Jesús:
Hijo mío, Yo quiero revelarte el gran poder de la oración. Cuando tu rezas tu atraes mi atención, abres el corazón a Dios; me muestras tu sinceridad, tu humildad y tu confianza en mi.
La oración es la gran llave que abre mi puerta, porque rezar es estar interesado en mí, reconocerme y parar tu indiferencia.
Tú puedes hacer de tu vida una continua oración si aprendes a vivir en mi presencia y a hacer toda cosa para mí. Tú puedes decir tus oraciones normales, pero también deberías de hablarme como un niño a su madre, ofreciéndome de esta manera confianza completa.
Nadie tiene excusa para no rezar, porque la oración es una manera simple de comunicación con su creador, y es el camino para unirse conmigo.
Tú haz sido creado par estar unido a mi amor, así que reza y acércate. Enséñale a los demás a rezar y a vivir para mí. Yo te amo.
Mensajes de Jesús, María
y Dios el Padre.
El poder de la oración
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