Lágrimas de
María
La Santísima Virgen María es la persona más sensitiva de todos los
seres humanos. Ella experimentó el dolor y derramo muchas lágrimas
implorando a Dios por la venida del Salvador al mundo, aún desde su
concepción en la mente de Dios en la eternidad, antes de su
nacimiento.
Ver esta revelación de La Santísima Virgen María a la Sierva de Dios
Luisa Picarreta en el
Reino de la
Divina Voluntad, Día 8 de 31 meditaciones para el mes de
Mayo.
("Majestad Altísima, estoy aquí entre vuestros brazos, disponed
de Mí lo que queráis; Yo sacrificaré hasta mi vida, y si tuviera
tantas vidas por cuantas criaturas existen, las pondría a
disposición de ellas y
Divina Voluntad vuestra, con tal de traerlas a todas salvadas a
vuestros brazos Paternos".
Y sin saber aún que habría de ser la Madre del Verbo Divino, sentía
en Mí una doble maternidad: Maternidad hacia Dios para defender sus
justos derechos y maternidad hacia las criaturas para ponerlas a
salvo. Me sentía Madre de todos. El Querer Divino que reinaba en Mí
y que no sabe hacer obras aisladas, ponía en Mí a Dios y a todas
criaturas de todos los siglos; en mi materno Corazón sentía a mi
Dios ofendido que quería recibir satisfacción, y sentía a las
criaturas bajo el imperio de la Justicia Divina.
¡Oh, cuántas lágrimas derramé!
Quería hacer descender mis lágrimas en cada corazón para hacerles
sentir a todos mi maternidad toda de amor.
Lloré por ti y por todos,
hija mía, por eso escúchame, ten
piedad de mi llanto,
toma mis lágrimas para apagar tus pasiones
y hacer que tu voluntad pierda su vida. Ah, acepta mi mandato, es
decir, que tú hagas siempre la Voluntad de tu Creador.)
Siendo pura e inmaculada, sus lágrimas suavizaron el corazón de Dios y el momento arrivó para la Encarnación de la Palabra de Dios. La palabra de Dios se hizo hombre al tomar la sangre y sustancia de la carne virginal de María. Como respuesta a la Anunciación del Ángel, ella pronunció su FIAT. "Hágase en mi según Su Palabra."
Como Madre de Dios, unida a la Divina Voluntad, la Santísima Virgen María compartió los gozos de dios, pero también sus dolores y lágrimas. Desde el momento de la Encarnación, nuestro Señor aún en el vientre de Nuestra Señora estaba sufriendo por toda la humanidad, engendrándonos con dolor y trabajo en su corazón. Nuestra Señora participó de todas las penas de Nuestro Señor por una gracia especial.
Su corazón y su alma estaban
unidas al corazón y el alma de Jesús Nuestro Salvador, así que no había
sufrimiento de Jesús que no fuera replicado en su corazón y en su alma,
acompañado por sus santas lágrimas.
También debemos de honrar la Virgen María en sus lágrimas de Gozo, por haber
probado el Cielo aquí en la tierra al estar tan cerca de Jesús. Ella comenzó a
derramar lágrimas de dolor en la profecía de Simeón, y una espada de dolor le
traspasó su alma.
Ella y San José fueron forzados a salir en vuelo para Egipto, y entró en exilio
derramando muchas lágrimas al ver como tantos de sus hijos inocentes eran
amenazados, luego derramó muchas lágrimas de dolor con la matanza de tantos
niños inocentes con la persecución de Herodes.
Jesús tenía doce años cuando se perdió en Jerusalén, Ella le encontró tres días
después en el templo, siendo esta la causa de muchas lágrimas maternales por
aquél que Ella amaba tiernamente.
Ella derramó muchas lágrimas al ver a Jesús, Dios y hombre rechazado por los
Judíos.
Ella vivió toda la pasión, agonía y muerte de Nuestro Señor en su corazón y su
alma, Ella supo de todos sus insultos, golpes, bofetadas, patadas, jalones de su
cabello y barba, las escupas sobre su rostro, la forma como lo amarraron, lo
flagelaron, lo coronaron de espinas, se burlaron de Él, le hicieron cargar esa
pesada cruz, lo empujaron, y luego lo desnudaron de sus vestiduras con tal
crueldad, y después le crucificaron y lo dejaron a la muerte en la cruz. Ella
estuvo allí sufriendo el dolor y la agonía de Nuestro Señor y de Ella. Después
de que el Señor murió, Ella sintió en su corazón maternal cuando esa lanza
traspasó en corazón de Jesús, Ella sufrió cuando recibió su cuerpo sin vida en
sus brazos, y después ella siguió en agonía todo el tiempo, desde que Jesús fue
llevado a la tumba hasta el momento de su Resurrección. Sus sufrimientos fueron
continuos hasta el gozo de la Resurrección de Jesús.
la vida y muerte de Jesús fue un mar de lágrimas para la Santísima
Virgen María, Ella sufrió como la Reina de los Mártires. Así que podemos decir
que después de la Preciosa Sangre de Cristo, sus lágrimas tienen gran valor ante
Dios. Recordemos que Nuestra Señora, dándole vida a su Hijo por el poder del
Espíritu Santo, suplió a Jesús con su Preciosa Sangre, la Sangre que nos salva.
siendo Hijos de Dios y también hijos de María, engendrados al pie de la cruz en
el punto supremo del dolor de Nuestra Santísima Madre, Ella es muy sensitiva con
respecto a nuestras vidas también. Ella derrama lágrimas cuando nosotros
ofendemos a Dios. Ella sufre constantemente y llora por todos los bebes que son
abortados diariamente en el mundo de hoy. También sufre con lágrimas por nuestra
indiferencia ante Dios y por ser tan desagradecidos.
Al honrar las santas lágrimas de Nuestra Santísima Madre la Virgen María,
honramos grandemente a Dios.
Devoción a las Santas
Lágrimas de María -
Chapleta - Coronilla - Rosario
El 8 de Marzo de 1930, la Hermana Amalia Aguirre, monja de Brasil del Instituto
de Jesús Crucificado en la Diócesis de Campiñas, tuvo una Aparición de Nuestra
Señora la Santísima Virgen María, que se presentó con una túnica violeta, un
manto azul y un velo blanco que cubría Su pecho y hombros. Se aproximó a la
Hermana, sosteniendo en Sus Manos un Rosario blanco brillante, que le entregó
diciendo:
"Este es el Rosario de Mis Lágrimas, que fue prometido por Mi Hijo a nuestro
querido Instituto como parte de su legado. Él también ya le dio las Oraciones.
Mi Hijo Me quiere honrar especialmente con esas invocaciones, más allá de eso,
Él concederá todos los favores que fuesen pedidos por los merecimientos de Mis
Lágrimas.
Este Rosario alcanzará la Conversión de muchos pecadores, especialmente de los
poseídos por el demonio. Una Gracia Especial está reservada para el Instituto de
Jesús Crucificado, principalmente la Conversión de varios miembros de una parte
distante de la Iglesia.
Por medio de este Rosario el demonio será derrotado y el poder del infierno
destruido. Ármense para la Gran Batalla."