María, de esa manera Yo puedo decirle a ella: "Mujer, he ahí a tu hijo (hija)", y luego puedo decirte, hijo o hija, he aquí a tu madre. Sé consolación para ella en sus penas, haz por ella aquello que me gustaría hacer Yo mismo, ámala con el amor que Yo le amo, ámala como a tu Madre Celestial, que tiene gran autoridad en el Cielo y que siempre obtiene favores para ti a través de su poderosa intercesión.

El amor que tú le das a mi madre me glorifica, nunca quita mi gloria, por el contrario, te da la gracia de tener una poderosa abogada ante mi Justicia y me complace, porque tú aceptas a mi madre como a tu madre. Oh, mi querida madre; ayuda, asiste y mira a tus hijos. Y a todos ustedes les digo, mis queridos hijos, he aquí a su madre.

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Mujer, he ahí a tu hijo, y a Juan, he ahí a tu madre.

Apostolado del Trabajo de Dios - tdo©#97

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