Jesús:
Hijo mío, Yo estoy contigo aunque tu no me puedas ver. Yo soy espíritu, Yo soy invisible y por supuesto tú eres ciego para ver el espíritu. Sin embargo Yo me volví hombre para darte sabiduría y salvación, continúo mostrándome a ti en la humilde hostia de la Sagrada Eucaristía.
No seas engañado hijo mío como muchos que no creen en mi presencia, muchos de ellos aun ignoraron que Dios les estaba visitando personalmente hace dos mil años, y me condenaron a la muerte. Yo también vengo a ti ahora en esta apariencia humilde del pan y el vino para fortalecer tu fe y para purificarte para la vida eterna. Yo soy amor, y también soy hallado en cada expresión de amor, en cada momento de confianza en tu Señor, en cada bondad que tú puedas pensar.
Para tener una completa experiencia de mi Espíritu Santo, tienes que volverte impersonal, y tienes que someterte a la acción de mi presencia.
Mi Espíritu Santo es el espíritu que creó el mundo y sostiene la vida, es el mismo espíritu que actuó a través de los profetas, el que abrió el mar rojo, el que causó fuego descender de los cielos, el que causó lluvias venidas del cielo en los tiempos de sequía, el que causó todos mis milagros, y que continúa causando milagros supernaturales, los cuales son pequeñas demostraciones del poder de Dios.
Mi Espíritu Santo desciende con poder cuando el alma se entrega a Dios, cuando se vuelve tan impersonal que Dios verdaderamente vive en su templo; entonces Yo puedo ser visto en mi gloria, entonces Yo me vuelvo visible en mis obras.
Tú también me puedes encontrar en mi palabra, la cual te habla con autoridad y convicción porque Yo soy la verdad. Aquellos que conocen la verdad son liberados de la ignorancia y la maldad.
Mensajes de Jesús, María
y Dios el Padre.
Yo soy invisible
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