Jesús:
Yo siempre vengo a aquellos que confiesan su culpa y aparecen sin mancha ante mí (1), a aquellos que se hacen pequeños y disminuyen para que Yo pueda aumentar (2).
Yo lavo sus iniquidades, les limpio de su pecado y les purifico con el fuego de mi Espíritu Santo (3).
Yo los sostengo como algo precioso en mi mano (4). Ellos son los que escuchan mi palabra y la ponen en práctica (5); porque la verdadera sabiduría es obedecer mi palabra (6).